(Argentina, 2015)
Dirección: Franco Verdoia y Pablo Bardauil. Guión: Pablo Bardauil. Elenco: María Onetto, Carlos Belloso, Rafael Ferro, Esteban Meloni, Sandra Villani, María Lorenzutti, José Luis Alfonzo. Producción: Andrés Logares, Felicitas Raffo y Horacio Sereno. Distribución: Aura Films. Duración: 73 minutos.
Sombras borrosas.
Hay historias que comienzan cuando todo termina. Analizando estas historias se reflexiona sobre lo que ocurrió, se diseccionan las sospechas, que cobran fuerza, controlando una a una las células de lo que queda de la relación. Comenzar desde el final es narrar la crónica de una desaparición anunciada a partir de retazos, momentos deformados por los recuerdos y las necesidades del inconsciente. El segundo opus de los directores Franco Verdoia y Pablo Bardauil es una obra de suspenso sobre la imposibilidad de conocer a los demás, las personas que nos acompañan en nuestro viaje, a través de la vida narrada a partir de la separación de una pareja adulta.
En medio de las sombras que los seres humanos echamos a la realidad para ocultar nuestra personalidad, Juan (Carlos Belloso), un escritor y docente, se acomoda en su nuevo hogar en una antigua casa tras su amistosa separación de Juana (María Onetto), una conductora de televisión que añora sus días dorados como actriz de teatro independiente. La pareja recién separada vive momentos de angustia tras más de veinte años juntos debido al cambio de rutina y al descubrimiento de la soledad. Mientras Juan plasma su experiencia en una nueva novela, Juana organiza fiestas con gente de los ambientes teatrales, y así, ambos se adaptan como pueden a su nueva vida.
En medio de esta historia, el guión desenvuelve sus sombras borrosas sobre el fin de la relación y el futuro de la pareja, a la vez que crea velos alrededor de la realidad y las suposiciones, los cuales funcionan como un cuestionamiento de la delimitación entre la realidad y la ficción, representada a partir de la construcción ficcional de la novela que escribe Juan para afrontar de manera consciente los temores e incertidumbres que lo acosan inconscientemente. A medida que transcurre el metraje, la película se va convirtiendo en una sombra que mezcla el pasado y el presente contraponiendo los recuerdos de la pareja de los mismos acontecimientos para sembrar dudas acerca de ambos. La novela a punto de publicarse y la novela en proceso constituyen una sombra que se cierne borrosa sobre el carácter displicente, cayendo en la obsesión y las mentiras.
Con grandes actuaciones de María Onetto y Carlos Belloso y una exquisita labor de fotografía de Jorge Dumitre, La Vida Después nos coloca en la antesala de los finales afligidos y sus letanías al desasosiego interminable para transfigurar los amores que concluyen y las perversiones a las que dan lugar, derivando en la transformación de ese amor en algo inaprensible que nos atemoriza o nos lleva a lugares y encuentros inesperados.
Por Martín Chiavarino
