Cuarta película de Ashgar Farhadi en Cannes, de vuelta ya a Irán, con la clara intención de ir a por la Palma de Oro. No, esto no es algo que se de por supuesto en todas las películas que están en Cannes en Competencia. Hay películas que parecen diseñadas con ese objetivo; y lo peor, que los jurados suelen picar. Puede suceder con Ghahreman (A Hero), la historia de un hombre, Rahim (Amir Jadidi), que sale de prisión con la condicional y con ánimo de resarcir la deuda que lo llevó a la cárcel. Su tabla de salvación puede ser un bolso con monedas de oro que su novia encontró en la calle. Pero Rahim opta finalmente por devolver el bolso, convirtiéndose en una celebridad, un héroe. Las cosas no son tan fáciles como parecen: hay demasiadas dudas sobre esa devolución y las verdaderas intenciones de Rahim. Farhadi convierte cada paso en un dilema moral que condiciona a todos y cada uno de los personajes. A Hero es un cine de guion en el que todo está calculado hasta el exceso, explicativo y discursivo. Es difícil ponerse del lado de Rahim. La ambigüedad con la que lo retrata Farhadi lo convierte en un sospechoso, alguien en quien no se puede confiar; la verdadera víctima es la persona que le avaló un préstamo y que perdió el dinero, pero Farhadi muestra poca conmiseración con él. La última baza de Rahim para no regresar a prisión es grabarle un mensaje a su hijo, buscando la compasión que podría despertar su tartamudez. Rahim se niega, pero Farhadi lo ha mostrado así a lo largo de toda la película. Tan preocupado por los problemas morales de sus personajes, no ha atendido a los que debe tener presente todo cineasta.
Farhadi dio el salto a la Competencia Oficial de Cannes después de ganar en Berlín. Es el caso de otro cineasta de la Competencia de este año: Nadav Lapid. Por su lado, la húngara Ildikó Enyedi se había dado a conocer con una gran película de found footage, My 20th Century, que en 1989 se alzó con la Cámara de Oro en Cannes. Sin embargo, Cannes se olvidó de ella hasta que en 2017 ganó Berlín con On Body and Soul. Su nueva película, The Story of My Wife, no guarda ninguna relación con el Oso de Oro de Berlín, una producción bastante modesta en sus formas. Al contrario, esta es una gran coproducción europea, muy a la vieja usanza, y que se diría concebida a la medida de la Palma de Oro o, al menos, de un gran premio en Cannes. Película de época (años veinte-treinta del siglo pasado), protagonizada por un conradiano marino, Jacob Störr (Gijs Naber), que, casi por recomendación médica, decide casarse y lo hace también casi por azar con una dama de la alta sociedad parisina, Lizzy (la omnipresente Lea Seydoux). La pareja no acaba de congeniar, en parte por los celos del marino, que da por supuesta como una maldición inevitable la infidelidad de su mujer. Ambientada entre París y Hamburgo, el material de The Story of My Wife no carece de interés, pero hacía mucho tiempo que no se veía en la Competición de Cannes una película de estas características, tan acartonada, tan televisiva, tan conservadora en sus formas… como si Enyedi hubiese querido jugar sobre seguro, pensando que lo que gusta en Cannes es este tipo de producciones características de los ochenta.
Otras dos películas de la Competencia, presentadas el mismo día que la de Enyedi, no se puede decir que estén cortadas por ese patrón cannoise, ni Red Rocket de Sean Baker, ni Les Olympiades, de Jacques Audiard. Baker es la primera vez que compite en Cannes, después de que sus películas pasasen por Locarno, Sundance o la Quincena de los Realizadores en 2017 con The Florida Project, una película que nadie se explica cómo no fue seleccionada para la Competencia. Red Rocket es la forma de saldar aquella deuda y, como ocurría con la película finlandesa de Kuosmanen, esta parece una apuesta a largo plazo. El éxito de The Florida Project no ha cegado a Baker, que propone una producción tan modesta como aquella, menos crowd-pleaser (no hay niños), pero claramente inclinada a la comedia. Mickey Saber (Simon Rex) regresa a su ciudad natal, Texas City, en la costa del Golfo, después de 17 años trabajando en la industria del porno en Los Angeles. Vuelve sin nada, buscando refugio en casa de su mujer, de la que lleva separado unos 15 años, y de su suegra. La relación con su mujer se recompone gracias al sexo y, aunque comienza a traficar con marihuana, la mercancía que mejor conoce es otra. Es así, gracias a sus habilidades sexuales, como consigue seducir a una joven camarera de casi 18 años, Strawberry (Suzanna Son), para llevarla a Los Angeles y convertirla en estrella del porno. La que quizás sea la mejor película de Baker, Starlet (2012), ya estaba protagonizada por una actriz porno que interpretaba Dree Hemingway. Pero Starlet era un drama bastante crudo y Red Rocket propone una visión bastante cómica y desprejuiciada del mundo del porno, en parte por la propia personalidad inmadura de Mickey. Baker dirige, escribe y monta la película, así que no es de extrañar que se le vaya un tanto de las manos con sus más de dos horas de duración. En todo caso, es uno de esos soplos de aire fresco que se agradecen en un festival.
Otro tanto puede decirse de Les Olympiades, con la que Audiard vuelve a Cannes después de su inesperada Palma de Oro, Dheepan. Filmada en blanco y negro, su nueva película es otra comedia, en este caso sobre las relaciones entre tres personajes que habitan en el distrito 13 de París (el distrito olímpico). No hay ninguna pretensión de denuncia social ni siquiera de retrato generacional, no es el tipo de película habitual en las competencias de los principales festivales. Es muy probablemente el Audiard más libre de toda su carrera, una comedia sobre las relaciones sexuales entre esos tres personajes que comparten piso o trabajo y a los que se suma finalmente una cuarta persona: Emilie (Lucie Zhang) alquila una habitación de su departamento a Camille (Makita Samba) con el que inicia una relación más sexual que sentimental; tiempo después Camille comparte trabajo con Nora (Noémie Merlant), pero esa relación no acaba de funcionar, en parte por culpa de ciertas dudas de Nora que se solventan cuando conoce a Amber Sweet (Jehnny Beth), algo así como una estrella de los chats sexuales de internet. Les Olympiades no ganará la Palma de Oro (es muy superior a Dheepan, que conste), pero es una de las mejores películas de la Competencia de este Festival de Cannes.
© Jaime Pena, 2021 | @jj_pena
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