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CRÍTICAS

El luto le sienta a Electra

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Obra original: Eugene O’Neil. Dramaturgia: Robert Sturua y Patricia Zangaro. Dirección: Robert Sturua. Traducción: Patricia Zangaro. Escenografía: Gabriel Caputo. Asistencia de dirección: Silvia Contreras. Asesora de Casting: Norma Angeleri. Vestuario: Renata Schussheim. Diseño de iluminación: Magdalena Ripa Alsina. Iluminación: Chango Monti. Asistencia de escenografía y vestuario: Laura Copertino. Diseño de sonido: Ricardo Nikias, Matís Ferreyra y Mariano Lannello. Asistencia de dirección e intérprete del ruso: Natalia Kovaleva. Director asistente: Diego Starosta. Actúan: Leonor Manso, Paola Krum, Héctor Bidonde, María Figueras, Germán Rodríguez, Pablo Brichta, Nacho Gadano, Diego Velázquez, Alicia Muxo, Pablo Rinaldi, Abian Vainstein, Gustavo Bohn, Susana Manchini, Ana Caruso,  Inés Cejas, Héctor Sajón, Raúl Herrero. Prensa: Complejo San Martín

El luto le sienta a Electra. El vigor trágico.

La adaptación del georgiano Robert Sturua de El luto le sienta a Electra (Mourning becomes Electra) del dramaturgo norteamericano Eugene O’ Neill es un resumen y una reelaboración de la obra original estrenada en 1931, pero respeta la esencia trágica, la indagación psicoanalítica y la crueldad despiadada de los personajes.


Basada en La Orestiada de Esquilo, El luto le sienta a Electra es un drama que transcurre en 1865 apenas terminada la guerra de secesión en Estados Unidos. Alrededor de unas vigas despojadas y rústicas que simulan el espacio hogareño puritano, Lavinia, una bella joven de modales y vestimenta masculinos para la época, espera a su padre, el General Manon, que ha sobrevivido a la carnicería de la guerra civil.

Mientras su padre se ausenta y el combate desgarra la moral de la joven república y abre infinitas posibilidades a la expansión y el desarrollo del capital industrial, Lavinia espera y su amor por su padre se convierte en devoción por la figura paternal. Su madre, Cristina, desea que su marido nunca retorne y se aflige al enterarse del inminente regreso a la casa familiar. Después de muchos años de resentimiento hacía su esposo, Cristina ha comenzado una relación amorosa con el Capitán Brandt, un codiciado soltero del que se cuentan innumerables historias sobre sus viajes alrededor del mundo. Para mantener las apariencias y eliminar las sospechas de sus visitas a la casa de los Manon, Brandt intenta seducir a Lavinia, que lo rechaza y desenmascara sus verdaderas intenciones.

Por detrás de esta historia hay un drama familiar que amenaza con llevar a los personajes hacia una tragedia inevitable. Escrutada por un coro espectador de ropas desgarradas que se cierne sobre las vigas de la casa, Lavinia expresa su rencor hacía su madre y escucha las historias de Seth, un criado bufón de la familia que introduce el ridículo irónico y el tono humorístico que conduce a la farsa y relata los sucesos que se convertirán en el motor de desdicha familiar.

El regreso del general Manon triunfante de la guerra y lleno de vigor es intolerable para Cristina, que desea su muerte y comienza a pergeñar su asesinato. Brandt por su parte intenta vengar a su madre, que enfermó y murió a causa a la falta de ayuda de Manon, un hombre severo y riguroso cuyo corazón se ha recrudecido debido a una antigua decepción amorosa.

La obra intenta analizar el concepto de moral de cara al público exponiéndolo con toda crueldad y acritud como violencia cotidiana que se torna insoportable. La muerte, hoy un producto más de la mediatización de la información, no tiene el mismo peso que en la época en que la obra fue inicialmente estrenada, pero conserva su arcaica potestad y esa es la visión que O’Neill y Sturna proponen recuperar.

El poder universal de la tragedia griega es tan vasto que su trama se impone en la actualidad como un eterno regreso hacía las formas estéticas clásicas de la antigüedad y nos fuerza a enfrentarnos a la potencia de los sentimientos y las consecuencias que la falta de compasión y piedad a causa del deseo y el resentimiento provocan. El horror siempre recorre este sinuoso camino y deja sus huellas para que podamos crear historias y leyendas de tragedias remotas.

Teatro: Complejo San Martín, Av. Corrientes 1530

Entradas: $100. Miércoles día popular: $45.

Funciones: De Miércoles a Sábados 20:30 hs / Domingos 19:30 hs

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