A Sala Llena

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Better Call Saul

Better Call Saul

¿Qué es lo que define a un ser humano como bueno o malo? ¿Qué elemento de la condición humana pone blanco sobre negro ubicando al hombre en una u otra categoría?

¿Es definitivamente la acción, o lo que sentimos en el núcleo del alma juega algún tipo de papel en nuestra factura final de calidad? ¿Está verdaderamente el camino al infierno empedrado de buenas intenciones?

Si lo llevamos al terreno ficcional sabemos que un héroe bien construido jamás es del todo bueno. Y un buen villano jamás es del todo malo. Porque, se supone, la naturaleza humana es mixta, cuanto menos. ¿Pero qué pasa cuando los límites están tan corridos que no sabemos quién es el héroe y quién el villano?

La parábola de Caín y Abel, presenta al odio entre los hermanos como una gran fuerza destructora. No importa si la causa es justa o no, cuando uno de los hermanos es el elegido, indefectiblemente el otro se percibe descartado y así, el resentimiento, el odio y la furia suelen desatarse. Las parábolas están para indicarnos a dónde está el mal o, por lo menos, dónde no está el bien. Pero en el ardor del hombre las cosas no están tan claras.

Fueron los descendientes de Caín los que poblaron la Tierra, entonces, todos tenemos algo de él, o mucho de él. ¿Será por eso que nos cuesta distinguir a dónde reside el bien verdadero?

Dentro de la diégesis de Better Call Saul, los hermanos McGill encarnan ciertos grados de la historia bíblica, pero jamás se sabe ciertamente quién es Caín y quién Abel. Sí sabemos cuál nos cae mejor, cuál de los dos queremos que gane, por quién estamos haciendo fuerza. Y, entre Chuck y Jimmy, la pulseada por nuestro afecto la gana el benjamín y protagonista. Pero, al terminar de ver esta tercera temporada, no pude más que preguntarme por qué.

Jimmy es un badulaque. Brillante para la estafa de poca monta, para la intriga de pasillo y la conspiración doméstica. Ejerce la profesión de abogado, doblándola, forzándola y reventándola moralmente. Aun así, ama. Ama a su hermano, ama a su mujer, incluso llega a querer a las personas que pretende timar. ¿Constituye ese amor su redención?

En contraposición Chuck, el hermano mayor, es un hombre recto. Respetuoso de la ley y amante purista de su ejercicio. De moral intachable, gran pilar de su comunidad, reverenciado por colegas y amigos. Ejerce la profesión con espíritu de sublimación. Pero Chuck no ama otra cosa que la ley. No ama a su hermano, no ama a sus amigos, no ama a sus colegas. Entonces, ¿es Chuck el verdadero villano?

¿Un hombre honrado, recto, que convierte su rectitud en rigidez es el verdadero mal a reconocer? ¿Cuando la rectitud rígida se convierte en la espada con la que masacrar a otros, aún cuando esos otros sean hombres inmorales, no es una forma de maldad?

En esta temporada los hermanos se destrozan. Pero es el hermano inmoral, el impresentable, el badulaque el que extermina al otro. Al que jamás ha dañado a nadie, el que ha buscado y entronizado la justicia durante toda su vida, pero que por haber sido víctima de la falta de equidad de sus padres no aprendió a amar y lo detesta.

Chuck odia a Jimmy porque siente que el mundo es injusto. Y que son hombres como Jimmy quienes lo hacen peor. Jimmy ama a Chuck y le perdona su rigidez, incluso le profesa una admiración casi devota. Pero a la hora de acabarlo, no le tiembla el pulso ni por un segundo.

Entonces, ¿quién es Caín y quién es Abel?

Tal vez el sacrificio final de la temporada lo aclare un poco. Quizás sea Abel el que muera primero. Pero eso no es seguro, jamás lo es en las buenas ficciones.

Probablemente esta temporada de Better Call Saul sea la mejor de todas. Es sí, contundentemente, la apoteosis total. Con la elegancia que la caracteriza llega a niveles insospechados de hondura y a un refinamiento narrativo y dramático fisurador de mandíbula. De visionario imprescindible para los amantes de las series, pero aún más para los paladares negros de la ficción.

Véanla y nos vemos al otro lado de la pregunta.

© Laura Dariomerlo, 2017 | @lauradariomerlo

Permitida su reproducción total o parcial, citando la fuente.

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