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CRÍTICAS

¿Querés hacer el favor de callarte, por favor?

 

¿Querés hacer el favor de callarte, por favor?

Adaptación dramatúrgica y dirección: Lisandro Penelas. Sobre textos de: Raymond Carver. Escenografía: Cecilia Figueredo. Diseño de vestuario: Ana Lidejover. Diseño de iluminación y Fotografías: Soledad Ianni. Intérpretes: Lorena Barutta, Daniel Begino, Cecile Caillon, Nicolás Ortiz de Elguea, Lucila Garay, Manuel Vignau.  Prensa: Flavia Salvatierra. 

 

…el episodio entero le trajo a la memoria cierta secuencia fílmica, un momento de honda intensidad dramática en el que Marian podía tener cabida, pero él no.

 (¿Querés hacer el favor de callarte, por favor?, Raymond Carver, 1976)

Enfrentar la experiencia extrasensorial que implica acercarse al universo carvereano no es tarea sencilla. Es dejar todo lo que uno es del otro lado de la puerta y entregarse desnudo para, finalmente, reflejarse en sus historias descarnadas. Lejos de ser un viaje de ensoñación, es un despertar abrupto con cada frase dicha como al pasar, con cada elemento engañosamente banal puesto a disposición de la trama. Raymond Carver es un provocador y toda representación de su obra no debe ser tomada de otra manera; reescribir a Carver es generar estallidos de sentido. Lisandro Penelas afronta la difícil empresa de darle encarnadura a tres historias del gran “héroe de la percepción” en un preciso entramado que logra unidad narrativa, consistencia y verosimilitud.

En ¿Querés hacer el favor de callarte, por favor? el clima inicial – logrado a partir de una acertada musicalización al compás de Antony and the Johnsons y una certera escenografía- nos invita a ser voyeurs de una intimidad que se asemeja a la de cualquiera, un entrecasa que parece, a simple vista, apacible. Pero en Carver lo aparente es artificio, y en esa calma espera – acechante y latente- el conflicto, siempre a punto de desbaratar el juego. El hilo conductor de esta historia, construida de retazos muy bien articulados, es sin duda, el sino de la literatura de Carver: bucear en la condición humana a través de las relaciones amorosas. Y siempre, pero siempre, en esa búsqueda se encuentra el desasosiego.

Lisandro Penelas toma tres cuentos de Carver escritos en épocas muy distintas de su historia literaria, ¿Querés hacer el favor de callarte, por favor? / Will you be quiet, please (1976), que forma parte de su icónico libro homónimo, cuando ya su estilo llevaba marca de autor, e Intimacy / Intimidad (1986) y Quienquiera que hubiera dormido en esta cama / Whoever was using this bed (1986), dos de sus últimos relatos, escritos bajo el influjo de su cabal conocimiento de la proximidad de su muerte. 

En las tres parejas que colman el espacio escénico, protagonistas de cada una las historias, y a la vez del nuevo relato dramatúrgico  de Penelas, se hace presente la tristeza de la felicidad, la intempestuosa necesidad de descender a los infiernos y escapar de la sofocante quietud. La precisa puesta en escena logra situarnos ahí, justo en ese cosmos de desbarajuste, en el punto de inflexión de la conciencia.

Sin embargo, las desiguales actuaciones no acompañan el devenir del texto y dejan emociones sin resolver, expulsando al espectador puertas afuera. El peso dramático queda desbalanceado, apoyado siempre en interpretaciones más contundentes como las de Manuel Vignau y Cecile  Caillon.  El mayor problema reside en corporizar la sutileza. Los personajes de Carver son narración en el silencio, creación de espacios nimios de significación, y en ¿Querés hacer el favor…., se desdibuja el delgado límite entre lo sutil -propio de Carver- y el desapego con la encarnadura del personaje.

En la escenografía, a cargo de Cecilia Figueredo, el animismo dice presente de una manera tajante. El poder que se le da a cada objeto refuerza notablemente la progresión narrativa. La iluminación es orgánica y funcional, aunque podría haber jugado un rol más decisivo a la hora de la creación de los climas carvereanos, tan difíciles de transmitir.

Reescribir a Carver es toda una provocación. Lisandro Penelas logra conjugar perfectamente esa intimidad arrolladora y esa cadencia hipnótica de las historias que desencadenan en tragedia. Pequeña tragedia típica. A través del humor, el cinismo, la violencia y la desesperación, los relatos se fusionan en un engranaje particular que potencia la narración. Y ahí queda, frente a los ojos del espectador, un  mundo abierto de par en par, de atmósfera agobiante y preguntas sin respuestas.

Teatro: Andamio 90, Paraná 660

Funciones: Domingos, 20.30 hs

Entradas: $ 40 y $ 25

 

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