Arlequín, Servidor de Dos Patrones
Puesta en escena: Ferruccio Soleri con la colaboración de Stefano de Luca. Autor: Carlo Goldoni. Adaptación y Dirección (original): Giorgio Strehler. Espacio Escénico: Ezio Frigerio. Iluminación: Gerardo Módica. Vestuario: Franca Squarciapino. Música: Fiorenzo Carpi. Elenco: Giorgio Bongiovanni, Annamaría Rossano, Tommaso Minniti, Stefano Onofri, Pia Lanciotti, Leonardo De Colle, Enrico Bonavera, Stefano Guizzi, Alessandra Gigli, Francesco Cordella, Fabrizi Martorelli, Katia Mirabella. Prensa: CTBA.
Historia del Teatro en una Sola Noche
Hay que admitirlo – saquemos la política del medio ¡por favor! – abrir la temporada teatral con 1984, de Orwell con la dirección de Tim Robbins y cerrarla con Servidor de Dos Patrones, de Goldoni con el Piccolo Teatro de Milano Teatro D’ Europa le adjudica al Teatro General San Martín un nivel internacional a la altura de su historia. No solo por la calidad que tuvieron ambas obras (sumado a las propuestas nacionales, que también fueron muy destacadas), sino porque estamos hablando de grupos teatrales radicales, que ocupan un lugar predominante en los escenarios de sus respectivos países, tanto por su independencia y búsqueda seudo vanguardista (caso 1984) como por la longevidad, tradición y maestría del grupo milanés formado en 1947 por Giorgio Strehler.Y sin duda, la elección particular de estas obras demuestra un respeto por la historia de los textos y el por qué hoy en día siguen estando vigentes, son analizados y estudiados.
En el caso de Arlequín, estamos frente a una de las primeras y más importantes commedias dell arte que existieron. Escrita por Carlo Goldini, marca la inauguración del género en Italia. Es muy contrastante el cambio con respecto a la obra de Moliere, que era mucho más romántica. En Goldini, el humor se relaciona más con confusiones sociales, romper protocolos de la nobleza, y cobra significativa importancia, el aspecto gastronómico del texto para generar escenas cómicas.
Viendo los enredos en los que se mete Arlequín en esta obra es imposible no equipararlo y encontrar influencias en el humor físico y los personajes de Jerry Lewis o Cantinflas.
La historia tiene como protagonista a dos familias venecianas que arreglan el matrimonio de sus hijos, que además están enamorados. Sin embargo, cuando aparece el pretendiente anterior de la joven Clarice, supuestamente asesinado, para reclamar su pareja, el padre de la joven cambia de opinión y las familias entran en conflicto. Pero el pretendiente, en realidad es Beatrice, hermana del antiguo novio de Clarice, que se disfraza para conseguir su dote y poder encontrar con ella, a Florindo, su amante y asesino de su hermano. Ella no lo sabe, pero Florindo también está en Venecia, en la misma posada que ella. En el medio, aparece Arlequín, servidor de Beatrice que no sabe que es una mujer que después pasa a ser servidor de Florindo accidentalmente, que también está de incógnito.
A continuación y durante tres actos que tienen una duración aproximada de una hora cada uno (con dos intervalos) se irán sucediendo una serie de enredos típicos de la commedia dell arte. Por supuesto, los enredos del protagonista, ayudan a que todo llegue a buen puerto.
Con una puesta relativamente sencilla, usando un escenario similar al que se usaba en el siglo XVIII, con cortinas movibles para cambiar el espacio escénico, Ferruccio Soleri (que también interpreta en forma increíble a Arlequín) consigue una adaptación fiel, tradicional y dinámica. El humor es definitivamente efectivo, con un timing acelerado similar al screwball comedy y mucho slapstick (especialmente en el segundo acto, donde el actor y directo tiene una performance asombrosa).
No solamente está cuidado cada detalle de época – vestuario, maquillaje, máscaras – sino que además, hay un especial tratamiento al trabajo corporal de cada personaje, al lenguaje – más allá de estar en italiano, se aprecia la sutileza de cada palabra y oración – y de la ideología de la época: los prejuicios sexuales, las costumbres nobles, la hipocresías y discriminación social.
Cada actor tiene la posibilidad de destacarse, y además del gran trabajo físico de Soleri, vale marcar la maravillosa interpretación de Pia Lanciotti como Beatrice, cambiando continuamente de registro y tono, ya que además de su personaje femenino debe crear al personaje masculino que Beatrice interpreta a la vez. También es notable lo de Annamaría Rossano, que además de tener gracia y simpatía, se destaca como bailarina clásica y posee una voz lírica magistral.
Justamente, la fusión de las diversas disciplinas artísticas como la ópera y el ballet a la comedia le agrega un plus, otra admirable razón para seguir la obra con interés.
Se trata de una propuesta entretenida, una clase de historia del teatro de poses, de tradición, de cuidado artísticos, de comedia y humor. Y se agradece, además de que se conserven otras costumbres propias del género como la comunicación e interacción con el público, la conciencia de que hay espectadores que pueden involucrarse con los personajes, sin importar el idioma. El simple hecho de que haya un personaje que haga acotaciones en español, demuestra que para el Piccolo Teatro de Milano no se trata de un escenario más, sino que se presta una particular atención al escenario y público que está enfrente. Esa espontaneidad es bienvenida.
Además del gran trabajo de todos los actores y técnicos, es muy bella la banda sonora que acompaña en vivo al elenco, con instrumentos y efectos sonoros del siglo XVIII, al lado del apuntador, que toma protagonismo al convertirse en un factor humorístico utilizado en gags y dentro de la narración incluso.
Al servicio de la commedia dell arte, el Piccolo Teatro de Milano pasó por Buenos Aires dando un espectáculo notable que cierra en forma magnífica el gran 2012 que el Complejo Teatral de Buenos Aires, brindó a los aficionados de este maravilloso arte.
Teatro: Teatro General San Martín – Sala Martín Coronado – Corrientes 1530
Funciones: Fin de Presentaciones