En el 640 S.Main Street, centro de los Angeles, existe un epicentro que acuña toda forma mórbida, espeluznante y atroz de hechos, anécdotas y leyendas y cuya estructura funciona como envase contenedor de todo mal que se arrastre en este mundo. El Hotel Cecil, fundado en 1927, es un edificio que cuenta con 700 habitaciones; perfecto albergue de bajos presupuesto que recoge los más variados y pintorescos personajes gracias a sus modestos precios. Como todos sabemos, lo barato sale caro: pasar una o más noches allí equivale a venderle el alma al Diablo y padecer una estadía en el infierno. Desde que sus puertas fueron abiertas hasta sus últimos días como Hotel Cecil luego de haber sido vendido, el lugar adquirió una terrible reputación cimentada por cientos de acontecimientos extraordinarios a la par que aterradores y misteriosos. Cien años de maldad, corrupción y depravación alimentada también por curiosos a los que les atrae este tipo de historias.
En febrero de 2013 una estudiante canadiense de tan solo 21 años llamada Elisa Lam, desapareció misteriosamente del hotel sin dejar rastro y lo que era peor, con la certeza de que jamás había abandonado la instalación. Lo más extraño fue el hallazgo de un video de las cámaras de seguridad de un ascensor, tan viral y conocido en la cultura popular como cualquier film de terror y que la mostraban actuando de manera errática. El video, una vez puesto en internet, devino una leyenda fantasmal que alimenta el culto a lo embrujado. El hecho no hacía más que reafirmar la naturaleza maldita del Cecil, más aún cuando el cuerpo de la muchacha fue hallado sin vida en uno de los tanques de agua en la terraza. Escena del Crimen: Desaparición en el Hotel Cecil, producción documental repartida en cuatro episodios y apadrinada por Netflix, centra su atención en este escalofriante y trágico hecho.
Joe Berlinger, realizador especializado en documentales, es el encargado de revelar paulatinamente los sucesos que llevaron a Lam a su fatídico destino. Si bien hace tiempo que se sabía el motivo de su muerte, la gracia radica en la construcción y reconstrucción exhaustiva sobre los acontecimientos que son varios y variados, uno más mórbido que otro, por lo que cubren de un aura siniestra algo que no lo era. Puede parecer manipulador en las formas y proceder para lograr un clima oscuro y tenebroso, el cual consigue exitosamente por las historias mencionadas a lo largo de la obra: asesinatos, asesinos seriales, suicidios y todo tipo de delito. El cine, sin ir más lejos, ejerce su gracia en base al artificio de la manipulación. Por momentos puede perder el foco de atención, pero la función de abarcar detallada y entomológicamente cada aspecto de lo sucedido no hace más que reafirmar con certeza los resultados sobre el caso.
Interesantemente la “docuserie” pone de un lado las teorías conspirativas tejidas por cibernautas y del otro las opiniones de los especialistas, casi como una puja sobre la veracidad de un caso que por lo inverosímil de lo acontecido parece más cercano a las delirantes suposiciones sostenidas por ciberdetectives y youtubers. El resultado apunta a una reflexión sobre cómo la tecnología, las redes sociales y quienes las frecuentan hoy en día transforman en fenómeno todo aquello que genere un mínimo interés, sin medir las repercusiones que ello pueda acarrear.
Bizarro por momentos (la aparición del cantante de Metal sospechoso es puro cliché), tétrico en otros, contradictorio también, Escena del Crimen: Desaparición en el Hotel Cecil no es una gran obra, pero mantiene nuestra atención atornillada durante cada uno de los episodios. Interesante.
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(Estados Unidos, 2021)
Dirección: Joe Berlinger. Producción: Graham Riske, Josh Dean. Duración: 219 minutos.