Hazañas
Dirección: Marcelo Katz y Marcos Arano. Música: Pablo De Nicotti. Vestuario y Utilería: Analía Gaguin. Clowns: Alejandro Talarico, Carlos Castro, Cecile Caillon, Claudia Frantz, Elas Agras, Javier Nichela, Juliana Ramirez, Lidia Epsztejn, Marcos Retamero, Manuel Guiterrez, María Milagros Fabrizio, Natalia Imbrosciano, Mariano Russo, Marta Esandi, Pablo Marin, Sofía Boretskaia. Músicos: Lautaro Sandoval, Gabriela Goldenberg, Guido Turdera, Ezequiel Adá, Marta Esandi. Prensa: Simkin y Franco.
Disfrutar sin Pensar
La verdad es que es muy dificil e incluso injustificado, armar una crítica de una obra de clown, donde “el momento” lo es todo. Lo sensitivo se mezcla con la nostalgia, y los juegos que impulsan los alumnos y discípulos de Marcelo Katz con la platea son parte de “ese momento”. Es algo fugaz, que no da pie a una reflexión o que queda en el conciente por demasiado tiempo. La risa es una dicha espontánea, al igual que el asombro. Se dan una sola vez. Después quedan remanentes, recuerdos de sensaciones vividas y una paz interna generada por haber visto un espectáculo honesto, original y sin pretensiones.
Aprovechando cada accidente, cada error, cada disfortuno, el elenco de Hazañas desfila sobre el escenario y enseña, como bien dice el título, un número indefenible de “hazañas”, que consisten en adivinar pensamientos, desviar objetos, hacer movimientos inusuales con el rostro, zapatear, generar extrañas figuras con el cuerpo, torturar o disparar a un compañero, etc.
Pero, claro, son clowns y todo lo que puede salir mal… sale mal, y las cosas no son lo que aparentan ser.
La música es una agradable compañía y el leit motiv de la obra quedará en la memoria por largo rato.
Si bien no todos los números logran ser efectivos en cuánto a los resultados humorísticos, se logra un equilibrio natural, un balance, que no deja insatisfecho al público.
Es un gran acierto la interacción con el público, especialmente el adulto. Generalmente, este tipo de espectáculos llama a los chicos, pero la banda de Katz, en cambio pretende buscar el niño interno que cada uno lleva adentro.
Una puesta en escena sencilla pero efectiva, apoyado por una correcta iluminación y el marco del espacio al aire libre que brinda el Centro Cultural Recoleta, aportan a crear un clima festivo y circense alrededor de estos payasos que nos engañan con su (falta) de ingenio.
Tonterías inteligentes para toda la familia. El público infantil sin dudas la pasa muy bien, y el adulto se divierte sin culpa.
Nuevamente, se comprueba que generar risa, es una gran hazaña.
Teatro: Centro Cultural Recoleta – Junín 1930
Teléfono: 4803 1040
Funciones: Viernes 19:30 Hs. Sábados y Domingos: 19 Hs.