Ausente (Argentina, 2011)
Dirección y Guión: Marco Berger. Elenco: Carlos Echavarría, Javier De Pietro, Antonella Costa, Rocio Pavón, Alejandro Barbero. Producción: Mariano Contreras. Distribuidora: María Sureda. Duración: 90 minutos
Reseña previamente publicada con motivo de exhibición en el 13ºBAFICI:
http://www.asalallenaonline.com.ar/bafici-13/panorama/2045-ausente.html
El profe.
Continuando con temáticas sobre géneros sexuales, Marco Berger puntillosamente dirige su segundo largo, luego de los favorables resultados alcanzados con el film Plan B. El foco sobre las diferencias sexuales y la atracción hacia personas del mismo sexo está puesto en la búsqueda e iniciación. Su anterior proyecto se encontraba vinculado más al descubrimiento casual que como un juego terminó definiendo a dos personas. Ausente narra sobre cómo un joven estudiante, durante las tardes en la pileta del colegio, vigilado y protegido por sus profesores, encuentra una salida atípica y quebranta reglas para lograr con un cometido.
Implícitamente inicia un juego, maniquéa y ejecuta un plan que da comienzo al indicar una molestia física, específicamente en un ojo, para captar la atención de uno de los profesores de la institución. Este, se hace cargo de la situación, llevando al joven a una revisación, al regresar, por fortuitas razones, el profesor debe hacerse cargo una situación planteada y brindarle hospedaje al estudiante en su departamente, incumpliendo una regla escolar y dando lugar a un sugestivo vuelco punzante, colmado de tensión y suspenso.
La simbiosis generada en el segundo personaje, el profesor, es magistral, producto de lo sugestivo, dando lugar a un duelo entre dos, el ausente en lista nunca más presente en la mente del otro.
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Atracción Fatal
Ausente, segunda obra de Berger funciona como un thriller a lo De Palma (Vestida para Matar, Obsesión, Femme Fatale) como pocas veces se suele ver en el cine nacional.
Respetando una preocupación autoral en su temática, Berger, esta vez confluye el suspenso con el drama (en Plan B se mezclaba la comedia con el drama) para construir una obra climática que habla de obsesiones y amores no correspondidos… y también, porque no de sacar para afuera las inhibiciones y sentimientos reprimidos.
Martín es personaje extraño, ambiguo, acaso mucho más seguro de lo que quiere aparentar frente a los demás, mientras que el profesor (suprema interpretación de Echeverría) es un hombre en crisis emocional.
Los primeros 40 minutos aproximadamente de film son sublimes. La creación de climas, creados a partir de diálogos secos, sutilezas, construcción simétrica de encuadres y una banda de sonora con inserciones corales que bien podría pertenecer a una obra de Argento, construyen una película, inmensa, minimalista, intensa y atrapante. Acaso lo que muchos esperábamos ver en La Niña Santa y La Mujer sin Cabeza, pero no terminamos por encontrar. Porque no tengo miedo de admitirlo. El cine de Martel es meticuloso y perfeccionista en lo que significa puesta en escena y creación de climas, pero fluctúa en lo narrativo. Hacen agua realmente los relatos de Martel (excepto La Ciénaga, aunque tenía personajes más interesantes que la historia en sí). Berger logra reproducir algo del universo Martel, pero de forma menos pretenciosa por suerte, y mucho, mucho más accesible para el público general.
Acá el tema de la homosexualidad reprimida no es tomada cinematográficamente como tabú y de hecho Berger construye un relato sexual sensual apelando a varios tópicos de De Palma, como el uso fragmentario de partes del cuerpo o la ducha en cámara lenta.
Por otro lado, el director tampoco pierde del todo una óptica costumbrista, que nos adapta fácilmente al universo de los personajes. Los recursos extra cinematográficos a los que apela para manipular al espectador, se disfrazan cuando vemos calles conocidas de Capital y el conurbano o domicilios de clase media.
La (falta de) comunicación es un tópico muy interesante. Lo que se dice no resulta tan verosímil como lo que no se expresa. A Berger parece no importarle si los diálogos tienen un tono realista, son atractivos como termina siendo el poder de la mirada y la expresividad mínima de los actores agrandada gracias al montaje y los encuadres. Lo que se sugiere solapadamente es muy poderoso. Y si no fuera por un elenco sólido, esto no sería posible.
El mayor problema que tiene Ausente es que la primera mitad es demasiado auspiciosa y dinámica, pero la segunda parte se hace un poco larga y densa. El relato se torna un poco repetitivo y redundante, las imágenes pierden poder de sugestión. El ritmo, si bien siempre es lento, constante, los planos secuencia largos (algunos fijos) y la acción interna de cada uno, reducido; no logra sostenerse durante esta segunda mitad por mucho tiempo. Los personajes femeninos, toman mayor protagonismo y no son demasiado explotados. De hecho están un poco caricaturizados. Berger se burla de ellas.
La película vuelve a levantar cerca del final, cuando Berger apela a un golpe de efecto sorpresivo, pero que le hace bien al film, para encontrar un nuevo rumbo emotivo, y provocar sensaciones ambiguas en el personaje y el espectador. A partir de este momento el film nuevamente tiene escenas tan intensas como inteligentes en su concepción. La persecución final se convierte en una clase maestra de montaje no diegético. El guión es profundo. No nada en la superficie, y temas como la identidad, ocultar los sentimientos, la represión burocrática, el despertar sexual, son abarcados de forma sutil, sin subrayados ni metáforas tontas. Sino un lenguaje directo, pero puramente visual.
Tensionante y sólidamente interpretado, Ausente es un film de climas, sentimental pero no demagógico ni manipulador. Inteligente y atrapante, a pesar de algunas escenas alargadas innecesariamente. Nuevamente, Marcos Berger confirma que es un nombre a seguir muy de cerca dentro del cine nacional contemporáneo.
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