Circo criollo
La Denuncia se apoya en un acta policial de 1909 redactada en una comisaría de Las Flores, provincia de Buenos Aires, en la que una mujer dice ser viuda -de no sabe quién- y acusa a su ex marido de abusar de ella y de sus dos hijas.
Este hecho que podría ser leído a través del cristal de las luchas de género de los últimos años es retomado de modo desopilante para tejer una comedia criolla con los hilos de los enredos de los dramas autóctonos propios de principios de siglo, en tiempos de zafra y trabajadores golondrina que se ausentan de sus hogares y dejan a sus mujeres al cuidado de sus hijos por tiempos indeterminados y sin el desarrollo de las telecomunicaciones como para tener noticias del familiar ausente.
De un documento auténtico, entonces, Rafael Bruza genera un texto teatral riquísimo, plagado de aciertos y situaciones en las que los personajes se lucen a partir de la dirección de Claudio Martínez Bel que es, sin dudas, impecable. Los tonos, los fraseos, las acciones, los gestos y el modo de resolver las escenas hacen ver al director en cada movimiento que es llevado con tal maestría que en el mismo momento de su aparición se borra esta figura para que confluya en una sinergia ajustadísima.
Este organismo que generan autor, director y autores crea el más hermoso teatro que construye mundos y fantasías en las que el espectador es realmente arrancado del plano cotidiano, y es transportado en el fluir de la risa tras risa hacia el espectáculo. Los actores llevan mención aparte: tanto Federico Cesere, Marcelo Mazzarello, Gastón Ricaud, como Marcelo Xicarts se confunden en escena de modo tal que el actor es olvidado y cada personaje tiene su propia impronta y peso más allá de la figura que lo representa.
Las máscaras que utilizan ya de por sí suponen cierta expresividad que, sin embargo, obligan a un esfuerzo a un mayor por dar vida a una fijeza que es potenciada a partir de una gestualidad que incorpora en el esquema corporal el elemento extraño como propio.
Los cuatro actores se multiplican y desaparecen de la escena con una sapiencia performática que resulta mágica. Ahí asoma la mano invisible del director que se transforma en un titiritero y que también sabe que tiene en sus muñecos a las mejores herramientas que pudo hallar como demiurgo.
La Denuncia estalla, explota de teatro desde el vestuario, la iluminación, la escenografía, la música, los textos y todos los componentes que hacen de Federico Cesere, Marcelo Mazzarello, Gastón Ricaud, Marcelo Xicarts y Caludio Martínez Bel artífices del encanto sobre las tablas.
Teatro: Teatro del Pueblo – Av. Roque Saenz Peña 943.
Funciones: Miércoles 20 hs.
Entrada: $130.- y $180.-
Por Alelí Jait
Dramaturgia: Rafael Bruza. Dirección: Claudio Martinez Bel. Pelucas: Gabriela A. Fernández. Diseño de máscaras: Gabriela A. Fernández. Diseño de vestuario : Gabriela A. Fernández. Diseño de escenografía: Gabriela A. Fernández. Diseño de luces: Pablo Alfieri. Realización de vestuario: Marta Dieguez. Realización de pelucas: Gabriela Guastavino. Realización de máscaras: Guillermina Guardia, Alfredo Iriarte. Edición de sonido: Adolfo Smith. Música original: Esteban Ruiz Barrea. Fotografía: Paco Fernández Sánchez. Diseño gráfico: Paco Fernández Sánchez. Asistencia de escenografía: Estefanía Bonessa. Asistencia de vestuario: Carola correa, Luna Rosato. Asistente de producción: Florencia Orce. Asistencia de dirección: Florencia Orce. Producción general:Gastón Caminotti.Elenco: Federico Cesere, Marcelo Mazzarello, Gastón Ricaud, Marcelo Xicarts. Voz en off: Claudio Rissi. Prensa: Tehagolaprensa.