Atención: el siguiente texto contiene spoilers.
En el camino correcto
Luego de una seguidilla de películas para el olvido, M. Night Shyamalan regresa con el género que ha sabido explotar en el pasado, y que mejor le sienta: aquel que mezcla el suspenso con lo sobrenatural en un escenario cotidiano. Luego de grandes gemas como El Sexto Sentido (The Sixth Sense, 1999), El Protegido (Unbreakable, 2000) y La Aldea (The Village, 2004), el director perdió su rumbo. Luego de El Fin de los Tiempos (The Happening, 2008), como espectadores perdimos toda esperanza.
Sin embargo, con Fragmentado (Split, 2017) Shyamalan vuelve a sus raíces. El film tiene como protagonista a Kevin (James McAvoy), un hombre que sufre del trastorno de personalidades múltiples, y en cuyo cerebro conviven nada más ni nada menos que veintitrés identidades diferentes. Una de ellas es quien decide secuestrar a tres adolescentes (entre ellas, Anya Taylor-Joy) para que sean ofrendadas a una nueva identidad llamada “la Bestia”.
Uno de los mejores aciertos de la película es, sin lugar a dudas, la actuación de McAvoy en la piel del trastornado Kevin, así como también de al menos ocho de sus múltiples personalidades. La facilidad con la que fluye por los diferentes personajes es exquisita, pero es una pena que no haya sido acompañada por movimientos de cámara o un montaje que realcen el pasaje entre una identidad y otra, tal como ocurre con Gollum/Sméagol en la saga El Señor de los Anillos (The Lord of the Rings, 2001, 2002, 2003) de Peter Jackson. Por el otro lado, el guion se hace por momentos predecible, pero en tanto es un film de suspenso a lo Shyamalan y no por ahondar en clichés propios del género.
La película cumple con las expectativas generales, que luego de tantos desastres cinematográficos, eran más bien bajas. Sin embargo, hay que recalcar que el hecho de que una de las mejores cosas del film sea el ¡SPOILER ALERT! cameo final de Bruce Willis
—en la piel de un avejentado David Dunn— habla un poco de la previsibilidad del guión. Lo que sí queda asentado con este film es que Shyamalan se encamina hacia la posibilidad de volver a narrar —ojalá— de la manera que supo constituirlo como un director de culto de cine de suspenso.
Delfina Moreno Della Cecca | @pwanerd