El Rey León 3D (The Lion King, EEUU, 1994)
Dirección: Rob Minkonff, Roger Allers. Guión: Irene Mecchi, Jonathan Roberts, Linda Woolverton. Producción: Don Hahn. Elenco (voces): Matthew Broderick, James Earl Jones, Jeremy Irons, Robert Guillaume, Rowan Atkinson, Moira Kelly, Woopy Goldberg, Cheech Marin, Jonathan Taylor Thomas, Nathan Lane, Ernie Sabella. Distribuidora: Buena Vista. Duración: 89 minutos.
¡Hakuna Matata!
El rey ha vuelto. La vida da segundas oportunidades. Poder ver El Extraño Mundo de Jack, Toy Story 1 y 2, y ahora El Rey León es un placer culposo. Aunque es cierto, que no soy el único, ya que este último fin de semana el reestreno del clásico de animación 1994, acaso la última obra maestra del estudio de animación tradicional de la compañía creada por Walt Disney, fue la más taquillera en los Estados Unidos.
Esto no es solo nostalgia o marketing, sino la afirmación del legado y la trascendencia del film de Allers y Minkonff, dos realizadores que no tuvieron mucha suerte posteriormente.
No es solamente el 3D, sino la oportunidad para que nuevas generaciones que no pudieron ver este festival audiovisual en pantalla gigante, lo hagan ahora. Generaciones que se criaron viéndola en VHS, DVD o cable, pueden admirarla sin hacer las 4 horas de cola, que hicimos los que la vimos en 1994.
Lo admito que fue una experiencia excelente, la de aquella vez. El cine Flores tenía realmente una pantalla gigante panorámica y la sabana africana con los hermosos amaneceres y atardeceres, rojos, naranjas y amarillos eran increíbles en widescreen. La banda sonora de Hans Zimmer combinado con los efectos de sonido como las estampidas, los rugidos, las peleas, repercutían por cada rincón del teatro. Aún, cuando tuve que verla desde un primer piso (sí, para aquellos que no alcanzan los 20 años de edad, antes los cines tenían una sola sala por complejo y había segundo piso como los teatros grandes).
Sin embargo, esta revancha, 17 años más tarde, de verla en 3D es mucho más que solo admirar la profundidad de campo, la restauración de colores y la reedición sonora.
Sino que me brindó la oportunidad de admirar un guión soberbio. El trío Mecchi-Roberts-Woodverton (siempre a la orden de Disney).
La historia de Simba, representa la clásica tragedia griega del rey desplazado que debe volver a reclamar su corona. Un drama shakespereano de primer nivel (¿alguien dijo “Hamlet”?) con una gama de personajes, que aún siendo estereotipos (los buenos, los malos, los bufones), representan los diversos niveles que el protagonista debe surtir para convertirse en héroe, vencer los temores y culpas internas para regresar al reino y vencer a su tío Scar, (una mezcla del Rey Claudio con Yago, por su debilidad física pero gran poder de manipulación).
La complejidad del carácter de Simba, su evolución de niño-adolescente-adulto marca un profundo conocimiento del ser, pero a la vez muy básico y simple.
Si hay una obra que sin dudas hereda el hipnótico poder de la animación para recrear mundos y llevarlos al cielo o las tinieblas que tenía Fantasía (1940), durante décadas, acaso el mejor ejemplo de que la animación trascendía la frontera del cine infantil para mimetizarse con el cine adulto y al mismo tiempo experimentar a niveles visuales, esa es El Rey León. O sea, más allá de que los directores trataron de reproducir la verdadera sabana y jungla africana, está en el perfeccionamiento de paletas coloridas y figuras siniestras en donde la obra de Minkonff/Allers supera a La Bella y la Bestia o Aladdin.
Entre tanta solemnidad y grandilocuencia, encontrar a Simón y Pumba generando citas cinefilas constantes es otro de los grandes descubrimientos de volver a ver esta maravillosa historia. Realmente no sé de donde salieron ambos personajes, pero representa lo más original que hayan creado en mucho tiempo, y los riesgos inherentes a romper la diéresis son sorteados con ingenio y simpatía.
El 3D queda un poco relegado por la atracción de la historia en sí, y pareciera que no hubo demasiados cambios. Esto es porque de por sí, la película ya había sido planeada en tres dimensiones. Los movimientos de cámara se adelantaron a lo que se hace hoy en día.
