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CRÍTICAS - CINE

Nuovo Cinema Paradiso

(Italia/ Francia, 1988/ 2013)

Dirección: Giuseppe Tornatore. Guión: Giuseppe Tornatore y Vanna Paoli. Elenco: Philippe Noiret, Salvatore Cascio, Jacques Perrin, Agnese Nano, Brigitte Fossey, Antonella Attili, Marco Leonardi, Enzo Cannavale. Producción: Franco Cristaldi y Giovanna Romagnoli. Distribuidora: Independiente. Duración: 173 minutos.

El amor por el cine, a través del cine mismo, pocas veces fue tan bien reflejado como en Cinema Paradiso. El por entonces debutante Giuseppe Tornatore cautivó y conmovió al público con una historia de amistad, de pasión y de devoción por las películas. Fue un suceso que ganó el Oscar como Mejor Película Extranjera -entre una buena cantidad de premios- y se convirtió en un clásico reconocido hasta por el público no adicto al séptimo arte. Difícil no emocionarse con la música de Ennio Morricone, en otra de sus inolvidables bandas sonoras.

La versión estrenada en 1988, que tantos logros consiguió, duraba 124 minutos y no era el corte de Tornatore sino el de los productores. Pero hoy podemos conocer la película tal como el director la soñó. Este material, ahora completo, fue bautizado como Nuovo Cinema Paradiso (título original del film en Italia).

El film mantiene la premisa de siempre: la relación entre el pequeño Toto, y Alfredo (Philippe Noiret), el proyeccionista del único cine del poblado de Giancaldo, en los tiempos de la Segunda Guerra Mundial. Fanático del séptimo arte, el pequeño (interpretado por Salvatore Cascio en esta etapa de su vida) aprende el oficio y toma el lugar de su mentor cuando él tiene un accidente fatal. Manteniendo un tono de drama, humor y calidez, el segundo acto sigue la vida de un Toto ya adolescente (ahora es Marco Leonardi), creciendo en la cabina de proyección y descubriendo el amor cuando conoce a Elena (Agnese Nano). Y al final, como al principio, aparece el Toto adulto (Jacques Perrin), que se reencuentra con su pasado.

Las escenas adicionales -de 50 minutos- profundizan en la subtrama romántica, que incluye sufrimiento, prejuicios por parte de los padres de Elena (de adulta, Brigitte Fossey), desencuentros y un amor que va y viene. Si bien provoca que la duración del largometraje sea de casi tres horas, sobre todo el tercer acto, enriquece la historia; le otorga más complejidad a la trama y, sobre todo, al personaje de Alfredo.

La película también puede ser vista hoy como una metáfora del cine italiano. Una cinematografía que conoció el esplendor en los ’40, gracias al neorrealismo, con Vittorio De Sica como prócer indiscutido. Una cinematografía que fue creciendo, tanto por el lado del cine de autor como del más comercial (que tampoco renunciaba a la autoría): Federico Fellini, Pier Paolo Pasolini, Mario Monicelli, Ettore Scola, Dario Argento… Y qué decir de astros como Marcello Mastroianni, Sophia Loren, Alberto Sordi, Monica Vitti, Vittorio Gassman… Pero a fines de los ’80 y principios de los ’90, el cine de ese país sucumbió y muchos de los íconos debieron refugiarse en la televisión o no recuperaron el nivel de antaño o directamente se retiraron. Sin embargo, estas figuras no fueron olvidadas, y su importancia en el cine italiano y del mundo continúa vigente.

Nuovo Cinema Paradiso podrá gustar más o menos, pero es indispensable para todo el que amó el corte del ‘88. Una versión donde queda demostrado que a veces, para alcanzar la felicidad, es preciso hacer sacrificios radicales y dolorosos. No obstante, jamás deja de ser una experiencia sublime para los fanáticos de siempre y la oportunidad perfecta de ser descubierta por nuevas generaciones de cinéfilos.

calificacion_5

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