(Chile, 2018)
Dirección: Cristóbal León, Joaquín Cociña. Duración: 73 minutos.
Mientras el lobo no está
El cine siempre tuvo mil maneras de contar sus historias. Dejando de lado la cuestión de gustos, hay que reconocer que La casa lobo (2018) es sumamente original en sus formas. Por medio de un stop motion artesanal y un relato en off se narra un cuento fabulesco sobre las pesadillas de María en una cabaña del bosque, basándose en la leyenda oscura de la comunidad alemana que vive en el sur de Chile.
Los directores chilenos Cristóbal León y Joaquín Cociña crean su primer largometraje en el que sobresalen las expresiones, los sonidos de papel y cinta adhesiva, los hilos y cables que sostienen a los muñecos protagonistas. Todo esto en una especie de cubo o caja cuadrada, que hace las veces de escenario teatral (comedor, habitación, cocina; la casa en sí) y que va rotando y cambiando, transportando a sus personajes en otras cosas, agigantándolos o empequeñeciéndolos, según lo que se quiera contar y el significado metafórico en cuestión.
Este film, que habla del lobo (refiriéndose seguramente al hombre malo) como extensión del cuento clásico Caperucita Roja, comienza como un documental de archivo para luego ir transformándose en un relato cada vez más oscuro. Las pinceladas y pintadas negras sobre los muñecos y paredes construyen una atmósfera inquietante que atrae visual y narrativamente. Por su parte, el trabajo con el sonido es notable y es evidente la gran labor manual y artesanal.
© Ximena Brennan, 2018 | @AnXieBre
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