Hay que agradecer una y otra vez a Werner Herzog por haber pensado en este documental, el darnos la posibilidad de contar con este verdadero sueño maravilloso del que nosotros, mortales corrientes no podríamos acceder si no fuese por causa de este proyecto; transitar el estrecho pasillo especialmente construido para realizar la incursión única a la cueva de Chauvet – Punt-d’Arc(Francia) con 32.000 años de historia, poder ver todo el arte en su interior incluyendo también los huesos, huellas, piedras, uno de los dibujos de 360° de un pubis femenino al cual tenemos el acceso denegado para no pisar la zona por la que ha dejado sus grandes huellas un oso. Gracias a Herzog, quien cuelga su cámara a un sostén, podremos completar esa imagen. Este nos brinda un nuevo registro de la femeneidad de la época cual Venus de Willendorf. Asi también sabemos que los leones de entonces no poseían melena (otro dato para los curiosos, en el documental hay varios).
Sobre el arte de estas cuevas, se encuentran dibujos en magnífico estado de conservación , parecen haber sido realizados a penas días anteriores al que han podido acceder los investigadores al lugar. No creeríamos en la antigüedad de estos si no fuera todo el entorno del que sí se puede establecer una fecha aproxiamada en miles de años. Pertenecen al arte rupestre del paleolítico para ser un poco más específica. La cueva se mantuvo cerrada durante 20.000 años a causa de una avalancha de rocas, esto sirvió para preservar su pasado. Tal como lo definió Herzog, una verdadera “cápsula del tiempo”.
Cinematográficamente hablando, Herzog plantea una comparación entre el arte rupestre y el comienzo de la aparición las imágenes en movimiento, podemos observar a los mamíferos que son dibujados con hasta ocho patas para representar el movimiento cual proto-cine. Pareciera que los “dibujantes” tenían una idea muy avanzada de la composición o, por lo menos, una observación muy atenta de las expresiones de los animales y los representaban minuciosamente ya sea en sus conquistas y luchas, como en todos sus movimientos.
Hay que destacar que el documental también es acompañado con bellísima música que resalta dramáticamente la imaginería visual. Desde un perfil fotográfico, trabaja los dibujos con luces y sombras por lo que se los pueda apreciar con diversas ópticas. Las explicaciones de los distintos investigadores son claras y concisas por lo que este constituye un documental, casi como “un paseo”, para toda la familia.
La Cueva de los Sueños Olvidados es un verdadero tesoro que por suerte fue descubierto y está siendo protegido. De todas formas nos deja un final referido a esta protección – al pasado, presente y futuro – para pensar…
