Varias coordenadas temáticas se dan cita en Aspromonte de Mimmo Calopresti, prolífico e irregular cineasta italiano. Por un lado, ubicar la acción en los años 50 pero más que nada en el sur del país, en el paisaje calabrés de Áfrico. A esa novedad argumental –pocos films italianos se sumergen en contar una historia al final de la bota – se suma una disyuntiva ideológica e idiomática entre aquellos que hablan la lengua de ese terruño y la recién llegada maestra desde Roma (Valeria Bruni Tedeschi). En efecto, Áfrico en un área olvidada por la política de entonces (en plena ebullición al respecto luego de la Segunda Guerra Mundial), y por lo tanto, vigilada y tutelada por el mafioso local, Don Totó, a plena labor para que la región siga aislada y fuera de las prédicas procedentes de la capital y de la profesora recién llegada al pueblo.
En consecuencia, esas líneas temáticas se cruzan en el desarrollo de Aspromonte, un espacio en permanente tensión y a punto de estallar entre quienes conviven en ese lugar observado con respeto, por un lado, pero también, con rechazo y virulenta exposición en relación a aquellas órdenes que vendrían desde el gobierno central.
El problema de Aspromonte, la película, es que esas coordenadas temáticas no fluyen desde un verosímil acertado, rozando lo caricaturesco y elemental para la conformación de situaciones y personajes. Es que más que personajes, la maestra, el mafioso, el pueblo que detesta al fuera de la ley y aquellos que lo defienden son ideas preconcebidas y no criaturas de ficción que escapen de lugares comunes y de conformar meras ilustraciones, borradores previos de algo que está en imagen y que se presenta sin ambigüedades ni sutilezas.
En ese punto, el film de Calopresti se transmite como un manual ingenuo de un estado de las cosas sin adentrarse con profundidad en los conflictos. Y vaya si los hay en el desarrollo de la trama.
Sin embargo, los recorridos de la cámara por ese pueblo agreste y primitivo, de calles particulares y con vida propia, de esa plaza pueblerina de enormes dimensiones como la de cualquier región itálica, emergen como atractivo y punto a favor desde el aspecto visual, bien lejos de la postal turística.
Curiosa película termina resultando Aspromonte: el paisaje elegido resulta más alentador como elección estética que el cuadro de situaciones y personajes que describe la trama.
(Italia, 2019)
Dirección: Mimmo Calopresti. Guion: M. Calopresti y Monica Zappelli. Elenco: Valereia Bruni Tedeschi, Francesco Colella, Marco Leonardi, Sergio Rubini, Marcello Fonte. Duración: 89 minutos.
