Aviones
(Planes, Estados Unidos, 2013)
Dirección:
Klay Hall. Guión: Jeffrey M.Howard. Voces: Dane
Cook, Stacy Keach, Brad Garrett, Teri Hatcher, Julia Louis-Dreyfuss, John
Cleese, Anthony Edwards, Val Kilmer. Producción:
Traci Balthazor. Distribuidora: Buena
Vista. Duración: 91 minutos.
Cars del aire
Uno
de los grandes inconvenientes del cine contemporáneo (más que nada el de
Hollywood) es la falta de ideas o el constante reciclaje de éstas con el fin de
crear un producto que atraiga a las masas en base a un éxito anterior.
Esta
idea se ve reflejada en Aviones,
nuevo film de Disney dirigido por Klay Hall, el cual es una especie de Cars de John Lasseter, pero con
vehículos del aire. Todo el universo de esta película es similar al de la de
Pixar, ya sea narrativa, ideológica y – sobre todas las cosas – visualmente.
La
cuestión es que no sólo la animación de un film al otro es sumamente similar,
sino que también lo es el estereotipo de los personajes: la idea de remarcar un
héroe humilde de un pueblo pequeño – que desde abajo y con la ayuda de una
personalidad de sus tierras – logra el éxito a nivel mundial para ser un claro
ejemplo para los suyos. La única diferencia es que la carrera en vez de ser de
autos, está compuesta por aviones.
A
pesar de que por momentos hasta resulte simpática, el mayor inconveniente de Aviones es que – de a ratos – resulta
aburrida, se hunde en una historia sumamente predecible compuesta por
personajes sin alma, muy básicos y sin chispa. En términos generales, es una
película que carece de emociones, de ese condimento que pueda llegar a atrapar
al espectador y se introduzca en las acciones.
Pero
el mayor problema decae en la falta de originalidad, Aviones es parecida estructuralmente a Cars, pero no es la película de Pixar. Le falta picardía y sobre
todo humor, esta nueva película es demasiado obtusa y está compuesta de
diálogos muy pobres que no entusiasman. Es un híbrido en el que no funcionan ni
la comedia, las aventuras o el romance. Una carrera intrascendente que aporta
poco al cine de animación y que resulta para el olvido, cómo el uso del 3D en
el film, totalmente innecesario y sin ningún tipo de contraste dramático,
aunque esto ya es un lugar común, o sea el uso del cine como marketing o la
actual moda de los anteojos en tres dimensiones con ningún otro fundamento que
no sean la virtual recaudación de la obra en cuestión.
