MARILINA BERTOLDI EN LA TRASTIENDA – VIERNES 17 DE JULIO DE 2015
Marilina Bertoldi – Voz, guitarra eléctrica y teclado
Luciano Farelli – Guitarra eléctrica
Daiana Azar – Bajo eléctrico y sintetizador
Edu Giardina – Batería
Viernes a la noche frente a la entrada de Balcarce 460. El cartel anunciaba el comienzo del recital para las 23.30 y ya casi era medianoche en la fría Buenos Aires de mediados de Julio. “Yo no espero, yo me haré esperar”, advierte Marilina Betoldi en la canción “A mi muerte” y quien avisa no es traidor. Una vez que la mayoría de la gente terminó de ubicarse en las mesas comenzó el show.
Marilina subió al escenario de La Trastienda acompañada sólo por su guitarra. Comenzó a entonar las estrofas de “En mi” -primer tema de su segundo disco solista “La presencia de las personas que se van”- mientras que Luciano Farelli en guitarra eléctrica, Daiana Azar en bajo y Edu Giardina en batería se sumaban paulatinamente a su lado. Tras unos primeros minutos de calma, el grito final de la canción indicó la ambivalencia de intensidades que la artista, al igual que en su obra, recorrería en escena.
Al mismo tiempo que estuvo al frente de la banda de rock Connor Questa, Bertoldi creó seis episodios audiovisuales difundidos por Internet que conformaron “El peso del aire suspirado”, su primera versión solista. Tras la separación del grupo, y con un segundo disco propio editado, la cantante de cabellos enmarañados seduce desde la dualidad de su propuesta en vivo: set solo – set eléctrico. Elija y gane.
Luego de la interpretación de “Puentes” y su inmejorable estribillo, “Ladran” ocupó el tercer lugar de la lista con un riff al mejor estilo Rage Against The Machine y una combinación de platos de batería a lo “Whole Lotta Love” de Led Zeppelin. El recital continuó con “Poción” y “A mi muerte”, la cual tuvo un arreglo rítmico instrumental que los cuatro músicos tocaron al unísono.
Al igual que en un film, la puesta en escena de un concierto es fundamental y en este caso cada una de las canciones estuvo complementada de una iluminación propia que le imprimió una impronta intimista a la velada. A todo esto hay que sumarle un sonido impecable, una ambientación minimalista y una ajustada ejecución por parte del cuarteto.
En la mitad del show, la oriunda de Sunchales, Santa Fe, volvió a quedar sola para interpretar “Incendios” -con dedicatoria a su abuela Potota por su cumpleaños- y “Separar”. Luego, el punto más alto y aplaudido de la noche llegó con el cover de “Feeling good” en el que Bertoldi se lució al crear en vivo un loop de patrones rítmicos y melódicos sólo con su voz y las palmas de las manos. Finalmente, Marilina se convirtió en orquesta.
Después de “Presagio”, Daiana Azar fue la encargada de disparar la introducción electrónica del cover “Teardrop” de Massive Attack que Marilina acompañó en teclado al mismo tiempo que los espectadores hicieron lo propio con un movimiento involuntario de cabezas. Lo cierto es que, al igual que la cantante prefirió expresarse con su música antes que interactuar con el público, los presentes se dedicaron a escuchar atentamente el recital en un respetuoso silencio que sólo interrumpieron para aplaudir entre tema y tema. Casi al final, el músico y productor Guillermo Porro subió a tocar la guitarra en “Malabares” antes que la lista cerrara con “Puerto”, “Hoy lo veo” y la emocionante “Entendí”.
Dueña de una voz imponente que puede pasar de la quietud y la calma a una vehemencia desgarradora en una misma frase, Marilina Bertoldi es una artista emergente que no pasa desapercibida al ser escuchada y que genera intriga sobre sus próximos pasos.
Crítica: Cristian Calavia / @cristiancalavia
Fotografía: Rubén Moretti.