El título refiere al personaje central, una joven (Eugenia “China” Suárez) que ingresa a trabajar a un hogar de clase alta como personal doméstico, en reemplazo de su prima accidentada.
La familia “tipo” está integrada por Camilo (Rafael Spregelburd), su esposa Luisa (Julieta Cardinali) y sus dos hijos: Matilda (Minerva Casero) y Ceferino (Felipe Otaño). La familia, de clase media alta y confesión judía, aparece al inicio como muy unida y consolidada, próxima a festejar las bodas de plata de los progenitores.
Pero pronto se van develando fracturas entre sus miembros, que la llegada de Linda potenciará. La dueña de casa le señala a Linda que debe tener cuidado con la limpieza, ya que el living está adornado con objetos delicados y costosos. Además, enfatiza “algo importante”, al señalarle textualmente que no permitirá nada de “alcohol o productos raros”.
Su marido, por su lado, muestra un cierto interés, apetito podría ser una buena descripción, cuando se lo ve oliendo la ropa interior de la joven o cuando en un momento pone una mano sobre el hombre de ella.
Ceferino escuchará comentarios de uno de sus amigos, quien afirma que “Linda está buenísima” pero no se animará a avanzarla, al revelarse un adolescente algo tímido (escena con una máscara, por ejemplo).
Finalmente, su hermana mayor se muestra ciertamente infatuada ante la belleza de Linda, pero la sorpresa mayor la protagonizará su madre, cuando se manifieste su insatisfacción matrimonial en varias oportunidades al estar ella junto a su doméstica. Y el estallido se producirá durante la fiesta de los 25 años del matrimonio.
La oportunidad de conversar amablemente con Cardinali y la “China”, permitió a este cronista conocer algunos pormenores de la filmación y su preparación.
Waintein señaló que eligió la provincia de San Juan, como origen del personaje central, ya que suelen ser mujeres muy bonitas y además tuvo en cuenta que de ese territorio era la Difunta Correa.
Otro dato interesante lo aporta Eugenia Suárez al indicar que antes de iniciar la filmación prácticamente no conocía a Julieta Cardinali, pero que hubo mucha química entre ambas. En cambio, ya habían coincidido en una película anterior con Spregelburd.
Fue muy interesante la coincidencia que tuvimos con Wainstein, al señalarle que en algún punto la situación que plantea la llegada de Linda a la casa recuerda, a la “bomba” (término que usó la directora) que estalla con el arribo del personaje de Terence Stamp en Teorema, el célebre film de Pasolini.
La “China” señaló que prefería que quien la dirigiera fuese una mujer, ya que opinaba que suelen tener miradas más sutiles. Admitió no conocer mucho sobre los hogares judíos (comentario sobre la “shikse”) pero que en cambió conocía muy bien y había disfrutado ir a Israel, adonde había viajado junto a Cris Morena, casi una decena de veces.
Un comentario adicional y muy apropiado de ella es que pensaba que lo que ocurre en ese hogar a la corta o a la larga tenía que suceder y que hasta imaginaba que la familia hasta estaría agradecida por su presencia.
El final, que obviamente no develaremos, es esperable pero no necesariamente obvio. Muestra que Mariana Wainstein tiene crédito para futuros (esperemos) largometrajes.
(Argentina, 2024)
Dirección: Mariana Wainstein. Guion: Diego Bliffeld, Sabrina Campos, Luciano Cocciardi, Horacio Convertini, Juan Cordoni, Nancy Gay, Mariana Wainstein. Elenco: China Suárez, Florencia Cardinali, Minerva Casero, Rafael Spregelburd. Producción: Agustín, Pablo y Pol Bossi. Duración: 100 minutos.