Con El Rey León, el cine de animación cambió para siempre. Hoy no existiría Wall E sin El Rey León (otra película que se vería maravillosa en 3D).
Tuve la oportunidad, por primera vez en la vida de disfrutarla en su idioma original. Los directores se dieron cuenta que tener reconocidas figuras poniendo las voces a los personajes, aportaba personalidad a los mismos. Esto cobró relevada importancia con la voz del Genio de Aladdin, acaso una de las mejores interpretaciones de Robin Williams.
Acá, Broderick, Goldberg, Marin y Kelly no logran destacarse demasiado. En cambio, es maravilloso el aporte que Jeremy Irons le da a Scar. Es mucho más siniestro y elegante que la versión castellana, aun cuando el tema Be Prepared (acá se tradujo ¡Listos Ya!), el clip que más remitía Fantasía (e incluso al expresionismo alemán), pierde un poco de poder porque Irons no canta bien (algún defecto debía tener). Otras voces destacadas son las de Nathan Lane y Rowan Atkinson… Y por supuesto, James Earl Jones como Mufasa (no dice esta vez “Simba, yo soy tu padre”).
Si bien, es extremadamente correcta a nivel política, a través de Simón y Pumba (los bufones) el humor cobra una dimensión similar a la que tienen hoy en día las buddy movies estadounidense.
Atemporal, brillante en cada aspecto, un clásico es aquella obra que vuelve a generar interés y sorpresa aun cuando uno vuelve y vuelve a verla, analizarla, vivirla y sentirla. Y sí es en una sala cinematográfica, mucho mejor.
El Rey ha recobrado su trono y sigue emocionando como la primera vez.
weisskirch@asalallenaonline.com.ar
Larga vida al Rey.
En 1994, Disney lanzo a las carteleras una película que hoy en día, se podría considerar un clásico de la animación y del cine propiamente dicho. Estamos hablando de El Rey León.
Mezclando elementos del Hamlet de Shakespeare con una temática, en apariencia infantil, la historia de Simba se convirtió en la favorita de una generación.
Decir que el guión escrito por el trio Irene Mecchi, Jonathan Roberts y Linda Woolverton es notable, seria ser parco. Es una de las películas más adultas que hizo Disney en su historia: se plantean temas como la muerte paterna, la traición, la envidia, el poder, la venganza y la redención; entendiendo que los niños solo por ser chicos no son tontos, la historia sobre animales en la sabana muestra sutilmente el cruel mundo de los adultos.
También debemos mencionar el excelente trabajo de los actores al ponerle las voces a los personajes, sobre todo destacando por sobre el resto la labor de Jeremy Irons y James Earl Jones como Scar y Mufasa respectivamente.
A esto también hay que sumarle la soberbia banda sonora de Hans Zimmer, ganadora de un Oscar tanto en su totalidad como por el tema “Can You Feel the Love Tonight” interpretado por Elton John y Tim Rice.
Si bien todo lo que comento ya es sabido, porque estamos hablando de una película que seguramente la mayoría de las personas que disfrutan del cine ya vio; esta nueva versión cuenta con el añadido del 3D.
En épocas donde este efecto está tan usado que roza lo gastado, su utilización en el film es bastante inteligente, dotando de profundidad a la imagen, y no añadiendo elementos que sobresalgan o que son arrojados a la pantalla.
En conclusión, el re estreno de El Rey León no solo sirve para que los estudios y distribuidoras se llenen los bolsillos, sino también da la oportunidad para aquellos que en su momento no pudieron (me incluyo) disfrutar esta joya en el cine, o para los mayores, que quieran volver a revivir la historia de Simba, esta vez acompañando a sus hijos.
El gancho del 3D atraerá nuevas generaciones, pero irónicamente nos recuerda lo bonito que era ver en pantalla ,animación clásica y no tanto muñeco digital.
El Rey ha vuelto, y todos sus súbditos estamos felices de volver a verlo.
Por Jorge Marchisio
Al tener que escribir la crítica para esta película me encontré con varias dificultades: ¿debía evaluar la película de cero como si se tratara de un estreno, cuando no lo es? ¿debía principalmente evaluar las innovaciones de este relanzamiento? ¿tal vez recordar la sensación que me produjo cuando la vi aún siendo una criatura o analizarla con ojos adultos? Definitivamente decidí conjugar todo.
