Brady Corbet (Vox Lux) es un joven director (36 años) con apenas tres largometrajes, incluyendo el que motiva esta nota. Cuando se pasa revista a su carrera como actor aparecen varios títulos conocidos como Melancholia o Clouds of Sils Maria, aunque siempre en roles secundarios.
Pero todo indica que ese relativo anonimato dejará de serlo, a partir de ahora y sobre todo cuando comiencen las especulaciones sobre los posibles candidatos al Oscar y más aún cuando se conozcan las nominaciones.
The Brutalist es una película de gran duración, ya que no estamos hablando de dos horas o algo más, muy habitual hoy en día, sino de un film que supera los ciento ochenta minutos, al punto que la proyección incluye un intervalo (intermission) hacia la mitad del metraje.
Tiene todas las características de un film clásico, incluyendo el hecho de que buena parte de la trama transcurre durante la década del ’50 en Pennsylvania, aunque la historia comienza hacia fines de la Segunda Guerra Mundial, cuando el arquitecto judío László Todh (Adrien Brody) lograra emigrar a los Estados Unidos, escapando del infierno nazi. Abandona Hungría, dejando allí a su esposa Erzsébet (Felicity Jones), cuando ambos estaban en sendos campos de concentración, aunque lograron sobrevivir.
Su mujer habrá luego estudiado y obtenido un título en Oxford (Inglaterra) y cuando se produzca el reencuentro varios años después, estará acompañada por su sobrina Zsófia (Raffey Cassidy).
La primera mitad de The Brutalist estará dedicada a László, en lo que ya parece una costumbre de Brody de interpretar personajes de Europa del Este (recordar El pianista, por ejemplo). El comienzo con esa imagen de la Estatua de la Libertad, al arribar en un barco e ingresar a Ellis Island, es de una gran belleza visual.
Un encuentro con una prostituta y una disputa de la cual no saldrá indemne lo convertirá involuntariamente en un adicto a la heroína, a la que acude para calmar el dolor por la golpiza recibida.
Ya en Pennsylvania, de poco le servirá encontrarse con su primo Attila (Alessandro Nivola) y la esposa de este, hasta que su suerte empiece a cambiar cuando sea contratado por Harry Lee (Joe Alwyn), hijo del potentado Harrison Lee Van Buren (Guy Pearce), para restaurar la biblioteca de la mansión de su padre.
Cuando Harrison vea el trabajo que László realizó, junto a su asistente Gordon (Isaach De Bankolé), estallará lleno de furia, expulsando a ambos y ni siquiera pagándoles su trabajo. Pero cuando una revista especializada en diseño (Vogue) saque un artículo, elogiando el trabajo del húngaro, cambiará radicalmente de opinión y terminará contratándolos. Van Buren imaginará entonces un proyecto faraónico en Doylestown (Pennsylvania) y László iniciará su construcción.
El personaje del magnate recuerda entre otros al de Charles Foster Kane, no tanto por su aspecto físico, sino en cuanto a la “megalomanía” de su visión, siendo curioso que Coppola haya usado un término cercano para su reciente y fallido nuevo largometraje.
Será Erzsébet, ya arribada a los Estados Unidos y con algunos problemas físicos, producto del hambre que sufrió durante su internación, quien comience a percibir cierta perversidad por parte del empleador de su marido.
Una de esas manifestaciones tendrá lugar durante una visita que Van Buren y su arquitecto realizarán a las minas de mármol de Carrara, con imágenes de enorme belleza y gran potencia. En dicha localidad, se producirá un hecho que terminará con la relación de ambos, tratándose de una las escenas más impactantes durante la segunda parte del film.
Es muy curioso que Corbet haya basado su personaje en alguien que cometió un salvaje ultraje en el Vaticano. Fue Laszló Todt, quien con martillo en mano le dio quince golpes a la Pietá de Miguel Angel gritando “Yo soy Jesucristo y he regresado de la muerte”, hasta que lograron detenerlo. En la película el arquitecto “brutalista” (que pertenecía a la Escuela de Bauhaus) queda mucho mejor parado ya que en el epílogo, cuando su esposa ya había fallecido y Zsófia se ocupaba de su tío, le rendirán un homenaje en la Biennale de Venecia. No podría asegurarse que se trate de una simple casualidad, que esta escena de ficción de su vida transcurra en el lugar, donde su Festival le otorgó el premio al mejor director. De no haber estado Almodóvar y su gran film The Room Next Door quizás The Brutalist se hubiese llevado el León de Oro.
(Estados Unidos, Reino Unido, Hungría, 2024)
Dirección: Brady Corbet. Guion: Brady Corbet, Mona Fastvold. Elenco: Adrien Brody, Felicity Jones, Guy Pearce, Joe Alwyn, Jonathan Hyde. Producción: Nick Gordon, D. J. Gugenheim, Andrew Lauren, Trevor Matthews, Andrew Morrison, Brian Young. Duración: 215 minutos.