(Argentina, 2015)
Dirección y Guión: Pablo Martínez Dutra y Andrés Medina. Elenco: Stephen Mahon, Wil Vrijhof, Chifumi Soga, Rich Plenge, Ric Fazekas, Andrés Medina, Nick Milson, Alejo Moore, Felicita Santizo, Elena Motornaya. Producción: Pablo Martínez Dutra y Andrés Medina. Distribuidora: Independiente. Duración: 91 minutos.
Un marco de referencia.
Si nos ponemos melancólicos y aprovechamos para citar un musical un tanto bizarro de aquel Walter Hill de la década de los 80, bien podemos afirmar que el cine y el rock se han complementado en numerosas “encrucijadas” formales a lo largo de un devenir por demás errático, ya sea que hablemos de concert movies, documentales expositivos, películas ficcionales inspiradas en un disco concreto, parodias, ensayos visuales símil video arte, mockumentaries, convites de animación, biopics o propuestas mixtas. Lo cierto es que pocas veces tuvimos la oportunidad de ver un fan film sobre una banda de rock y mucho menos proveniente de Argentina, tierra en la que no abundan los encuentros transgenéricos.
Cuesta creerlo pero efectivamente A Fanatic by Choice (2015) nació en estas comarcas y funciona como una carta de amor a los entusiastas de los Red Hot Chili Peppers, con toda la especificidad que dicho sustrato temático trae a colación: en esencia estamos ante una serie de entrevistas a admiradores/ seguidores de la más variada índole -y de diferentes geografías- que narran los pormenores de su fervor para con la música del grupo (etapa en la que la descubren, primeros recitales, influencia en el desarrollo profesional, sueños en relación a un acercamiento “face to face”, importancia dentro del periplo individual, tesoros de la colección discográfica de cada uno de los protagonistas, vínculos con el pasado, etc.).
Ahora bien, lo que verdaderamente hace especial a la película es la decisión de centrar la mirada en el sentimiento de comunidad que se desprende del compartir un mismo marco de referencia, colocando a las historias de vida en un lugar de privilegio aun por encima de los propios Chili Peppers, quienes adquieren el rol de un factor cohesionante a nivel fraternal. Combinando los rasgos de los documentales expositivos e interactivos, más la dialéctica de las redes sociales (las cuales a su vez posibilitaron esta confluencia de un cariño internacional), los realizadores Pablo Martínez Dutra y Andrés Medina llevan adelante con eficacia una epopeya que contagia de inmediato su alegría melómana y toda su vehemencia.
El opus no hace distinción entre los incondicionales de la primera hora, los que se sumaron a partir del Blood Sugar Sex Magik (1991) y los que llegaron luego del Californication (1999), en pos de conciliar voluntades en torno a la que ha sido la banda más exitosa del funk metal (de la misma camada de Faith No More, Rage Against the Machine, Living Colour, Jane’s Addiction y los geniales Primus). Lejos de la locura utópica de Do It Again (2010), esa pequeña maravilla sobre la obsesión de Geoff Edgers con reunir a los Kinks, la obra nos ofrece un retrato encantador de una devoción cuyo punto neurálgico sigue siendo aquella tríada de singles compuesta por Higher Ground, Give It Away y Soul to Squeeze…
Por Emiliano Fernández