Domingo 2 de noviembre. Concluyó el primer fin de semana del Buenos Aires Rojo Sangre, pero terminó en lo más alto.
Entre los largometrajes proyectados se destacó la producción argentina El Desierto, con un enfoque intimista sobre personajes en un mundo apocalíptico. Además, continuaron los programas de cortos, incluyendo los de competencia.
Por su parte, los fanáticos de la literatura de terror pulp gozaron con la charla Holocausto Muerde Muertos: homenaje a los Bolsilibros de horror, erotismo y delirio, a cargo de los Hermanos Carlos y José María Marcos (responsables de la editorial Muerde Muertos), y del autor Fernando Figueras.
Aún queda mucho del BARS, y nada tiene desperdicio.
Billy the Kid versus Drácula (Estados Unidos. 1966)
El gran problema de Billy the kid vs. Dracula es que Billy es un nabo. Uno espera al pistolero pulenta y se encuentra con Ned Flanders. A priori, la propuesta parece fenomenal: el vampiro más famoso e hijo de puta contra el chorro asesino más popular del viejo oeste. Sin embargo, el duelo entre el horror y el western se evapora por culpa del flojo personaje de Kid. Y no es culpa del actor Chuck Courtney, sino de la decisión de crear un personaje que traiciona su tradición. Dirigido por el prolífico William Beaudine (fue asistente de dirección de Griffith y filmó más de 200 películas), este crossover clase B que se rodó en solo 8 días cuenta la historia de un Drácula en suelo americano del siglo XIX, que se obsesiona con una jovencita de 18 años novia del pistolero. Allí reside el conflicto melodramático que tendrá una resolución un poco perezosa como toda la puesta pero que vale la pena ver por su rareza, sobre todo por aquellos con interés arqueológico. En su momento conformó un díptico con Jesse James Contra la Hija de Frankenstein, una de las últimas películas de Beaudine, director que deben revisar los adeptos a los sets baratos.