NADA DE LO QUE MUERE EN DERRY MUERE DEL TODO
“The past is never dead. It’s not even past” –
William Faulkner, Requiem for a Nun (1951)
El aclamado escritor Stephen King es posiblemente el autor más adaptado en la historia del cine, sólo por detrás —quizás— de un tal William Shakespeare. Desde la publicación de su primera novela en 1974, Carrie, algunos de los directores más celebrados de la historia han recurrido a los relatos de King para contar historias universales que parten de personajes distintos, fascinantes y profundamente auténticos. Su obra magna, IT, no es la excepción.
Con más de 1500 páginas de extensión, transcurriendo en dos períodos temporales distintos y abordando temas metafísicos vinculados al cosmos y a criaturas fuera de nuestra comprensión, uno supondría que su adaptación audiovisual sería imposible. Los ejecutivos de Hollywood parecieron pensar lo mismo, hasta que se estrenó una miniserie en dos partes con Tim Curry interpretando al famoso e inigualable Pennywise, el payaso bailarín. Sin embargo, durante muchos años se intentó realizar un remake con un enfoque distinto: es conocida la versión de Cary Joji Fukunaga, en la que el monstruo apenas aparecía y el terror quedaba encarnado en los propios habitantes del pueblo de Derry. Finalmente, fue Andy Muschietti quien obtuvo la oportunidad de adaptar la historia, dividiéndola en dos capítulos: primero viendo la infancia de los protagonistas y luego su adultez.
Ahora bien, ¿quedaba alguna historia por contar sabiendo que Pennywise ya había sido derrotado? Si bien es cierto que los interludios del libro no fueron abordados por ninguna de las adaptaciones, no parecía haber demasiado material del cual partir para crear una serie precuela. No obstante, lejos de convertirse en su mayor debilidad, esta carencia terminó siendo su mayor fortaleza: Welcome to Derry teje y unifica el universo de Stephen King, relanzándolo como si se tratara de un reboot y, al mismo tiempo, abriendo la puerta a la futura readaptación de cualquier obra del autor.
Es en el episodio final donde Pennywise le revela a Marge que, en el futuro, su hijo Richie (interpretado por Finn Wolfhard en las películas) es quien lo mata —o le da nacimiento— junto a sus amigos. Esto sugiere que el monstruo posee una cosmovisión completamente diferente a la humana: es incapaz de percibir el tiempo de manera lineal y tiene conocimiento absoluto de toda su historia. De este modo, luego de haber sido derrotado en IT: Capítulo dos, el payaso viaja a sus ciclos anteriores para eliminar a los antepasados de quienes le quitaron la vida. Esta decisión transforma inmediatamente a Welcome to Derry en una secuela más que en una precuela, ya que queda pendiente explicar si la línea temporal se ve modificada por las acciones del monstruo. De ser así, se abre la posibilidad de una futura IT: Capítulo tres, en caso de que el cambiaformas logre eliminar del mapa a los parientes del Club de los perdedores. Es por ello que el cambio de tono hacia uno mucho más cargado de gore, sangre y violencia gráfica se ve respaldado por la idea de que el monstruo ya no busca saciar su hambre, sino sobrevivir.
La serie también incluye personajes ya conocidos de otras obras de King, como Dick Halloran, mentor y rescatista de Danny Torrance en El resplandor y Doctor Sleep. Aquí, Halloran se convierte en una pieza fundamental para impedir que el payaso arrase con el mundo gracias a sus poderes psíquicos. Nuevamente, es en el episodio final donde se sella el destino del personaje, quien parte rumbo al Hotel Overlook. Con la excusa de una nueva línea temporal surgida a partir de las alteraciones provocadas por el monstruo, la serie incluso se permite la posibilidad de descanonizar el film de Kubrick en favor de una futura relectura y adaptación del material.
La decisión de narrar la historia en formato de serie resulta acertada, y es posible que el material original también se hubiera beneficiado de haber sido concebido de este modo. Aun así, debe decirse que los primeros episodios —con la excepción del inicial— se limitan a cocinar la historia a fuego lento para que el verdadero banquete pueda disfrutarse en los capítulos finales. Desde la aparición de Pennywise, la serie se transforma y mejora en todos los aspectos posibles. La actuación de Bill Skarsgård es tan aterradora como cómica, y construye una iconografía propia que se diferencia claramente de la de Tim Curry. Donde el actor realmente brilla es en su interpretación de Bob Gray, la identidad del payaso antes de ser apropiada por el monstruo, revelando quién era el villano antes de convertirse en lo que conocemos.
Retomando la cuestión de la duración, esta es una serie que hasta la aparición del payaso se siente larga. Maneja un ritmo y narrativa que va de menos a más y que va escalando episodio a episodio hasta tener un final impresionante. Mismo pasada mitad de la historia ya se empiezan a tomar decisiones creativas más interesantes como el plano secuencia sofocante en medio de un incendio sin escapatoria o mirar desde el punto de vista de Marge en su intento de cortarse los ojos por las alucinaciones ocasionadas por el monstruo.
El mythos del universo Stephen King es revisitado, ya sea conociendo al Club de los perdedores original (idea luego retomada y homenajeada por Scooby-Doo, donde se revela que los padres conformaron la primera Misterios S.A.), o a través de una niebla que remite directamente a The Mist. Pero, por sobre todo, la serie mantiene el espíritu original de la novela, aquel que sostiene que el poder del amor y la amistad es capaz de detener a una fuerza cósmica imparable. Sin embargo, lo que parecía cerrado vuelve a abrirse, y lo que había sido derrotado encuentra nuevas formas de persistir. Así, la historia no avanza hacia adelante, sino que se repliega sobre sí misma, confirmando que en Derry el final nunca es definitivo.
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Dirección. Andy Muschietti. Guion: Will Tracy. Elenco: Jovan Adepo, Bill Skarsgård, Taylor Paige, Matilda Lawler, Clara Stack, Amanda Christine, Blake Cameron James, Chris Chalk, Arian Cartaya. Creadores: Jason Fuchs, Andy Muschietti, Barbara Muschietti.


