Dramaturgia: Fabián Saad. Asistencia en Dramaturgia: Stefano Sanguinetti. Asistencia artística: Gonzalo Bueno. Dirección: Lorena Barutta. Escenografía y Vestuario: Alejandro Mateo. Realización escenográfica: Los Escudero (Manuel Escudero). Iluminación: A. Bonin y L. Barutta. Diseño gráfico: Romina Ganovelli. Producción: Los de Vicente. Actúan: Arturo Bonin, Daniela Catz, Silvia Daurat, Jorge Noguera. Prensa: Duche&Zárate.
Más vale nunca que tarde.
¿Qué sucede cuando dentro del seno familiar los diálogos brillan por su ausencia?; ¿qué efectos tiene no hablar sobre la identidad del otro, ese con el que se comparten apellido y ADN, pero que sigue siendo otro?…
En Tarde, lo último de Fabián Saad en Timbre 4, la situación es traumática desde el comienzo. Una mujer cejuda, de peinado inmaculado y con manos muy grandes anuncia desde un afiche colgado en la pared una norma que hay que respetar: la de hacer silencio. Marcos está internado, y Victor (Jorge Noguera), su pareja, recibe una visita inesperada: la de su padre, un hombre con quien el contacto es infrecuente y siempre estudiado.
Es a partir del encuentro entre el marido del enfermo y el personaje interpretado por Arturo Bonin que, aun cuando la gigantografía insiste y la enfermera en ella no aparte uno de sus dedos índice de sus labios, el silencio no encontrará más lugar ni razón de ser, y padre e hijo deberán garabatear un diálogo que resuelva esa prolongada ausencia de palabras reinante entre ambos.
En el transcurso de la obra, dos personajes cruciales rodean a Víctor y su padre. Por un lado se encuentra Sandra, hermana e hija de los anteriores, respectivamente hablando. Encarnada por Daniela Katz, la protectora de Víctor. Mujer a cargo de una hija gay y un hijo que sueña con ser sacerdote , lo que deja en evidencia el abismo entre hacer de hijos, hermanos y padres. Del mismo modo, pero como una voz que provendría del fuera de campo si Tarde se emitiera por la pantalla grande, Silvia Daurat oficia de progenitora de Víctor y Sandra y aporta comentarios que agilizan y transparentan el intercambio entre los otros miembros de la familia.
Gracias a sus líneas llenas de comicidad y al logrado trabajo de la intérprete, la actuación de Daurat se convierte en una de las perlas de la pieza, detrás de la cual se encuentran también el ingenio de Saad y el de la directora Lorena Barutta; alumna del espacio teatral de Boedo. Más allá del papel de Daurat, el elenco entero se luce en actuaciones nítidas que ilustran de justa manera las culpas, miedos, rencores, victimizaciones, angustias, orgullos y recelos que pueden aflorar en la vida en familia.
Durante la hora y cuarto que dura el espectáculo, la acción transcurre en un espacio en el que desde las paredes hasta las cortinas y el piso, pasando por la decoración, cada elemento cumple con rigor otra de las normas tácitas de los hospitales: que todo sea blanco o celeste o color crema y que todo luzca impoluto -aun cuando el hospital en cuestión es en verdad un galpón convertido en sala teatral- y sus habitantes son actores y público, no médicos ni enfermos.
Hacia el promedio de la obra, el descargo y rememoración de anécdotas se extiende hasta casi el final de la pieza, agotando por momentos a un espectador que en ocasiones es aturdido por líneas interpretadas en un tono de voz demasiado alto. Sin embargo, y aunque se hace esperar, el golpe de efecto llega justo en el desenlace final y logra dejar a la audiencia entre shockeada, encantada, y convencida realmente acerca de un hecho: “En cuántas circunstancias de la vida el amor destinado a una persona llega tarde”, y cuán grave puede ser.
Teatro: Timbre 4 – México 3554
Funciones: Lunes – 20:30 hs
Entradas: $ 180,00
Por Carolina Potocar