Ciencia ficción obediente.
All You Need is Kill es una novela de Hiroshi Sakurazaka de corte militar, que tuvo una primera transposición al manga y ahora al cine bajo el título de Al Filo del Mañana. Ya desde este título hay un descenso en los decibeles porque lo nuevo de Doug Liman (Go, probablemente su mejor película) focaliza en el relato antes que en las formas bien salvajes, y en la ciencia ficción antes que en la acción. Aún así, hay que darle crédito por la secuencia- homenaje al desembarco de Normandía, que se repite una y otra vez en el film.
Si de relato e historia hablamos, hay que decir que Tom Cruise interpreta a Cage, un oficial de alto rango degradado a soldado que es depositado inmediatamente en una base militar en el medio de una guerra en Europa entre un ejército de coalición y los extraterrestres de turno. En la acción anticipada está la clave del film porque el soldado en cuestión vive un mismo día una y otra vez: a diferencia del querido Phil de Hechizo de Tiempo, para que eso suceda debe morir como única alternativa para reiniciar los hechos desde el momento en el que recae en la base militar. Cage pasa -luego de varios reinicios- de cobarde a un experto en armas, con la ayuda de una estrella mediática y patriótica, la sargento Rita Vrataski (la británica Emily Blunt). La unión de ambos personajes será inevitable, cada uno aprenderá del otro: ella de las visiones de Cage y él de las habilidades y destrezas en combate de ella.
Si Al Filo del Mañana logra sortear algunos lugares comunes e insulsos de la ciencia ficción más hermética es por el humor casi quirúrgico del que se nutre la historia, porque ese don/ maldición del soldado Cage también funciona para liberar presiones y quitarle el halo de terrible seriedad con la que se suele empastar a las producciones de este género en los últimos tiempos, sin ir más lejos está el caso de Oblivion, del año pasado (también protagonizada por Cruise). Pero de humor no sólo se alimenta una historia y en esa zanja de la comodidad cae el film que sigue recto sin atreverse siquiera a descarrilarse mínimamente por lo oscuro ni por el lado de la clase B, al menos en espíritu. Incluso el humor, que aparecía como el único rasgo rebelde, se disipa a medida que la resolución de la historia apremia en el metraje.
El oficio de Cruise, la presencia cada vez más aceptada en el cine de acción de Emily Blunt y la ausencia de solemnidad (en una historia que toca esa puerta más de una vez), encausan con saco y corbata otro producto de ciencia ficción, que si bien llena el casillero del entretenimiento, nos deja la reflexión de que algo como Titanes del Pacífico (estrenado el año pasado) se trata simplemente de una irreverencia entre decenas de ejemplos sumisos.
Por José Tripodero