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CRÍTICAS - CINE

MaXXXine

Maxine Minx (Mia Goth), intentando dejar atrás su pasado en la industria pornográfica prueba suerte metiéndose en el casting para un nuevo film de horror, la secuela de “La puritana”, película que sirve como nexo político con la realidad de la protagonista. Sabemos que el sueño de Maxine, transformado en imperante obsesión, es ser una estrella, tener reconocimiento, alcanzar la luminosidad y abrazar el éxito. Por eso una vez que sea elegida por la exigente directora de la película como personaje central, intentará por todos los medios luchar contra sus demonios internos, un pasado que sin sanar, aún se cuela en cada fibra de su cuerpo y mente. 

El éxito y la fama son la tentación y el vehículo que la lleve hacia ello es el cine, es decir, su salvación. Si en X, el cine para adultos representaba un escalón más en su ascenso a la fama, en MaXXXine, el terror responde de la misma manera ante el arribismo incontenible de la protagonista y su sed de triunfo: reflexión hermanada con la sociedad actual y sus ansias desmedidas de éxito, ya no desde el dispositivo cinematográfico, sino bajo la saturada información de pantallas celulares.

Otra vez, hechos terribles se desencadenan alrededor de la protagonista: la muerte gravita nuevamente sus alrededores ya que, al parecer, un nuevo asesino en serie, que deja en las escenas de sus crímenes notorios mensajes satanistas, está tras Maxine, mientras en las noticias se le adjudican dichos crímenes a The night stalker (El acechador nocturno, como se le llamó al asesino de la vida real Richard Ramírez). Es así que su vida personal se inunda de sangre y muerte a la par que protagoniza dicha película de horror; metaconstrucción inteligente, la del cine, en éste caso el de horror, espejando ambas ficciones (la de “La puritana 2” y MaXXXine película), un desencadenante psicológico y obligatorio camino de redención emocional para su protagonista. 

En MaXXXine, tercera parte de la saga iniciada con X (2022) y continuada casi instantáneamente con su precuela Pearl (2022), las reglas cambian. Ya no es el género del horror un predominante estético/narrativo absoluto, constituido bajo el filo sanguinario del slasher rudimentario en las profundidades del gótico americano. 

El terror es más bien un complemento, que abre y amplifica sus variantes gracias a una ramificación inherente a su sórdida inmanencia: del slasher de segunda mano, berreta y decadente de mitad de los 80, al giallo de asesinos enguantados y de procedimientos policiales, pasando por el thriller sobre vigilantes nocturnos y vengativos en sus cruzadas secretas contra un crimen perpetrado en lo más bajo de las imperiosas ciudades: laberintos que al final cierran su entramado sobre sucios callejones sin salida, donde las ratas son únicos testigos de las más viles atrocidades de nuestra sociedad. 

MaXXXine es de esta manera y a sus anchas, una celebración total y absoluta por el género de explotación desbordado de los 70 y principalmente de lo 80, marcado por la violencia de una Norteamérica hundida en la más lacerante decadencia, herencia sin cauterización plantada por el fracaso de la guerra de Vietnam, la deserción laboral y en consecuencia la pérdida de esperanza. MaXXXine se sitúa entonces en un espacio/temporal que huele a derrota, a fracaso, a herida abierta: es el año 1985, aquel que dividía una década a la mitad sumida en excesos, desdoblada por todo tipo de miedos sociales, entre asesinos seriales, crímenes de índole satánicos y marchas perpetradas por el conservadurismo de ultra derecha que se oponía a todo tipo de contenido caratulado de “dudosa moral”. Ésto para hablarnos sobre el estado actual del mundo, como toda forma de representación autoconsciente bien ejecutada. Ese paralelismo, provocador y polémico, jamás intelectualizado, se refleja en varios momentos del film. 

Es por eso que en MaXXXine el sexo y la muerte dialogan, se corresponden como amantes parasitarios, unidos por pulsiones biológicas y psicológicas (Eros y Tanatos) pero también por el cine que orbita los márgenes de la protagonista y del Hollywood mismo: tanto la pornografía como el cine de terror adquieren una tara significativamente funcional a los miedos de una sociedad ultra conservadora, que en el film son representados como el mal: gente que con pancartas y carteles rezaban y sermoneaban sobre moral y ética, (reaccionaria) y que pueden representar, paradójicamente, un mal de nuestros tiempos: la hipertrofiada cultura de la cancelación.

Hay un amalgama autoconsciente de referencias cinematográficas que habitan la película, pero también un acercamiento a cierto cine que en su momento extremaba todo tipo de funcionalidad camp y que se forjaba bajo los desechos de la industria, producto de su naturaleza marginal y de baja calidad: entiéndase películas como Ms. 45 (1981), Angel (1984), Alley Cat (1984), Fear City (1984), Stripped to Kill (1987) -film que en su título parodia a la sublime Dressed to Kill (1980) de Brian De Palma-, Out of the Dark (1988), etc. y que en cuyas temáticas aprovechaban todo tipo de problemáticas sociales y políticas de la época en su costado más sensacionalista, en éste caso la sexualidad desviada, los crímenes atroces, la justicia por mano propia, la figura femenina como objeto sexual, el erotismo y las minorías identitarias que toman el control. Lo interesante es que en MaXXXine el mundo que dibuja y traza, desdibuja a su vez el glamour del Hollywood comercial de los 80, tomando de un cine salvaje, alienado y desprolijo, su estricta visión subversiva. Es así que el film viaja hacia un pasado para dialogar de forma coherente sobre la actualidad, sumergiendo al espectador en un tour de force en una Los Angeles perfectamente representada. El film refleja un pasado en un momento determinado de la historia Norteamericana con una fidelidad pocas veces vista: muy lejos queda, por ejemplo, esa parodia involuntaria llamada Late Night with the Devil (2024), más parecida a un sketch en solfa o una fiesta de Halloween con disfraces baratos, serpentina y confeti, en su mortal y fallido intento por plasmar aquello que explota. 

MaXXXine, es, ante todo, un film sobre la industria de Hollywood, sus márgenes, su funcionalidad despiadada y mortífera, su absoluto poder. Es una reflexión sobre un imperio rodeado de fantasmas, monstruos, sangre, salvajismo y depravación, pero ante todo es sobre el ascenso de la figura femenina en una década que las sacó a la cancha para que se embarren y se caguen a patadas y empaten con la figura masculina.

Para ello, debieron sufrir, sangrar y por último, sacrificarse, enfrentar asesinos enmascarados, violadores seriales, alienígenas con ácido por sangre, cyborgs que vienen del futuro para aniquilarlas y todo tipo de tormentos imaginables. 

MaXXXine, que celebra la figura femenina pero sin subrayar mediante la literalidad dicha cuestión identitaria, es eso: un camino duro, salvaje y revelador hacia la absoluta y preciada iluminación. 

(Estados Unidos, Reino Unido, Nueva Zelanda, 2024)

Guion, dirección: Ti West. Elenco: Mia Goth, Giancarlo Esposito, Kevin Bacon, Michelle Monaghan, Bobby Cannavale. Producción: Mia Goth, Jacob Jaffke, Harrison Kreiss, Kevin Turen, Ti West. Duración: 103 minutos.

3 comentarios en “MaXXXine”

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