En Luminum (2022) lo extraterrestre está dentro y fuera del plano. Para el realizador argentino Maximiliano Schonfeld el misterio cosmológico consiste en cómo la imagen audiovisual muestra gracia, seriedad y compromiso de madre e hija quienes llevan el Museo Ovni en Entre Ríos.
Entendamos cosmología a partir del filósofo y matemático Alfred North Whitehead en su obra Process and Reality (1929): devenir del ser, su relación con las entidades vivas y cómo estas se expresan en sus opuestos.
La oposición en este documental se manifiesta entonces con la cámara y la mirada del otro. El devenir está conformado por Schonfeld, sus protagonistas y su entorno. Mientras, el misterio inicial está acentuado con ironía e ingenuidad a través de los vestuarios de Andrea y Silvia.
Maximiliano se las arregla para detallar la gracia también de otras maneras. Investiga matices en estos vínculos antes de parodiarlos. Incluye además la historia reciente del museo con material de archivo de los noventa. Tales entrevistas de televisión y grabaciones de videos caseros dan cuenta de que estas investigaciones tienen larga data.
Otros elementos del diseño de producción remarcan la certeza de que el misterio se encuentra, finalmente, en la humanidad. El auto de este par de investigadoras, que abre y cierra la obra con su parecido a una nave espacial, ejemplifica con discreción que los viajes interestelares también ocurren en tierras latinoamericanas.
En esta aparente banalidad Schonfeld fortalece las creencias y la cercanía de Andrea y Silvia. A la vez nos advierte que el misterio consiste en explorar el entorno con herramientas y paciencia adecuadas. Esto lo afianza por contraste cuando deforma las voces de conversaciones cotidianas mientras vemos grabaciones satelitales. Se ve lo que ocurre a años luz y se escucha lo que ocurre en una casa vecina. En aquel abismo lo audiovisual se convierte en comunión.
La multiplicidad de texturas en planos y banda sonora recuerdan que este es, antes que nada, un homenaje a la naturaleza sensorial de los vínculos y del cine. Lo demás poco importa.
En este sentido es probable que no haya hecho falta el astronauta en el tramo final. Desde el inicio supimos que el otro siempre engloba la paradoja del extraño y el semejante como lo hacen los roles de madre e hija.
