El segundo largometraje de ficción del cineasta gallego Eloy Enciso versa sobre la condición humana y lo hace a partir del revisionismo de textos de escritores exiliados víctimas del franquismo como Luis Seoane, Max Aub, Alfonso Sastre o Ramón de Valenzuela.
El relato, compuesto por una introducción y tres actos, aborda situaciones en torno a las consecuencias de la dictadura española, situadas en una difusa temporalidad que según intuimos, es apenas pasada la guerra civil. Quienes nos introducen al relato son las voces críticas más pronunciadas: dos mendigos en la puerta de una iglesia, la institución cómplice por excelencia de lo acontecido en aquella época.
Un hombre joven expulsado por motivos políticos (Misha Bies Golas) vuelve al pueblo para sorpresa de todos. En su viaje intercambia algunas palabras con un comerciante que desea vivir el sueño americano. En la estación, una madre espera inútilmente que su hijo regrese y ruega que los políticos abandonen la lógica bélica. El punto de vista del director se posiciona mediante la elección de sus textos: las guerras desembocan en la miseria más cruel corrompiendo el espíritu y los ideales de sus ciudadanos.
A partir de una sucesión de cuadros teatrales, desde el de un candidato a alcalde y su demagógico discurso a una partida de cartas en un bar en la que no se pueden expresar opiniones, Enciso sabe capturar mediante estos personajes las problemáticas que aquejan a un pueblo y que mantienen su vigencia hasta la actualidad. Los parlamentos de los personajes permiten entrever una triste resignación ante la situación política y moral de Galicia. Otro recurso utilizado, ya desde el orden más estricto de lo documental, es el de la lectura de cartas de prisioneros en sus últimos días.
A nivel visual, se observa una exploración de la plasticidad de la imagen, cercana al claroscuro y a la pintura tenebrista. Enciso utiliza una tipología de planos canónica y muy teatral. La película, hablada íntegramente en gallego, le otorga una particular musicalidad al discurso de los personajes, así como sus largas pausas y silencios. La presentación de los espacios nos sumerge en la vasta inmensidad de la región a través de largos planos generales: sus campos, sus ríos, sus gélidos paisajes y sus hipnóticos bosques crean una atmósfera mística, algo inquietante y en ocasiones desoladora.
Destaca especialmente el monólogo de Celsa (Nuria Lestegás), una compañera del protagonista, quien a través de su desgarrador testimonio expone la despersonalización ante el miedo y el trauma de la pérdida. Transitar esta larga noche abre la posibilidad de dialogar con el presente y comprender determinadas cuestiones de la propia historia que desembocaron en incertidumbre, soledad y confusión de gran parte de la ciudadanía española.
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(España, 2019)
Guion, dirección, producción: Eloy Enciso. Elenco: Misha Bies Golas, Verónica Quintela, Manuel Pumares. Duración: 93 minutos.
