Una de las grandes sorpresas de Cannes 2025, sobre todo viniendo del cine francés, que no parece estar viviendo un momento de gloria. Y una película intimista y a la vez expansiva, de ese modo como solo el cine francés ha sabido tratar temas como el del amor. En este caso se trata del amor materno-filial, una relación imposibilitada por cuestiones judiciales.
Clémence (Vicky Krieps) se ha separado recientemente y comparte la custodia de su hijo de una forma amigable, una semana en casa de cada uno. Todo se rompe cuando ella confiesa a su ex que ha empezado a salir con chicas y este la denuncia, un asunto un tanto extraño (pedofilia, abuso de menores) basado en los libros escritos por Clémence. Lo que sigue es el calvario legal que ha de padecer nuestra protagonista a lo largo de dos años para poder ver siquiera ocasionalmente a su hijo, casi siempre bajo tutela.
Digo que es un asunto extraño porque nunca se aclara (sabremos que la denuncia está basada en la coacción del niño), a Anna Cazenave Cambet solo le interesa Clémence y Love Me Tender respeta escrupulosamente su punto de vista. Esta es una película sobre las consecuencias, no sobre las causas. Y esas consecuencias son desgarradoras para ella.
Es así como vamos asistiendo a la deriva de Clémence (ni que decir tiene que esta película es de Vicky Krieps en un 90%), del pelo corto del inicio a la cabeza rapada del final, pasando por los apartamentos a los que se va mudando o por las distintas amantes que pasan por su vida, siempre con su voz como guía, breves fragmentos de sus escritos que nos van describiendo esa vida que por momentos va asomándose a un abismo legal y vital y que son los de la novela de Constance Debré en la que se basa la película.
Lo menos interesante de Love Me Tender es en cualquier caso su título, demasiado vulgar, como de película nostálgica o de comedia juvenil (y que viene de la novela de Debré). La segunda película de Cazenave Cambet se adentra en un territorio bastante concurrido en el cine francés, el del malditismo del artista condenado a la soledad por una sociedad incapaz de aceptar su independencia. Solo que la directora le da la vuelta a este cliché al plantearlo desde el punto de vista femenino. Son justo sus elecciones vitales (el lesbianismo) y artísticas (los temas sexuales) las que hacen que Clémence se vea arrinconada por un sistema legal que dilata los plazos imposibilitando en este caso una relación normal madre-hijo. La soledad de Clémence no es una pose de artista maldito sino la de la víctima.
(Francia, Luxemburgo, 2025)
Dirección: Anna Cazenave Cambet. Guion: Anna Cazenave Cambet, Constance Debrét. Elenco: Vicky Krieps, Antoine Reinartz, Monia Chokri. Producción: Raphaëlle Delauche, Nicolas Sanfaute. Duración: 134 minutos.
