Martes 1 de marzo 2011
María Puga Lareo / Voz
Quique Sinesi / Guitarra – Horacio Mono Hurtado / Contrabajo
Quintino Cinalli / Batería – Sergio Vainikoff / Teclados
Pizza con champagne.
Decididamente, tras un día de arduo trabajo, cuando uno no ha tenido tiempo siquiera como para tomar una merienda, asistir a un concierto o presentación no parece ser una sabia decisión, y más aún presintiendo que el estómago podría estrujarse durante el desarrollo del show. Considerando que con las mejores ganas, y bises mediante, un cantante standard no dura parado en un escenario más 90 a 120 minutos, al intento me avoqué.
Faltaba apenas un rato, para que el reloj marque las veintiuna, (ese es el horario en el cuál está permitido estacionar sobre la reconocida avenida porteña con grandes luces de espectáculos, sin que la grúa del servicio de tránsito del Gobierno de la Ciudad, se alce con mi vehículo tres horas después como en la fábula de La Cenicienta; pasado el tiempo señalado, mi carruaje pasaría a convertirse en una calabaza, o sea, una muy costosa boleta de infracción), cuando al frente de donde estaba estacionando, las luces de marquesina de una de las pizzerías más tradicionales de nuestra ciudad captaron mi atención, como si estuviese parpadeando frente a la iluminación titilante de un teatro, en una de sus funciones inaugurales.
Pasadas las veintiuna, más tranquilo gracias a haber dejado el vehículo bien aparcado (no me convertí en ratón ni perdí mi encanto, creo…) me encuentro con la hermana de una (sino la mejor) de mis amigas (gran tema de ardua discusión durante mis vacaciones: no suelo tener muchas mujeres amigas), firme acompañante de eventos a los que a veces asisto a ciegas. Siempre es más que grata su compañía. Entramos al Maipo Kabaret a escuchar un recomendado espectáculo de jazz.
Según lo que pude constatar en el mail “Invitación de Prensa” minutos antes de entrar, se sugería que una nueva clase de pizza estaría por inventarse, por descubrirse, ¿cuáles serían sus ingredientes y condimentos?.
Se llama María Puga Lareo. Es una receta que supuestamente se fomentó en Estados Unidos y ya formó parte de otras pizzerías, perdón…placas. Su mayor atractivo es un ingrediente sugerente: Quique Sinesi en guitarras. Dicho compositor y ejecutador de guitarra de siete cuerdas es con quien me deleité en la presentación de la formación Alfombra Mágica y cuya placa “Cuchicheando” fue reconocida entre las mejores del 2010.
Además, sumemos las citas de Lalo Schifrin, o de diarios como La Nación o Clarín, destacando que éste plato sería “extraordinario, lleno de talento, sólido, fresco y recomendado”. No podía imaginarme que un ingrediente así, junto con una receta exitosa podría fallar.
Mi deleite por la pizza, (invento culinario de los más exquisitos según mi parecer), va de la mano de la simpleza: ¡qué mejor que una buena porción de muzzarella, una porción de cancha o la fainá!. Son las que más consumo.
Pero volviendo al show, la mezcla de tantos géneros como el tango (la pizza del bien macho o de anchoas), swing (una napo), jazz (la delicadeza de una pizza con palmitos), blues (una fugazza, ¡qué más triste que la cebolla al cortarla!) y ya perdí la cuenta de cuantos más, ah, si, la bossa nova (pizza brasilera, aquella con ananá… frutas en una pizza, ¡qué invento raro!), terminaron por concretar un pastiche de lo que no integraría ese estándar personal que cada uno considera como “el buen gusto”. Una pizza a la que le metemos palmitos, morrones, tomate, muzarrella, huevo rallado y aceitunas negras calientes. En fin, se llega a la instancia en que una simple pizza recargada con exceso de adornos, cual árbol en navidad, termina tumbándose, o mejor dicho, convirtiéndose en una tarta.
Puga Lareo, entró en escena, vestida cual Jessica Rabbit (la novia del conejo Roger). Sí, aquí no estoy exagerando. Apoyada en posición, sugerente, sensual sobre una columna del Kabaret, micrófono en mano, mirada fuerte, nerviosa y provocativa a la vez, entonó temas jazzeros como “My Funny Valentine”, “In a Sentimental Mood” (aquella hermosa composición de Duke Ellington). Ya con esa irrupción, algunos en la sala nos miramos desconcertados y distinguimos rápidamente de qué iria el show: una guerra constante entre un estómago hambriento (o el de varios) y tomar la decisión de levantarse de la butaca e irse. Por timidez o respeto a la presentación y cobertura para este medio, intenté calmarme.
El repertorio era atractivo y universal, incluye composiciones argentinas, brasileras y estadounidenses. Facetas se denomina esta nueva placa, grabada en Estados Unidos. Una versión muy cálida del emblemático tema del film Bagdad Café, “Calling You”, impuso una mejoría en el tono vocal.
Quizás la versatilidad para entonar tantos géneros no ayude a la presentación en vivo. Distingo que debe ser muy difícil pasar de un tono vocal a otro con picos elevados, agudos, constantemente. Jazz, bolero, tango y bossa son géneros demasiado distintos como para que una misma voz, si no es la calificada, los interprete. Dentro de la faceta latina, el bolero, de las manos de Manzanero en “Contigo a la Distancia”, o la porteña “El Día que me Quieras” de Gardel y Le Pera, perdonen pero lo tengo que decir, quedó destrozado.
Culminando la noche, con el crujir de estómago que elevado a mis oídos, la “faceta” que Lareo mejor interpretó, y que a mi consideración y de mi acompañante, mejor encajó dentro de su repertorio, fue la de los temas de origen brasilero, cantadas en portugués, con un despliegue más descontracturado y mayor soltura. “Angela “ de Tom Jobim y “Beijo Partido” de T.Horta, alcanzaron para que, al menos, la noche tuviese algún atractivo.
Bochornosa fue la acción de algunos invitados en la sala. Familiares, quizás, o ferviente seguidores esbozaban un “bravo” en cada tema, inclusive antes de haber finalizado.
El ensamble de músicos no desconcertó, musicalmente hablando, pero debo aclarar que tampoco se los sintió cálidos sobre el escenario acompañando a la cantante. Cada tanto, con miradas cómplices, hasta sonreían.
Algo así como una grande de muzarella a la que le faltan las aceitunas. Hubo lugar para un dúo entre Lareo y Sinesi: un tema sólo instrumental compuesto por Sinesi que anecdóticamente fue lo mejor de la velada.
¿Se considera a la fainá un tipo de pizza? Es una mezcla de harina de garbanzos y agua, a los que le falta el condimento más importante: la cantante.
Culminando la función, algún desconsiderado pidió un “¡otra!” y aunque no lo crean, luego hubo otro bis sin siquiera el pedido del público, una yapa que en las pizzerías raramente nos dan.
Rápidamente bajamos las escaleras hacia la salida, directo a “Las Cuartetas”. Nada nos demoró, el pedido ya estaba hecho: dos coca colas, dos porciones de muzarella cada uno, acompañadas de una fainá, sin hablar, muertos de hambre devorando.
¡Esto sí era como escuchar a Maria Callas entonando “La Mamma Morta”!.
Sitio web de María Puga Lareo:
www.mariapugalareo.com
delorenzo@asalallenaonline.com.ar