(Estados Unidos, 2014)
Dirección y Guión: Christopher Landon. Elenco: Andrew Jacobs, Molly Ephraim, Richard Cabral, Chloe Csengery. Producción: Oren Peli. Distribuidora: UIP. Duración: 84 minutos.
Quieren sacarle jugo a las piedras.
Es notable como una fórmula aparentemente odiada por -casi- todos como el terror found footage, recula y vuelve a lanzarse impetuosamente: este es el caso de la franquicia Actividad Paranormal. El found footage tiene en The Blair Witch Project (1999) a la madre de todos los males, que tardó en hacer ebullición y fue precisamente con Actividad Paranormal que se diseminaron estas películas en las que se buscaba exponer el –supuesto- registro de un acontecimiento con una camarita de vídeo, en mano y en una calidad amateur, y sin importar la premisa: un monstruo que ataca una ciudad, un grupo de jóvenes que experimenta sobre sí mismos poderes sobrenaturales, cintas encontradas en una casa abandonada que cuentan historias terroríficas, etc.
Que funcione muy bien para el género de terror el escenario de un registro realista tiene su razón de ser en la búsqueda del miedo: mientras más real (la construcción) mejor. La tensión del verosímil se desplaza al estatuto de lo real, este giro formal eclipsó cualquier idea narrativa más o menos profunda. Mejor dicho, se mantuvo la estructura flaca de las historias de jóvenes encerrados: en un hospital (el caso de Fenómenos Paranormales) o en otros espacios (algunos cortos del díptico Las Crónica del Miedo), y otros experimentos más arriesgados como Poder sin Límites (que lograba escapar de la fórmula reiterada de adolescentes sin mucho seso atormentados por seres o espíritus extraños) eventualmente recaían en lo mismo.
En la quinta parte de Actividad Paranormal parece haber un rastro de conciencia sobre el agotamiento de esta mina de oro. Ya no se soporta la subjetiva fija de una cámara web o de seguridad que muestra movimientos en un espacio cerrado, con personajes que desconocen que las animas y fantasmas están al acecho. Más allá de la búsqueda de cierta frescura, se sabe que a esta altura ya hay fanáticos que podrían sentirse decepcionados si algunos rasgos de las películas anteriores no aparecen (por ejemplo la ausencia de registro de una cámara de video, algo que de todos modos no sucede aquí), pero hay también algunas conexiones entre personajes ya conocidos y otros nuevos que llegan para confeccionar una suerte de árbol genealógico de lo maligno, por algo el título Actividad Paranormal: Los Marcados. Esta atadura, que es normal en una quinta parte, tira contra la banquina a la historia, que a los ponchazos busca asustar cuando se acuerda que antes que un thriller, esta es “una de fantasmas”. No obstante cuando la alarma suena ya es tarde, nos fumamos casi todo el metraje, que no es largo “matemáticamente” pero sí “sensorialmente”.
Por José Tripodero