El argumento: la historia de un leoncito desde su nacimiento hasta su adultez con las responsabilidades, deberes y problemas que debe atravesar para cumplir con la función que le ha sido legada por herencia, ni más ni menos que ser el rey de todos los animales. O, para hablar de la temática de un modo más amplio, podemos decir que trata de la transformación de un personaje desde su soberbia niñez hasta una sólida madurez, en la que aprenderá lecciones, con la ayuda de distintos personajes que le regalan escuetos pero reflexivos y efectivos discursos, y finalmente se atreverá a actuar.
Esta película, podría tomarse como una versión libre de “Hamlet”, la clásica tragedia shakesperiana. Pero la adaptación para niños le otorga la positividad que los más pequeños esperan: canciones alegres, graciosos personajes secundarios, un primer y único amor, y un final feliz.
Si el 3D es la excusa para volver a llevar al cine este film para las nuevas generaciones, bienvenido sea. Sin embargo, yo sigo prefiriendo la película en su versión original 2D.
Me parece que el 3D sólo le aporta un poco de profundidad de campo a las escenas, pero también recorta mucho las figuras de los personajes que parecen bastante desempatados con el fondo. Se trata de una especie de libro pop-up (troquelado) animado.
El 3D en este film (con la utilización de un software que le da tridimensionalidad a posteriori) solo da muestras de que la técnica está todavía en pañales. Y tiene menos competencias aún frente a otros tipos de 3D al que estamos acostumbrados hoy en día. Hablo del 3D totalmente generado por computadora (conocido como CGI) al mejor estilo Pixar o Dreamworks, para mencionar los más conocidos. Recordemos que Pixar fue comprada hace algunos años por la compañía de Walt Disney.
Además tenemos el otro tipo de 3D, el de Avatar o la Alicia en El País de Las Maravillas de Tim Burton (trabajo encargado por la compañía Walt Disney Pictures), en el que aparecen actores de carne y hueso, y entonces el proceso más importante en este caso será el modo en que se filma: con una cámara 3D (acá necesitamos de los famosos anteojitos de 2 colores – gafas anaglíficas- por el que cada uno de nuestros ojos recibirá una imagen, actualmente reemplazados por unos anteojos polarizados de mayor calidad. El problema sigue siendo que quien tiene algún problema en uno de sus ojos quedará afuera del juego).
Pero evitando irme del tema concluyo en que el 3D, implementado a los dibujos del film que fueron realizados en 2D, fracasa. No innova, no impresiona y no suma puntos a la versión original.
Por eso sólo me queda hacer hincapié en el argumento (sí el mismísimo de 1994), destacando el tratamiento que se hace de la muerte – tan difícil de explicar a los niños hasta para los grandes pedagogos.
También la explicación del ciclo de la vida y su relación con la cadena alimenticia, que es otro tema polémico que suele invadir a los niños cuando toman conciencia de lo que es ser carnívoros y de dónde viene lo que comen.
Otros temas, menos tabúes para decirlo de alguna forma, será el del respeto hacia todos (débiles y fuertes) sin distinción. Lo que me trae a la mente al famoso escritor Charles Dickens y su frase que tanto me gusta y que bien debería ser ejemplo para el justiciero y el gobernante: “hay grandes hombres que hacen sentir pequeños a los demás. Pero la grandeza consiste en hacer que todos se sientan grandes”.
Por último cabe destacar que en el film el tema de la venganza es dejado de lado, recalcando simplemente el deber y la responsabilidad del protagonista. Y al tema de la culpa se le dará palabras de alivio para quienes causan problemas sin querer y denunciará a quienes lo hacen con una maldad intencionada.
Nada más que decir de un film por demás conocido, por demás analizado y por demás disfrutado. Estoy segura que los niños seguirán eligiendo a estos tiernos y divertidos personajes como yo lo hice hace años.
Sin duda, la animación está cambiando y en la actualidad incluso las películas animadas de Disney (que son las que enfatizaron la idea de que los dibujos animados eran para chicos) apuntan a públicos más amplios, con edades más variadas y mensajes y chistes que no siempre pueden ser decodificados por todos.
Realmente está bueno que exista la diversidad en la animación, pero en este caso también está bueno recordar la idea de Disney a la hora de calificar un film. Ya que en El Rey León hay un discurso más llano que los que encontramos ahora, más directo, que se ve plasmado a la perfección en las letras de las canciones. Sin embargo, eso de ninguna manera le resta mérito a la producción de este film.
Por eso, con mucha emoción, podemos decir que le damos nuevamente la bienvenida al rey de la selva.
Por Marianela Maidana