“Honey Don’t” es una canción escrita por el cantante pionero del rockabilly Carl Perkins, entonada por éste y luego también por Liam Bailey y Wanda Jackson, quien fuera catalogada como “la reina del rockabilly”. Sin embargo, fue en 1964 el álbum de estudio de los Beatles The Beatles for Sale quien la convirtió en un éxito.
No sería esta la primera vez en que un tema compuesto por Perkins hallara un éxito mayor al ser interpretado por otro cantante que no sea el original, o sea él. Otro caso es el de 1955 y su “Blue Suede Shoes” frente a la versión de Elvis lanzada al siguiente año.
No obstante, The Beatles, grandes admiradores de Perkins, también reversionaron su “Matchbox” y “Everybody’s Trying to Be My Baby”, así como Johnny Cash con “Daddy Sang Bass”.
A qué voy con toda esta introducción sobre Perkins. No sólo Honey es el nombre de la femme fatale interpretada por Margaret Qualley y a quien hace referencia el título del film y canción incluida en el largometraje, sino que, análogamente, Perkins y Coen, Ethan, comparten esa noción de lo que podría describirse como un “éxito individual”.
Pasaron siete años desde la separación directorial de los hermanos Coen, quienes en conjunto realizaron diecisiete films. Por un lado, Ethan se independizó gracias al documental musical Jerry Lewis: Trouble in Mind, y el año pasado, con la que fuera la primera parte de una trilogía, con Qualley vinculada, que incluye a Honey Don´t! y Drive Away Dolls, ambas coescritas con su esposa Tricia Cooke. Joel, por su lado, dirigió para Apple La tragedia de Macbeth. Separados, la fórmula de éxito que manejaban se diluyó y permitió que ambos puedan concretar proyectos más personales. Es interesante presenciar esta bifurcación y ahora poder identificar qué proveía cada hermano por separado a sus proyectos en conjunto.
¿Sería Joel el hermano más sarcástico e Ethan el más solemne?
Tanto Drive Away Dolls como Honey Don’t! poseen un manejo del sarcasmo y ritmo cinematográfico similar. Se hace evidente la añoranza por el género en el que los elementos del noir en distintos films se intercambiaban arbitrariamente de todas las maneras posibles. En este caso, Qualley es femme fatale e investigadora privada a la vez, cuando comúnmente en el género el individuo fatale singular suele solicitar los servicios de un investigador privado también singular por motivos concretos de infidelidad, temores de asesinato, etc. Coen conjuga a ambos personajes en uno y añade un costado lésbico explícito a la protagonista. Aubrey Plaza, como la oficial MG Falcone, adopta el rol del interés sexual de Honey O´Donahue y con cierto pesar. Chris Evans, un buen actor que está intentando resignificar su carrera tras la catalogación creada a partir de superhéroe de Marvel, interpreta a un excéntrico y exagerado Reverendo denominado Drew Devlin, que bien suena como “devil”.
Al igual que en la letra del rockabilly de Perkins, Honey juega con las expectativas de sus conquistas amorosas. Aquí el empleo de la violencia como juego sexual, actitud de poder y manipulación de funciones de la autoridad ven respuesta en una femme a quien el mundo cae a sus pies. Presentada con un outfit que capta la atención hasta del primer vendedor de almacén que aparece en escena y al que Honey para el carro explicitándole “Me gustan las mujeres”.
Ethan, a quien de ahora en más seguiremos de cerca, de manera individual y tras su experiencia a dúo, logra como cometido su segundo éxito singular.
(Reino Unido, Estados Unidos, 2025)
Dirección: Ethan Coen. Guion: Ethan Coen, Tricia Cooke. Elenco: Margaret Qualley, Aubrey Plaza, Chris Evans, Lera Abova. Producción: Tim Bevan, Ethan Coen, Tricia Cooke, Eric Fellner, Robert Graf. Duración: 89 minutos.