El Reino Secreto (Epic, Estados Unidos, 2013)
Dirección: Chris Wedge. Guión: Daniel
Shere, Tom J. Astle, Matt Ember, James V. Hart. Producción: Lori Forte, Jerry Davis. Elenco: Colin Farrell, Beyonce Knowles, Josh
Hutcherson, Amanda Seyfriend, Christoph Waltz. Distribuidora: Fox.
Duración: 102 minutos.
¡Hora de florecer o morir!
Hay
que salvar el capullo. Eso es todo lo que importa para la Reina Tara, y los
hombres Hoja si quieren conservar su bosque de cuento de hadas. Pero si hay
personitas dispuestas a perpetuar el reinado del Bien para mantener verde y
floreado su bosque, hay otras dispuestas a hacer todo lo que esté a su alcance
para destruirlo: Mandrake y sus secuaces Boggans, o sea, las fuerzas del Mal.
Ambos reinos son muy interesantes. En el del Bien, además de la Reina –que
camina sobre agua- hay una adolescente rebelde que de un momento a otro se ve
miniaturizada, volando en colibríes o paseando en los cuernos de un siervo con
la promesa de que si logra proteger el capullo, podrá volver a su casa. Para
evitar que el villano se adueñe de éste, nuestra heroína unirá fuerzas con el
líder de los hombres Hoja –Ronin-, contará con la ayuda de un joven indisciplinado–Nod- a quien Ronin trata de instruir y disciplinar, pero además necesitarán
backup: Mub, una babosa y Grub, un caracol. El aprendiz de hombre Hoja es un
espécimen que combina la elegancia con la que Douglas Fairbanks realizaba sus
acrobacias en La marca del zorro, con un look versión púber (sin bigote) de
Errol Flynn en Robin Hood.
Incluso la vestimenta color verde es casi idéntica y
las armas elegidas por ambos son… el arco y las flechas. Si Nod es cercano a un
Errol Flynn, entonces Ronin vendría a ser un John Wayne, una versión de héroe
duro al que es imposible sacarle una sonrisa. Los sueños de Mub y Grub de
convertirse en hombres Hoja, son tan alocados como los que tenían Z o Barry,
sueños de salir a conocer el mundo exterior, de querer ser más que simplemente
lo que les ha tocado ser por naturaleza y, como a sus antecesores, se les
presentará la oportunidad de jugar a ser héroes y demostrar su valentía. El
reino del Mal, lo comanda nada menos que Christoph Waltz, -nuestro villano
favorito -que aquí mantiene el ingenio y sadismo que caracterizaba al Coronel
Hans Landa. Esta sólida fuerza del Mal es el cerebro detrás de los planes
siniestros, el que hoja que toca, hoja que destruye. Su reino, similar al de
Scar o Maléfica, se mueve en la gama de los grises, con sus ramas putrefactas,
retorcidas y puntiagudas. Los Boggarts son bichos –algunos más torpes que
otros- que se empilchan con pieles de ratas para salir al combate, y usan
huesos de animalitos como cascos, algo que remite a una imagen de Simba en
particular, cuando se pierde en el Reino de su tío.
La
película es todo un evento en materia de animación: la consistencia babosa de los
graciosos e inseparables moluscos terrestres, está increíblemente lograda. El
realismo, los colores y las texturas del bosque, de las vestimentas, y los
movimientos de cada uno de los personajes son impecables. El reino secreto funciona como una brisa de aire nuevo y fresco en
el cine de animación, y más después de dos películas también de aventuras pero
fallidas –narrativa y estéticamente- como fueron Jack, el cazagigantes y Tadeo.
Lo
maravilloso de El reino secreto es
que, nosotros como espectadores sabemos todo el tiempo cuál será el siguiente
paso, pero nunca perdemos el interés, sino todo lo contrario, porque acá es
igual de importante lo que se cuenta, y el cómo se cuenta. Ya desde el
comienzo, la secuencia de acción en el aire (que vale la pena ver en 3D), marca
el tono y el ritmo que se mantendrá a lo largo de todo el metraje, sin que
dejemos de sentir, -banda sonora de Danny Elfman mediante- que estamos volando
en picaflor y que flotamos en busca de aventuras por el bosque encantado. Es
ahí cuando nos damos cuenta de que nosotros somos los capullos, y el cine, lo
que nos hace florecer.