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CRÍTICAS - CINE

Atentado en el aire (97 Minutes)

DURO DE OBSERVAR

Atentado en el aire es una rareza. Primero por su planteo argumental ya casi prehistórico, segundo por su discurso, que atrasa décadas, y tercero, por una vuelta de tuerca eficaz e inesperada que levanta un poco la puntería ante tal bodoque anacrónico. Acá un avión con una gran cantidad de pasajeros es secuestrado por un grupo de terroristas y el cual sólo tiene 97 minutos antes de quedarse sin combustible. Uno de los malos es un infiltrado que intentará detenerlos a como dé lugar, asistido por una enfermera con un pasado trágico y un par de pasajeros intrépidos ante las circunstancias. 

Como aclaramos en el párrafo anterior, el film tiene grandes dificultades, más allá de sus intentos por ser una obra digna y sobria. 

El planteo argumental es tan remanido que parece una de esas malas copias de Duro de matar (1988) que tanto pulularon la década de los 90 y que trasladaban la acción del Nakatomi a un avión, un barco, un tren y así ad infinitum. La ecuación es siempre la misma: un grupo armado irrumpe en un espacio X y un desafortunado debe de hacer las del héroe de turno para salvar las papas. Si eso, después de 30 años, no les parece una sobredosis de hiperinflación de Duro de matar, entonces a juzgar por la falta de películas de tiros del siglo pasado. El problema no es tanto recaer en un argumento de estás magnitudes, sinó la negación autoconsciente que suele afectar a esta clase de películas. Si un film de éste calibre, como Rascacielos (2018) funcionaba, era justamente porque su autoconsciencia (y otros logros también, aclaremos) era la pauta definitiva para (re)tomar una forma de narrar dentro del género y mantenerlo vivo en un contexto que lo reformula y lo resignifica. La autoconsciencia es justamente eso: encontrar en ese material ulterior un contexto actual para darle sentido y orden a las ideas y no convertirse, de lo contrario, en mera copia u homenaje nostálgico sin más. Hoy en día, una Duro de matar sobre un avión sin méritos mayores que entretener (cosa que funciona a medias) suena más a una película para los sábados a la tarde por canales de aire que como motivo de escapada al cine. 

Sigamos, como el avión del film, haciendo un descenso, pero ésta vez, sobre sus bondades artísticas. 

Si hablamos de autoconsciencia, hablamos también de hacerse cargo de elementos en su construcción (narrativa y estética) que determinen en qué época fue concebida, más allá de si su material original sea de hace tres o cuatro décadas atrás. Hoy en día, que los malos más malosos de la película sean rusos, no hace más que sonar las alarmas sobre las intenciones de los responsables en menuda idea. Si, en los 80 eran el enemigo número 1 en la lucha contra el comunismo. Cuarenta años más tarde suena más a un chiste auto paródico dentro del género. Más allá de su anacrónico discurso, Atentado en el aire es, a su vez, una banal mezcla de cine catástrofe, llena de lugares comunes y situaciones mal ejecutadas: las escenas de acción no son trepidantes y el suspenso y la tensión brillan por su ausencia (principalmente por una puesta en escena plana y sin ideas). Ni los efectos especiales o explosiones varias levantan la puntería: el CGI es más bien arcaico, casi, casi de gráfico de Playstation. 

Pero, siempre hay un pero…

Lo extraño dentro de su estilo cuasi arquetípico, es la mencionada vuelta de tuerca casi al final. Dentro de sus limitaciones estéticas y argumentales es sorprendente que hayan utilizado un plot twist de tales magnitudes. Ojo, no es que va a cambiar la vida del espectador. Para nada. Ésto no es Sexto sentido o Pecados capitales, por nombrar dos películas a las que popularmente solemos asociar al desenlace sorpresa. Aún así, nos toma literalmente con la guardia baja y logra, al menos, que cierta parte de su construcción (llana, superficial) deje entrever cierto mecanismo, si se quiere, inteligente y bien pensado, como estocada final o último recurso para salvarla de tantos malos logros. 

(Reino Unido, Estados Unidos, Canadá, 2023)

Dirección: Timo Vuorensuola. Guion: Pavan Grover. Elenco: Jonathan Rhys Meyers, Alec Baldwin, MyAnna Buring. Producción: Pavan Grover, Jake Seal, Jamie R. Thompson. Duración: 97 minutos.

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