A Sala Llena

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CRÍTICAS

Ceremonia de hombres solos

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Ceremonia de hombres solos

Dirección: Eva Halac. Dramaturgia: Humberto Riva. Vestuario: Micaela Sleigh. Diseño de escenografía: Micaela Sleigh. Diseño de luces: Miguel Solowej. Producción ejecutiva: Demián Kaltman. Elenco: Darío Bonheur, Anibal Brito, Marcos Horrisberger, Hernán Márquez. Prensa: Alicia Nieva.

Soledad para cuatro

 

La acción transcurre en los años 30, en un casco de estancia de Navarro, provincia de Buenos Aires. Cuatro jóvenes de la alta sociedad argentina se reúnen para pasar el fin de semana. Entre risas y excesos debaten con desenfado sobre su posición acomodada, el amor, el arte y otros temas que se suceden uno tras otro en un entramado vertiginoso que converge en el verdadero motivo de ese encuentro: jugar a la ruleta rusa.

En 1930, mientras que en Europa el fascismo era incipiente, en Argentina el entonces presidente democráticamente electo Hipólito Yrigoyen era derribado por el golpe de estado de José Félix Uriburu. El historiador José Luis Torres bautizó a la década del treinta como la “década infame”,  caracterizada por el fraude, la corrupción y la entrega del patrimonio nacional. La profunda crisis que atravesaba el país en aquellos años reveló un índice de suicidios estremecedor: un promedio de dos suicidios por día. Algunas personalidades de la cultura que pusieron fin a sus días durante la gran depresión fueron Alfonsina Storni, Leopoldo Lugones y Horacio Quiroga.

La reunión entre amigos esconde una violencia solapada que se cuela por los intersticios del diálogo, mientras provocan estridentes risas para ocultar la línea de desesperación que provoca la soledad. Ellos son los hijos de los dueños del país, cuatro dandys educados, ingeniosos y rebeldes. Su relación está basada en el silencio, en la banalidad o en una pseudofilosofía sustentada en prejuicios de clase. Si como afirma uno de los personajes “en el origen de toda familia importante siempre hay dos olores: a bosta o a sangre”, en la obra se mezclan los aristócratas con los nuevos ricos que quieren emular esas costumbres y en esa cruza el último aristócrata es la “dama de compañía culta” del hijo del dueño de casa, en una relación perversa que se teje a partir del vínculo amo-esclavo. Cuando el amor no es correspondido, sólo la humillación y una actitud servil permiten estar cerca de la persona deseada.

Todo transcurre como lo indica el ritual: se acomodan cada uno en su sitio y se alistan para comenzar, llevando a cabo el protocolo con elegancia. Una ruleta rusa de la oligarquía argentina, que asume riesgos sin riesgo: ya que prefieren omitir el peligro que implica ese juego en un coqueteo azaroso con la muerte. La cápsula siempre estuvo vacía y todo fue una puesta en escena irrisoria para quienes sabían que todo era falaz. Otros sin embargo, aún conservaban el terror y la esperanza de que la bala iba a dispararse tarde o temprano. En este contexto se desbordan pasiones que ya no pueden ser contenidas. Rivas indaga acerca de los límites de la dignidad humana, donde la búsqueda de experiencias extremas revelan en el hombre un sentimiento de insignificancia.

La propuesta escenográfica se podría definir como una puesta en escena del detalle. Cada uno de los elementos construye el espacio en el que se desarrolla la acción pero además narran, sumando a la obra incluso una cuota de poesía. Un piano antiguo y un tocadiscos, son utilizados como dispositivos sonoros que generan música intraescénica potenciando el dramatismo de determinadas situaciones. El vestuario es también impecable y cada uno de los personajes está caracterizado con un estilo personal, que sufrirá modificaciones a lo largo de la obra: el retrato de los señoritos educados y prolijos empezará a deformarse en el transcurso de la acción y ya no habrá vuelta atrás.

Las actuaciones son sóilidas, profundas y cada personaje es un enigma de dificil solución, que poco a poco irá despojándose de sus máscaras. La obra propone un presente que se expande, dilatado, donde los climas de tensión son generados por miradas que prefieren no ver y palabras que mueren antes de ser dichas. Con una puesta en escena sumamente sugerente y prolija, Eva Halac pone en escena esta Ceremonia de hombres solos que invita al espectador a reflexionar sobre nuestro pasado histórico, su vínculo con la historia reciente y con nuestro presente.

Teatro: Andamio´90 – Paraná 660
Funciones: Sábadod 20:30 hs – Hasta el 27/04/2013
Entrada: $ 60,00 / $ 40,00

©Antonella Sturla, 2013

Permitida su reproducción total o parcial, citando la fuente.

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