Autor y director: Christophe Berthonneau. Compañía: Groupe F. Música: Scott Gibbons. Producción: Groupe F. Trailer obra: Groupe F. Elenco: Barbara Amar, Didier Bonnardel, Johanna Bortuzzo, Rachel Cronier, Nicolas Leras, Sylvain Man. Prensa: Pablo Medina.
Existen muchos tipos de espectáculos correspondientes a las artes escénicas. Tenemos el teatro, el circo, la danza, la pérformance y otro de ellos es el Pasacalles. En los diccionarios y por su origen, su definición expresa: “Marcha musical de compas muy vivo”. Y quizá algo de ello haya quedado en los pasacalles contemporáneos, ya que en una amplia mayoría suelen contar con importante música a la par de la cual se desarrolla su despliegue escénico.
Los Pasacalles hoy, son espectáculos que se hacen al aire libre ante la vista de una multitud que, en general, tiene acceso libre al evento. Es por esto que su característica es la grandilocuencia. La escala de tamaños agrandada para poder ser visto desde muchos ángulos y por una gran cantidad de personas, dado que no se desarrolla dentro de un escenario en una sala teatral. Por esto mismo sus historias suelen ser muy sencillas, de fácil comprensión para grandes y chicos pero lo habitual es que haya un relato claro que se cuenta, siempre a través de la manera elegida por la compañía.
En el caso de A Fleur de peau, nos encontramos con una estética que trabaja lo simbólico, por la cual las lecturas de su significado son múltiples, según el imaginario de cada espectador. Bajo una línea reconocible relacionada con el universo, la tierra y sus habitantes, posiblemente todos acordemos en que se trata de una reflexión sobre el ser humano en la tierra y que su título “a flor de piel” está dado por las imágenes de pieles de animales diferentes que son proyectadas en una gran carpa que sirve de pantalla.
La escenografía de la que se arma A Fleur de peau es una estructura de hierro semicircular cubierta por tela, en la que se proyectan distintas imágenes. Las más recurrentes son las pieles de reptiles de diferentes tonalidades pero también hay manchas de estilo psicodélico; una noche estrellada; el universo; una carretera; el teclado de una computadora y los ojos de animales de todo tipo y color. Por ambos costados de la carpa surgen impactantes llamas de fuego que siguen el compás de la música, una gran protagonista.
Sobre esta gran esfera esta ubicado un actor que ejecuta movimientos performáticos acompañando el ritmo y el resto del hecho visual. Su vestuario, al comienzo oscuro, inmediatamente se cubre de lucecitas de pies a cabeza, que a veces se prenden y apagan. Otros personajes “vestidos de luz” se acercan a la carpa por entre el público, y subirán a la esfera para acompañar en algunas “escenas” al personaje principal. Se trata de situaciones más o menos significantes, simbólicas o poéticas. Entre ellas destacan los personajes armados de fuego, que son títeres de hierro manipulados por ellos mismos.
Las imágenes traen reminiscencias del hombre en la luna, a la vez que acarrean a la reflexión sobre la situación del hombre en la tierra. Su posicionamiento entre los animales, su relación con el fuego, el significado de la luz, la manipulación del otro y de la vida; mezclando las nociones de poderío y precariedad. A través de impresiones personales para cada espectador, A Fleur de Peau nos invita a disfrutar de lo fastuosa de su puesta en escena, a través de proyecciones, luces, fuegos reales, artificiales y música.
Una gran coreografía lumínica que podría haber tenido bastante más profundidad, no necesariamente en un relato comprensible pero sí en lo que trasmite a través de su gran despliegue.
Teatro: Parque Sarmiento – Avenida Dr. Ricardo Balbín 4750
Funciones: Domingo 20/09. 19:30 hs.
Por Natasha Ivannova