(Francia/ Luxemburgo, 2013)
Dirección y Guión: Philippe Claudel. Elenco: Daniel Auteuil, Kristin Scott Thomas, Leïla Bekhti, Richard Berry, Vicky Krieps, Jérôme Varanfrain, Anne Metzler. Producción: Yves Marmion y Romain Rojtman. Distribuidora: CDI Films. Duración: 103 minutos.
¿Flores a mí?
Resulta por demás curiosa la imagen que las clases medias y altas europeas tienen de sí mismas: hablamos de esa típica burbuja socioeconómica apuntalada en ideales utópicos de perfección que funcionan como fachada de las miserias habituales de la humanidad en su conjunto, aunque en este caso volcadas hacia la autoindulgencia, la sequedad emocional, el seudo progresismo de siempre, la reverberación discursiva y una gran insensatez en lo que respecta a las relaciones familiares. Cuando el fuego de las protestas comunales y la marginalidad circundante amenaza con acercarse a sus mansiones, una y otra vez regresan cual infante caprichoso a la fantasía de la “metrópoli imperial” de antaño, situación que reinstala la xenofobia y despeja el terreno para una nueva victoria electoral de la derecha.
La cinematografía nacional que más ha trabajado estos tópicos es la francesa, ya que los galos son unos verdaderos especialistas tanto en el retrato del egoísmo snob de raigambre sectorial como en la apología -más o menos consciente- de ese ombliguismo pedante que termina derivando en una autodestrucción simbólica o reconversión moderada en lo que hace a los intereses/ estrategias de clase. Los ejemplos son cuantiosos y se parecen mucho a nivel formal, al punto de que en ocasiones cuesta diferenciarlos. La presente Antes del Frío Invierno (Avant l’hiver, 2013) no sólo combina las perspectivas crítica y celebratoria en igual medida sino que además no se decide entre el drama de alcoba, el thriller de invasión de hogar y la tragedia rimbombante centrada en el crepúsculo de otro burgués soporífero.
Aquí nos reencontramos con dos figuras harto repetidas en esta suerte de subgénero que definitivamente tiene una gran llegada en el circuito de festivales internacionales del viejo continente: hoy Daniel Auteuil y Kristin Scott Thomas interpretan a un matrimonio acomodado que entra en crisis en primera instancia por el arribo de misteriosos bouquets sin remitente y luego por la aparición de Lou (Leïla Bekhti), una joven -que trabaja en un bar y ejerce la prostitución- a la que el personaje de Auteuil adjudica la responsabilidad de las inmerecidas flores, lo que conduce a un andamiaje ciclotímico de amor/ odio por parte del hombre hacia la señorita. La linealidad narrativa y la torpeza con la que se administra el triángulo amoroso impiden un desarrollo verosímil de la conciencia social en cuestión.
Lamentablemente Philippe Claudel, un escritor devenido guionista y director, encasilla el relato en una levedad indeterminada, no profundiza en los aspectos más grises de los protagonistas, divaga demasiado con escenas inconducentes y para colmo establece un pulso aletargado que ni siquiera podemos calificar de meticuloso, gracias a que en realidad se asemeja a su homólogo de la comedia indie norteamericana de inflexión abúlica. Desaprovechando el catalizador por antonomasia, la tercera en discordia, y obviando en buena medida la premisa inicial vinculada al suspenso hitchcokiano, refritada por ejemplo en Caché (2005), lo único que queda en pie para rescatarnos del tedio es la interesante actuación del elenco, el cual ayuda a que lleguemos a regañadientes al final de la película…
Por Emiliano Fernández
Pequeña amapola.
Una vez que la vida es recorrida hasta su hartazgo solo los sueños permanecen, incumplidos, impolutos, deshaciéndose tras la brisa de un tiempo que se esfuma. Antes del Frío Invierno, el tercer film del director y guionista Philippe Claudel, es una historia sórdida sobre el amor y los sueños en la que la vida se les escurre a los personajes mientras siguen viviendo sus pequeñas mentiras íntimas.
Paul (Daniel Auteuil) es un respetado neurocirujano con un buen pasar económico. Junto a su esposa Lucie (Kristin Scott Thomas), viven en una hermosa casa en el campo una existencia desprovista de complicaciones. El cariño entre ambos parece genuino, pero un encuentro inesperado con una muchacha que dice haber sido su paciente trastoca todo. Paul comienza a recibir flores en el hospital, en su consultorio y en su casa, y comienza una sospecha paranoica que lo lleva a perder el control.
Con una cadencia sobria, la película va destruyendo el idilio manchando la felicidad, poniendo obstáculos que crecen exponencialmente; así los personajes son ignorantes de todo lo que ocurre a su alrededor. La verdad es sugerida al espectador pero ocultada a los protagonistas, que viven en la más completa oscuridad.
Una vez que los sueños ya no están, y antes del frío invierno, las brisas del otoño llenan el ambiente de indagaciones sobre la vida y todo llega a su fin. Sin definirse, Antes del Frío Invierno recorre el drama y el suspenso con silencios, gestos, ausencias y presencias que en realidad están en otro lugar para crear un relato cuya profundidad se va perdiendo a medida que la historia demanda una definición.
Las actuaciones de Daniel Auteuil, Kristin Scott Thomas y Leïla Bekhti son muy buenas. La música acompaña templadamente la historia que transcurre bajo la excelente labor de fotografía de Denis Lenoir y un gran diseño de interiores de Samuel Deshors.
Como una especie de contracara del director de nacionalidad austríaca Michael Haneke, Philippe Claudel ofrece una salvación ad hoc a todo este drama. Lo que parece no ir a ningún lado en realidad tiene una razón y al final hay una explicación que redime. Lo que parecía perfecto vuelve a una aparente normalidad, pero nunca es lo mismo. Las experiencias de quiebre y límite siempre transforman a los individuos. La muerte se mezcla así con la nostalgia y los protagonistas bailan una danza embriagadora de la que no pueden escapar. En el final, llega el verdadero homenaje a Caché (2005) de Haneke y al espíritu de su cine desesperanzador. Toda la vida es una búsqueda, tal vez la respuesta a todo esté en una pista, en una pequeña amapola perdida en un cassette.
Por Martín Chiavarino