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CRÍTICAS - CINE

Dos Hermanos, Según Jose Luis De Lorenzo

Interrogantes del redactor al iniciar una crítica sobre el film a desarrollar, Dos Hermanos.

¿Iniciar la crítica mencionando a Daniel Burman, su director; Graciela Borges o Antonio Gasalla, protagonistas ambos, o hacer referencia al Nuevo Cine Nacional?

Debido a que el film engloba la interacción de los mencionados vitalmente, y su director es considerado como uno de los iniciadores del movimiento anteriormente destacado, mi interrogante se solucionará intentando no mencionar en ésta crítica absolutamente a ninguno de los que aquí he destacado, de ésta manera, restamos complicidades, comparaciones con trabajos previos, actuaciones “a medida” y un rol dramático con resabios apartados de un capo cómico.

Preferiblemente, como habría de ocurrirme mientras miraba el film, de gran nostalgia, parto el inicio de éste relato con mención a Elena Lucena, actriz con más de noventa años, interpreta roles duales, según mi parecer, los que crean los mejores momentos del film, como madre de los hermanos del título y tía de los mismos, utilizando la herramienta cinematográfica de constituir dos mujeres de rasgos similares, generan las disfunciones, excesos, remordimientos, avatares, carencias y eventuales comportamientos en sus ya crecidos hijos. Con poca duración en pantalla, sus roles son tan significativos que acompañan a las acciones concientemente de todo lo acahecido en el film, es por ellas que sus hijos son como son.

 

Hijo. retraído, abusado psicológicamente por su hermana, pintón de joven, defensor de valores familiares, atento y respetuoso de los mayores, decidió suplantar su vida de viajes y destrezas teatrales, por vivir a cuestas de su madre, atendiéndola aún cuando ésta no estaba enferma, vivir bajo la sombra de sus polleras, remembranzas a Edipo, obra de importancia en el film y destacada. Una persona cuya necesidad de vivir ha aparecido tardíamente, ha sido feliz esporádicamente según sus palabras, pero con duraciones mínimas.

Hija. Mentirosa, embustera, aristócrata, estafadora, relacionada laboralmente al ambito inmobiliario, se lleva el mundo por delante sin importar a quien deja o pisa en el camino, sin importar si éstos son cercanos, familiares, enemigos, amigos, para ella, todos son iguales. De exhuberante elegancia, confabuladora, elige sus negocios como presas de una cacería, carente de abilidades salvo para las trampas. La atención de su madre la delega a su hermano, a quien no puede ver ni dejar triunfar ya que no hay espacio para dos ganadores en la misma familia.

Hechas las menciones. Ahora el film.

Dos Hermanos es un largo que evoca a la nostalgia principalmente, la melancolía generada por la vejez, las personas que viven a través de otros sin darse cuenta que el tiempo pasa y rápido. Son numerosas las menciones al programa televisivo de almuerzos  que realiza Mirtha Legrand, una diva, estrella de la época de oro del cine nacional, cuando contábamos con una industria cinematográfica importante en nuestro país. Muchas personas, al igual que los hermanos, en gran parte se enteran de lo que ocurre diariamente en su ambiente, país y sociedad, gracias a tan frívolas acotaciones realizadas en el programa de TV. Las palabras de Mirtha son sagradas. Un acontecimiento penoso para la diva recae en ellos como si ellos mismos lo vivieran y palparan.

El fallecimiento de la madre, deviene en la venta de la propiedad familiar, donde Marcos, su hijo, convivía. Una nueva propiedad, situada en Uruguay, por el simple hecho de que Susana, su hermana, habia señado como característico en ella, traslada a Marcos a una región desconocida para él, tranquila, donde gracias a empeñarse positivamente a hacer algo, conoce un taller de teatro donde estarían iniciando los preparativos para llevar Edipo Rey a las tablas (¡!).

Uno tras otro suceso, mejorar y desmejoran constantemente la relación entre hermanos, arbitrariamente similares y distintos a la vez, desconectados uno del otro, emprendiendo un largo y tardío inicio de reconocimiento entre ambos.

El film rota entre escenas como lo es su comienzo, al igual que en El Nido Vacío, con una vitalidad fenomenal, encuadrada en primeros planos de los involucrados, la discusión de Martinez en aquella es similar a la de una reunión de consorcios donde se esbozan los comportamientos de los protagonistas, con eficaz y mordaz efectividad. En contrapunto con esas escenas memorables, Dos Hermanos, rota constantemente entre géneros, quiere imponer señales de comedia abruptamente donde no hay lugar para las mismas, el planteo del film es muy triste, cerrado y sofocador como para dar lugar a aquellas fugaces reacciones del capo cómico. Si bien es algo menor, no queda claro, salvo por escenas donde vemos a la pareja tomar una embarcación, si estos residen en su pais natal o en su nueva propiedad en Villa Laura.

Los rubros técnicos son muy cuidados, asi como la personificación, vestimenta y maquillaje de la hermana. Contamos con una coreografía en titulos finales, innecesaria, escasa de climas, que, solamente es valor agregado y ayuda a considerar si es factible que el director tenga pendiente concretar a futuro un proyecto musical. Un director cuyos proyectos, por lo taquilleros que han logrado ser, los valores culturales, religiosos y temáticas que han abarcado, han tenido aval asegurado al momento de poder ser ideados.

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