Desde el sillón
Libro y dirección: Emmanuel De Martino. Dirección musical y arreglos: Martin Mazzón y Martin Mungo. Intérprete: Gabriela Bevacqua. Prensa: Daniel Falcone.
Desde cualquier lugar del mundo, en cualquier momento del día y en todos los rangos generacionales, encontramos alguien que en su casa o a la intenperie se pregunta: ¿Qué pasaría si me muero mañana?” .“¿Hice todo lo que quería hacer?”.
¿Y qué nos lleva a hacernos esas preguntas existenciales? Puede ser un mal día, una decepción amorosa, una pelea, frustración personal o como en el caso de Ana, la muerte misma.
Ana – Gabriela Bevacqua – nos invita a reflexionar al respecto desde su sillón una noche como cualquier otra, con una sola excepción, su vecina falleció. Una vida que hasta el momento parecia confortable, esa noche empieza a incomodar. Todo lo que parecia acomodado, se desvalance. Abundan planteos existenciales relacionados a la muerte, la soledad, y los caminos transitados.
La muerte de otro, que no es la nuestra, pero termina con la vida de alguien cercano, puede ser la razón de nuestra introspección. En el caso de Ana lo es. Confiesa tener todo lo que quiere, o por lo menos lo que necesita, o por lo menos lo que socialmente hay que tener. Un trabajo, una casa, independencia, tranquilidad, una madre presente, etc. Sin embargo el espectador la encuentra sola. En un sillón, junto a una mesa, rodeada de decoración, incluso para los más incrédulos rodeada de una banda, pero sola.
Es interesante porque alega estar en automático, adjetivo relacionado generalmente con los objetos,
para describir su vida. “No me enamoro desde la secundaria. No hago el amor hace trece meses. No se de que trabajo…”. No obstante, esta crítica no va dirigida sólo a su vida, sino a la sociedad en general. Cita el ejemplo de la alienación y la distancia que provocan las redes sociales, donde todos estamos tan comunicados, pero tan lejos al mismo tiempo.
A medida que la obra avanza, también avanza nuestro conocimiento de la soledad de Ana.
Soledad de la que ella misma se va concientizando, la que al principio niega rotundamente.
La obra es un recorrido en el que se desnuda ella, la escena y el significado de la obra en general.En la que el público encuentra empatía con los temas que se abren.
La música – factor fundamental que acompaña por momentos, mitad en castellano, mitad en inglés, de artistas como Norah Jones, Freddy Mercury, o The Beatles – transmite al público una sensación de famliaridad. El juego conceptual entonces realizado en las melodias se usan para marcar una dificultad y/o un estado de ánimo.
Ana desnuda su fortaleza, rompe su caparazón, y nos deja sumergirnos en su tristeza, que pese a ser la angustia de cualquier ser humano, vista desde afuera parece “locura”.
¿Es una “solución” estar en pareja para combatir la soledad?
La pregunta es contestada de manera coherente siendo que es por momentos un musical:citanto a John Lennon: “Nos hicieron creer que cada uno de nosotros es la mitad de una naranja, y que la vida sólo tiene sentido cuando encontramos la otra mitad. No nos contaron que ya nacemos enteros, que nadie en nuestra vida merece cargar en las espaldas, la responsabilidad de completar lo que nos falta”.
Por supuesto la respuesta es ambigua, como la obra en general, la reflexión es personal.
Teatro: Velma Café – Gorriti 5520
Funciones: Martes 21 Hs.
Entrada: $90