Fantasma de Buenos Aires (Idem, Argentina, 2009)
Guión y Dirección: Guillermo Grillo Producción: Mario Santos y Fundación Universidad del Cine Elenco: Estanislao Silveyra, Paula Brasca, Iván Espeche, Juan Diego West. Distribución: Distribution Company Duración: 94 minutos.
Podrá haber sido un desastre. Las películas de personas poseídas por fantasmas, suelen ser comedias banales, pasatistas. Combinada con las películas donde un personaje del pasado o de algún territorio medio salvaje, termina en la ciudad en tiempo presente, los resultados en Argentina, teniendo en cuenta el promedio de la calidad del cine comercial fantástico, podría terminar siendo un bochorno comercial. Pero Fantasma de Buenos Aires, increíblemente, no lo es.
A la altura de productos dignos estadounidenses de Hollywood de este tipo, como Kate & Leopold de James Mangold con Meg Ryan y Hugh Jackman, Cocodrilo Dundee, All of Me con Steve Martin y Lily Tomlin, y Mi Fantasma Favorito con Bob Hoskins y Denzel Washington, y algunas referencias a la literatura de Stephen King; Fantasma de Buenos Aires cuenta la historia de Tomás, un muchacho tímido, escéptico de hoy en día, fácil de asustar, introvertido, enamorado de la novia de su mejor amigo Claudio. Una noche, jugando a la Ouija, ambos convocan al fantasma de un malevo, Canaveri, un guapo del 900, cantor de Tangos, asesinado en una extraña disputa. Mientras que Claudio sale corriendo, Tomás siente curiosidad por descubrir al espíritu suelto. Sin embargo, Canaveri toma posesión del cuerpo de muchacho. Ambos hacen un pacto: el fantasma usa el cuerpo del protagonista para resolver su asesinato, y el muchacho pide a cambio, respuestas existenciales.
Como suele suceder en este tipo de películas, al principio entre el guapo misógino y el chico tímido empieza a haber asperezas, y mientras que el primero lo ayuda a superar la timidez con las mujeres, y a luchar con delincuentes y ex novios de la chica que le gusta, Canaveri tiene que adaptarse a la reglas de mundo contemporáneo: empieza a moderarse y aprende que causas lo llevaron a que lo asesinaran.
Grillo hace un debut bastante interesante. Maneja equilibradamente las cuotas de humor, drama y romance, sin excesos. Quizás demasiado correctamente. Estética y fotográficamente interesante, sin resaltar, pero también sin errores; sonoramente bien trabajada, Grillo puede meter sin pretensiones, reflexiones sobre la redención, la vida, la muerte, el amor y ciertas costumbres porteñas. Plantea las diferencias entre la Buenos Aires del 1900 y la de ahora, de forma inteligente.
El guión es redondo, no deja abierto ninguna subtrama. Cada elemento cierra de forma coherente, con la típica meticulosidad que le impregnan los profesores de la Universidad del Cine a sus estudiantes. Sin embargo, se puede criticar que Grillo no se haya animado a salir del molde, al mismo tiempo. Con un guión tan bien escrito, y solvencia para narrar, Grillo podría haberse animado visualmente a ser más bizarro, pero se nota que no quiso inclinarse por hacer un producto clase B, sino un solvente entretenimiento cuasi comercial, con algunos planos que remiten más a una publicidad que a una película. La reconstrucción del 1900 es sumisa y discreta. Y se destacan las interpretaciones de un elenco joven y desconocido, especialmente del protagonista, Estanislao Silveyra, que sale bien parado en un rol difícil, que generalmente deriva hacia la sobreactuación.
Para ser una película de tintes fantásticos y tangueros, Fantasma de Buenos Aires, a pesar de tener ciertos clisés, lugares comunes y convenciones del género, ser previsible, y que algunos chistes sean un poco ingenuos, sale airosa, gracias a una correcta puesta en escena. Grillo, de esta forma es un nuevo realizador argentino, para seguir de cerca.
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