Cobertura exclusiva desde Pinamar por Matías Orta.
Sábado 31 de marzo de 2018.
La última jornada del festival ofreció más de una perla. Para empezar, el Encuentro con Brian Yuzna. Nacido en Filipinas, Yuzna consolidó su carrera como productor de clásicos del terror como Re-animator y director de films todavía a descubrir, como Society (1989) y El dentista (1996). Con la moderación de Mike Hostench (subdirector del Festival de Cine Fantástico de Sitges), comenzó hablando del comienzo de su amor por el cine fantástico y de miedo, cuando vivía de niño en Panamá, y de sus primeros pasos haciendo películas. También confesó la influencia de los cómics de la editorial EC, como Cuentos de la cripta, y la revista Mad a la hora de desarrollar una visión irónica y sexual del horror. “Para que te marque, el terror tiene que cruzar la barrera de lo socialmente aceptable”, dijo, y nunca olvida que la meta es siempre tener un público fiel al que deleitar.
A continuación, el director Gabriel Grieco y el actor Lautaro Delgado brindaron la charla de la película Respira, al que actualmente están rodando en locaciones de San Antonio de Areco. La historia se centra en un piloto de avión venido a menos (Delgado) y su trabajo como fumigador en campos de soja, lo que Grieco anticipa que será el comienzo de un thriller inquietante. No hubo imágenes para el público, pero Grieco reveló jugosa información sobre la génesis del proyecto y sobre el desarrollo de las grabaciones. La idea es tener todo listo para fin de año, con vistas a iniciar un recorrido por festivales. Según Javier Fernández Cuarto, responsable de Blood Window, Respira completaría la trilogía de terror ecológico iniciada por Grieco en Naturaleza muerta (2014).
Las proyecciones comenzaron a las 14 hs., y se destacaron la española Matar a Dios (2017) y la mexicana El habitante (2017). La primera vino representada por la actriz Iztar Castro, y la segunda, por su director, el uruguayo Guillermo Amoedo. El público llenó todas las funciones, dejando en claro que el género fantástico y de terror tiene una importante convocatoria.
El habitante, de Guillermo Amoedo (México, 2017)
Guillermo Amoedo comenzó desarrollando su carrera de guionista para Nicolás López y Eli Roth, formando parte de la movida denominada Chilewood. The Stranger (2014), su ópera prima, también fue realizada bajo esa ala. La producción mexicana El habitante (2017) es una nueva muestra de su talento.
Tres mujeres jóvenes, hermanas entre sí, se meten en la residencia de un poco político. Pronto atrapan al hombre y a su esposa, y se prestan a robarle una gran suma de dinero aparentemente obtenida mediante actos de corrupción. Entonces harán un descubrimiento inquietante: la pequeña hija del matrimonio yace encerrado en una habitación del sótano, amarrada a una cama, con marcas en el cuerpo que evidencian maltrato. Conmovidas, las intrusas la liberando, sin darse cuenta de que la pequeña lleva en el cuerpo el espíritu de un ente maligno.
En The Stranger, Amoedo le aporta una mirada menos familiar al vampirismo. Aquí hace lo mismo, pero con las posesiones demoníacas. Para darle un aire novedoso, combina este subgénero con el de las invasiones domésticas, que tiene como representante más reciente a No respires (2016). Y como en sus trabajos anteriores, el director nunca pierde de vista la composición de los personajes: cada uno carga con un tormento personal que lo lleva a tomar decisiones fuertes, desagradables, aunque parece que jamás podrán escapar del horror. Otro gran logro de Amoedo es saber aprovechar una sola locación, sacándole el jugo a cada rincón de esa residencia con oscuros secretos.
El habitante tiene terror sobrenatural, tiene terror psicológico, y siempre deja pensando acerca del lado oscuro de la familia y de la naturaleza del mal.
Los olvidados, de Luciano y Nicolás Onetti (Argentina, 2017)
Matar a Dios, de Caye Casas y Albert Pintó (España, 2017)
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