LOS PIBES DE CROMAÑÓN, PRESENTES
El pasado 8 de noviembre llegó a Prime Video la serie de ficción de Cromañón dirigida por Fabiana Tiscornia (Las hermanas fantásticas 2024, La reina del miedo 2018) y Marialy Rivas (Princesita 2017, Jóven y alocada 2012), con la producción ejecutiva de Armando Bó, Natacha Cervi, Mercedes Reincke, Marialy Rivas, Fabiana Tiscornia, Ezequiel Olemberg y protagonizada por Olivia Nuss, José Giménez Zapiola, Toto Rovito, Soledad Villamil, Luis Machín, Paola Barrientos, Esteban Lamothe, Muriel Santa Ana, Carolina Kopelioff, entre otros.
La serie rememora los días antes de la tragedia del incendio en República Cromañón que tuvo lugar el 30 de diciembre del 2004, siguiendo a un grupo de amigos seguidores de Callejeros y sus vidas en el barrio aliterando con el presente de los sobrevivientes y el proceso de justicia.
El contexto de la serie es claro y atraviesa toda la narrativa pero no es lo suficientemente fuerte. Me explico, en el primer capítulo conocemos a Malena, la primera vez que la vemos es 4 años años después de la tragedia viviendo en Rosario, trabajando en un supermercado y el indicio es un tatuaje sobre su hombro en forma de cierre que rodea una cicatriz de una quemadura, queda claro que ella es una de las sobrevivientes de Cromañón. El shock se da mientras ella está trabajando y en la televisión aparece la noticia del suicidio de otro sobreviviente, ni más ni menos que el chico que la rescató, acto seguido la llama el abogado para avisarle que recuperaron su mochila, inclinada más por un acto de pulsión Malena saca una pasaje y regresa a su barrio en Buenos Aires para enfrentar su pasado.
Con este pantallazo, la serie se adentra en los vínculos de un grupo de amigos, su pasión por la música, aspiraciones para el futuro, deseos y actividades varias. En ese foco, hay una triángulo amoroso entre Malena (Olivia Nuss) su novio Lucas (José Giménez Zapiola) y Nicolás (Toto Rovito) que toma las riendas de la trama secundando y dejando en paralelo el hilo de la tragedia de Cromañón que luego retoma la primera línea en los capítulos que recrean la noche del incendio y el juicio. Aún así, parece que la serie quiere contarlo todo al mismo tiempo y ahí es cuando el montaje paralelo y el alterno juegan una mala pasada. Ir y venir en una línea de tiempo no es fácil, tampoco lo es narrar sucesos simultáneos, el tema, creo yo, está en los pesos de la historia y en pensar ¿qué es más relevante? ¿Una historia de amor, un juicio o el drama de una tragedia que sacudió a todo un país? De esa mezcla entre drama, coming-of-age y drama legal la narrativa se torna confusa. Acelera y desacelera situaciones -por ejemplo, la resolución del juicio, los procesos de duelo, etc – dando la sensación de que el que mucho abarca poco aprieta. También resulta un poco estigmatizante algunas de las caracterizaciones de los personajes como si todos fueran así, parte de una cultura del reviente, aunque después en algunos diálogos busca redimirse. El problema con esto es que queda medio ridículo en el contexto en el cual está planteada la serie. En vez de incorporarse de manera natural, el grupo de amigos parece sacado de un manual de plataforma con todos los temas a tratar para buscar la mayor representatividad posible y se nota forzado, poco fluido. Por ejemplo, en la segunda temporada de Porno y helado en un par de episodios aparecen los rolingas, sí, es comedia y se entiende que el mecanismo es diferente al del drama y es justamente la búsqueda de la exageración y la parodia pero acá en el absurdo los personajes se mueven de manera más libre y natural, no hay grises.
Respecto a la realización, la cinematografía y la utilización de la música coquetean, más bien están al borde, de la romantización de la época con secuencias que marcan un estilo muy cercano al de las series americanas, como el viaje en colectivo a República Cromañón y la cita nocturna entre Malena y Nicolás, que alejan a la serie de aquello que es propio y autóctono ¿A quiénes realmente se está representando? Justamente, uno de los puntos más fuertes que toca la serie y en la cual se destaca son los episodios que recrean de forma cruda pero respetuosa cómo fue el incendio de esa noche, el impacto que tuvo en quienes estuvieron ahí, lo que sucedía con los familiares y amigos mientras República Cromañón ardía, la burocracia de los cuerpos y el estallido del sistema.
En diciembre se cumplen 20 años de la tragedia de Cromañón. La existencia de ficciones con grandes presupuestos acerca de sucesos que marcaron y atravesaron al país son un motivo de celebración. Estas ficciones están pensadas para una audiencia masiva y acercan parte de la historia a un sector jóven que no había nacido o era muy pequeño cuando este hecho sucedió y gracias a esto, en épocas en donde reinan la posverdad y las fake news, se vuelve a abrir el debate y aparecen las conversaciones que tan necesarias son para mantener viva la memoria.
(Argentina, 2024)
Dirección: Marialy Rivas, Fabiana Tiscornia.
