Duro desafío llegar al final y a las dos horas de Il primo giorno della mia vita, opus del prolífico y exitoso Paolo Genovese, en efecto, el creador y responsable de la versión italiana de la cosmopolita y multinacional Perfectos desconocidos y sus quince versiones, entre ellas, la española concebida por el domesticado Álex de la Iglesia.
Vaya invocación o relectura actualizada la que propone Genovese haciendo incapié en aquella lejana ¡Qué bello es vivir! de Capra, pero también, de acuerdo a los resultados finales, una poco atractiva mezcla de postal navideña, manual de autoayuda y s.o.s. para el suicida.
Ya desde el inicio el argumento atemoriza: cuatro personajes al borde de despedirse de este mundo son rescatados por otro sin nombre (el popular Toni Servillo; mi opinión: ya me fastidia) que propondrá una inicial convivencia en un hotel y así aclarar o no si el cuarteto sigue con el mismo objetivo. Los conflictivos personajes no están muertos sino en una especie de limbo limitado en el tiempo. Ellos no pueden ser observados por otros y deberán seguir los consejos de ese ángel sin alas (por suerte). Serán invitados a observar un futuro menos traumático si es que no continúan con sus intenciones, conocerán “el afuera” como paseo turístico, se verán a sí mismos junto a parientes o presenciando su (casi) muerte, en fin, un manual de obviedades que apuntan a la emoción con una alta dosis de riesgo lacrimógeno.
Los cuatro personajes border son una gimnasta premiada y ahora en silla de ruedas, un niño youtuber fan de los dulces, un consejero televisivo más que deprimido y una mujer policía (en este rol aparece Margherita Buy, celebridad actoral itálica, por ejemplo, en films de Nanni Moretti.
El tono de Il primo giorno della mia vita es autocelebratorio y pueril, discursivo y redundante, planificado a través de escenas que acumulan hechos y acontecimientos dignos de un libro de autoayuda. No está mal que esto suceda pero ocurre que la transmisión del discurso incomoda debido a su superficialidad y excesivo coqueteo que apunta a la emoción sin contemplaciones del espectador.
Escribí “ángel” pero no se piense que se está frente a un homenaje a Las alas del deseo de Wenders vía Peter Handke. Y en tanto, mientras se acumulaban los consejos del personaje de Servillo, también reparaba en una película argentina basada en Sartre. Me refiero a Huis Clos (A puerta cerrada), de inicios de los 60, dirigida por Pedro Escudero, sobre la obra teatral del escritor francés. En ella tres personajes son encerrados en una habitación, un espacio irreal no reñido con el fantástico que hará aflorar cuestiones pendientes con el pasado del trío. No es una película muy lograda desde la puesta en escena pero sí infinitamente superior a la propuesta del exitoso Genovese y su limbo salvavidas.
(Italia, 2023)
Dirección: Paolo Genovese. Guion: Paolo Genovese, Isabella Aguilar, Paolo Costella, Rolando Ravello. Elenco: Toni Servillo, Valerio Mastandrea, Margherita Buy, Sara Serraiocco, Gabriele Cristini. Duración: 121 minutos.