El Líder (The Grey, Estados Unidos, 2011)
Dirección: Joe Carnahan. Guión: Joe Carnahan, Ian MacKenzie Jeffers. Elenco: Liam Neeson, Dermot Mulroney, Frank Grillo, Dallas Roberts. Producción: Joe Carnahan, Jules Daly, Mickey Liddell, Ridley Scott, Tony Scott. Distribuidora: Energía Entusiasta. Duración: 115 minutos.
Es notable lo que se puede lograr con una película cuando hay una preocupación real por la construcción de la obra en todos los aspectos. Es probable que cualquier director tenga imágenes en su cabeza antes de encender la cámara. Lo que no es tan común son las imágenes que cuentan algo. Que prefieren pecar de anticipables antes que entregar todo masticado.
En El Líder, cada toma panorámica describe al verdadero “monstruo” al que los personajes se enfrentan: La naturaleza. La vieja y conocida naturaleza testigo de la evolución del hombre y peligrosamente bella, esta vez, con su faceta gélida, imponente, abrumadora.
Una dirección de arte (Ross Dempster) y un montaje (Roger Barton y Jason Hellman) realmente notables, logran todo este clima.
Pero además, el director Joe Carnahan suma otro logro realmente destacable con la impresionante construcción de personajes. En el género de aventuras y acción, una condición insoslayable es conseguir que al espectador le importe lo que le sucede al protagonista y para ello, deben darse a conocer las características del mismo con las que arribaremos a la sensación de empatía con su ser; preocupación por su circunstancia y bronca contra su “enemigo” el cual, si está bien construido, también nos importará.
Veremos nieve. Mucha nieve en todos sus tipos de movimiento y de quietud. Ese marco en el que los copos lo tapan todo inevitablemente es el que servirá como escenario para que John Ottway (Liam Neeson) junto a otros hombres, se enfrenten a varias dificultades a lo largo de todo el film.
Con esto dicho (conste que estoy evitando a toda costa tocar el argumento), sólo queda ver si hay alguna guinda en el postre.
La hay.
El guión notablemente escrito por Carnahan y basado en Ghost Walker de Ian McKenzie Jeffers se las arregla para agregarle filosofía al texto cinematográfico a traves de sus criaturas (todas las que aparecen). Especialmente con Ottway y Díaz (gran trabajo de Frank Grillo). Estos son personajes de los que no se olvidan fácilmente. Los que se graban a fuego en el recuerdo cuando nos dejan algo ya sea en la victoria, en la derrota o en su muerte redentora. Para quien escribe, John Ottway ya tiene su lugar en el panteón de la memoria en donde habitan el inspector Leonetti (Lino Ventura) de Ultimo Domicilio Conocido (1970); el agente Beaumont (Belmondo) de El Profesional (1982); el arquitecto Kersey (Charles Bronson) de El Vengador Anónimo (1974) o William Munny (Clint Eastwood) de Los Imperdonables. Son nombres de personajes que dejaron su huella en géneros usualmente mal realizados por la falta de todos los factores mencionados anteriormente y si es por ello, El Líder (como viene sucediendo últimamente) tiene, en su realización, una mirada al cine de los ’70.
Mencioné a parte del equipo técnico (subrayo la palabra equipo) por lo que no puedo dejar de lado la inolvidable dirección de fotografia de Masanobu Takayanagi, el maquillaje de Gitte Axen y la música (en dosis justa y perfecta) de Marc Streitenfeld.
Por último, quisiera dejar de mi parte el útil consejo para que las palabras anteriores no lo lleven a ver la mejor película de la historia. Vaya al cine a ver una aventura dramática bien realizada de la cual espero que, como me pasó a mi, se lleve mucho más de lo que fue a buscar.
