A partir de 2016, con el estreno de Reemplazo incompleto, Matías Szulanski encadenó varias películas donde predomina la mezcla de géneros y tonos, aunque se impone la comedia. Juana Banana también tiene humor, pero muestra el costado más personal del director. Esto es lo que contó al respecto.
A primera vista, Juana Banana parece distinta de tus películas anteriores, pero aquí también hay un personaje que va contra la corriente.
Sí, puede ser. Pero este caso es más natural y de personas de verdad, no de personajes raros.
¿Cómo surgió la idea de contar una historia con un tono diferente?
No fue algo consciente. Fue un guión que empecé a trabajar y se fue dando así. La manera de contarla me pareció lo más despojada posible. Que pareciera que estaba filmando a alguien sin que ensayara frente a la cámara. Que la cámara tomara lo que pudiera agarrar.
En cuanto al guión, ¿se respeta a rajatabla o, a partir de ese material, hay oportunidad para volar un poco?
No, generalmente no es muy improvisado, pero tampoco es como esa gente que no cambia nada de los guiones. Todas las conversaciones largas sí están guionadas, pero Juli (la protagonista) las fue adaptando a lo que le salía a ella. No me parece que la improvisación total funcione para esta película, pero tampoco lo otro. Si uno sigue el guión, no está mejorando la peli. Está bueno cuando se va mejorando en el momento, ¿no?
Hablaste de Juli. ¿Cómo diste con ella para el papel de Juana?
Fue por una foto de Instagram. Escribí el guión pensando en una actriz, pero dejó de responder llamados y mensajes. Perdió interés en el proyecto y no iba a funcionar. Después fui por otra actriz, pero me di cuenta de que no iba a dar. Entonces vi una foto de Juli en Instagram en la que estaba etiquetada. Me pareció buenísima y que era parecida a cómo me la imaginaba. Fue la mejor opción, Juli. Y la conocí tres semanas antes de filmar.
¿Hubo ensayo previo, preparación…?
No, no. Primero le pedí unos autocastings, que se filmara con el teléfono, para ver si enganchaba el tono. Una vez que vi que lo enganchaba, nos juntamos, le conté, lo pensé y al día siguiente le propuse estar en la película. Nos fuimos juntando una o dos veces por semana, para ver cómo manejar el tono. Cualquiera puede actuar, pero es importante saber mantener un tono.
En los créditos finales se lee que la película fue rodada en la “hermosa Villa Crespo” y en otros lugares. ¿Cómo fue el rodaje y cuánto demandó?
Fueron cuatro semanas, después de la segunda ola de Covid, entre noviembre y diciembre de 2021. Hubo varios actores que se tuvieron que bajar a último momento porque habían dado positivo del virus y hubo que hacer algunos reemplazos. Igual fue todo excelente. Me gusta hacer mis pelis en lugares que no se sepa dónde son, más del imaginario de la película. Como Juana Banana es algo más personal, quería mostrar lugares que se pudieran identificar, pero no hacer los “planos turista”. ¿Viste esos planos del Obelisco? Acá quería que los que vieran la película, reconozcan los lugares al toque. Y si no los reconocen, es un lugar más.
En muy pocos años fuiste estrenando varias películas. ¿Cómo lo lograste, teniendo en cuenta lo difícil que es hacer cine en Argentina?
Varias cosas. Cuando estoy haciendo una peli, ya pienso en dos pelis más adelante porque cada una lleva mucho tiempo. Pasan dos años desde que está escrita hasta que se estrena. Si hago una peli, la termino y todo y después la estreno (que es cuando termina), entonces hay mucho tiempo en el medio. Entonces prefiero ir haciendo la otra, y otra y otra. Y otra cosa: en el buen sentido, no me tomo el cine muy en serio, como algo serio y solemne. Me encanta el cine, soy supercinéfilo, pero no lo tomo como algo solemne. Cuando hago una película no quiero hacer una obra maestra. No pienso en hacer El ciudadano. Quiero hacer películas que sean lindas, divertidas, amenas, honestas, que se las pase bien mirándolas. Lo hago como un plan lindo.
¿Y cuál es la próxima película?
Filmé una peli en julio y agosto pasados. La estoy terminando de editar. La protagonista es María Villar, que me encanta. Es sobre dos periodistas de una revista venida a menos, que reciben la información de que en 1926 se jugó el primer Mundial de fútbol y lo ganó Argentina, pero fue borrado de la historia oficial. Es la investigación de esa historia.
Imagen: Festival Internacional de Cine de Mar del Plata
