(Alemania, 2017)
Dirección, Guión y Producción: Gwendolin Weisser y Patrick Allgaier. Duración: 127 minutos.
¿Viajar no es también llevar una casa a cuestas? Weit nos sugiere esta cuestión mientras nos cuenta las andanzas de una pareja de jóvenes mochileros por gran parte del mundo bajo la premisa de no utilizar aviones para trasladarse. Solo pueden usar aventones, caminar e ir en barco para cubrir una extensión que va desde Friburgo hasta México, atravesando países como Irán, Pakistán, India, Rusia, China y Japón, entre varios más.
La química de la pareja de protagonistas y realizadores es una de las fortalezas de este documental. Las miradas y reflexiones de los viajeros hurgan en la certeza de que el trayecto realizado en estos cuatro años es el verdadero destino de sus vidas. Patrick y Gwendolin abordan cada uno de los países que visitan con una enorme curiosidad, la cual nada tiene que ver con lo excéntrico, muchísimo menos con el esnobismo, sino con un interés hacia el trabajo como forma de retribuir techo y comida, explorando a la vez la realidad de esas culturas.
Así se va entramando una cadena de colaboraciones, descubrimientos y reflexiones en torno a las personas que conocen, los lugares que visitan y las sorpresas que les depara cada país. Mientras más recorren el mundo, uno va adquiriendo junto con ellos la conciencia de cierta pequeñez propia, nunca traducible al hecho de minimizarse o despreciarse, sino más bien a un otorgamiento de perspectiva.
Si el documental trastabilla al final es porque opta por privilegiar cierta sensación de bienestar un tanto falseada. Mucho antes de este final esperanzador (que por poco parece la publicidad de una agencia de viajes), ya se venía insinuando la conciencia de que todo regreso a casa está marcado por la inquietud de que vivimos trasladándonos, sea a cortas o grandes distancias, y que en cada movimiento hay, o tiene que haber, una necesidad de aprendizaje. Lamentablemente ese bienestar impostado termina achatando el trayecto con una lección en mayúsculas en lugar de una condensación de pequeños aprendizajes.
© Eduardo Alfonso Elechiguerra, 2018 | @EElechiguerra
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