Esperando a Godot
Dirección: Berta Goldenberg. Dramaturgia: Samuel Beckett Elenco: Arturo Silva, Carla Canosa, Lucía Pratolongo, Matías Panelo, Desiree Salgueiro, Guillermina Schauman y Jorge Drechsler. Prensa: Duche / Zárate
Samuel Beckett al pie de la letra.
Posiblemente la más reconocida y representada obra de este post modernista y surrealista dramaturgo irlandés, nuevamente sube a los escenarios del teatro off porteño con adaptación de Berta Goldenberg y su escuela de teatro. En el pasado ha habido versiones que se animaron a desafiar el texto, a llevar a los personajes al extremo de su búsqueda, en parajes tanto concretos como abstractos.
La historia (es una forma de decir) de Vladimiro (Didi) y Estragón (Gogo) nos lleva a un espacio no determinado, donde ambos personajes, dos vagabundos, sin rumbo y sin destino, pasan el tiempo esperando a un tal “Godot”
Ese tal Godot es la esperanza de ambos por salir del tedio y la monotonía, de ser “alguien”. Mientras esperan, se cruzan con dos curiosos personajes, el extrafalario Pozzo y su esclavo, Lucky.
Historia de un absurdo, donde se habla mucho y se dice nada, donde los personajes se mueven dentro de círculos existenciales, donde hay más dudas que certezas, donde el tiempo y el espacio no existen, y los propietarios de los cuerpos cuestionan su propia existencia ante esta espera. Lo inutil y lo insensato se cruzan en un mundo sin pies ni cabeza.
Beckett sigue asombrando por el poder de sugestión, por lo hipnotizante que resulta ver a los actores tratar de descifrar el discurso Beckettiano, por los monógos inutiles, pero que logran de alguna forma que nos identifiquemos aún, cuando la intención del autor sea crear un espacio, una distancia con el espectador.
El grupo de teatro de Goldenberg no hace grandes innovaciones de puesta en escena, sino que lo respetan en cada detalle, en cada punto y coma. Deciden no explicar donde están los personajes. Lo encaran con la mayor austeridad posible, en este sentido.
Es verdad, que uno siente la actuación, no siente la identificación de los intérpretes con su criaturas, pero a la vez, ese el desafío de interpretar esta obra. Ese margen entre actor y carácter.
Lo más interesante (y distinto) de esta puesta en escena con respecto a otras, es el hecho de que cuatro actores se turnan en representar a Didi y Gogo. El elenco es mixto (la obra nunca especifica si los personajes son hombre o mujeres, por lo cuál no importa el sexo de cada uno) y va rotando. Pero a la vez, las interpretaciones son desparejas, irregulares. No solo por el tiempo que cada uno tiene escena, sino también por la cualidad interpretativa de cada actor. Se notan desfasajes en la experiencia teatral de cada uno de ellos. Aún así, sigue siendo admirable la capacidad de cada uno de ellos por memorizar e interpretar textos tan complicados, y dificiles. No se puede trabajar dicha obra con actores no experimentados en las tablas, o los mamarrachos que se suelen ver en la televisión argentina.
Con un decorado, diseño de vestuario e iluminación muy básicos (no mucho más de lo que uno puede llegar a contextualizar si lee la obra por primera vez) esta versión de Esperando a Godot sirve más para iniciar al espectador desprevenido y ajeno, al mundo de Samuel Beckett y el poder de sus textos. Una experiencia interesante, quizás. O lo más probable, que los habitues del teatro clásico no logren congeniar, no entiendan, no logren imbuirse por las palabras y situaciones. Los seguidores del autor y conocedores de la obra, en cambio, no saldrán sorprendidos por esta meramente respetuosa adaptación.
Funciones: sabados a las 21hs.
Localidades: $30.- Descuento a estudiantes y jubilados.
Teatro Anfitrion – Venezuela 3340 / 4931-2124
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