Domingo 8 de marzo.
El segundo día de Pantalla Pinamar también significa el comienzo de las conferencias de prensa, que tienen lugar por la mañana en el Hotel Algeciras. La mejor oportunidad para que periodistas y otras figuras del medio cinematográfico pueda tener contacto con realizadores, actores y programadores y otros representantes de un film o país.
La primera conferencia estuvo dedicada a Ave Fénix, opus de Christian Petzold elegido para abrir el festival. Entre los presentes estaba Nina Kunzendorf, una de las protagonistas de esta historia ambientada en los primeros días luego de la Segunda Guerra Mundial. Con mucha seriedad y lucidez, Kunzendorf respondió preguntas acerca de cómo compuso a su personaje -una “amiga del alma”, según sus palabras, de la protagonista, interpretada por Nina Hoss- y también víctima de las atrocidades cometidas por los nazis. Confesó que se atiene más al guión y no se guía por elementos externos. En cuanto a su opinión sobre cómo son recibidas en Alemania películas con esta temática tan incómoda para esa nación, dijo que allí se la toman con más cautela y resquemores, algo que no sucede con el público de otros países, y destacó que pocas películas retratan los sucesos posteriores al Holocausto, ya que la mayoría transcurren durante las épocas del horror. Con respecto a su trabajo con Petzold, hablaron principalmente de la relación previa entre su personaje y el de Hoss.
La siguiente conferencia tuvo como protagonista a la escuela de cine del INCAA, la ENERC, quien está cumpliendo 50 años. Pablo Rovito, rector de la institución, hizo un repaso rápido de su historia, incluyendo los cierres que sufrió durante los gobiernos de facto. Destacó logros –incluyendo la financiación de trabajos de alumnos, que comprende dinero para viáticos y catering, y equipos- y cómo sirve como cantera a grandes cineastas durante diferentes épocas. Rovito, que lleva 30 años vinculado a la escuela, donde pasó por todos los rangos, estuvo acompañado por Antonio Jara, subsecretario de Cultura de Formosa, y Gonzalo Morales, su par de Jujuy; ambos son fundamentales para la federalización de la ENERC, ya que cuenta con sedes en esas provincias. Una movida que está resultando exitosa debido a la cantidad de anotados para acceder a pocos plazos. Rovito también anunció que próximas sedes serán en las regiones de cuyo y de la Patagonia, y que el primer festejo será en abril, con miembros históricos de la escuela y otras sorpresas. Jara rescató lo fundamental de llegada de ENERC al norte (“Un norte pobre, pero no empobrecido”) y cómo incentivará a la cultura de la provincia y permitirá una correcta formación de quienes hacen cine en aquella parte de la Argentina. “Los egresados podrán darle voz e imagen a quienes hasta hace poco no tenían ni voz ni imagen”, agregó. En cuanto a Morales, contó su experiencia tratando de ingresar a la ENERC y el orgullo que representa comunicarle a gente de Jujuy que ya no es necesario irse a Buenos Aires para estudiar cine. Según sus datos, 180 personas ya se anotaron para ingresar y sostuvo que “es un gran logro y hay que sostenerlo año tras año”. Rovito reveló que el cuerpo docente de ENERC de Buenos Aires darán clases en Formosa y en Jujuy, aunque pronto incorporarán a docentes que ya residen en aquellas zonas (varios de ellos, formados en la escuela), más allá de que el plan es que el sistema de los docentes sea rotativo. Morales reconoció la importancia de la sanción de la Ley de Cine en Jujuy y de lo fundamental de la formación de profesionales allí, e hizo un balance de la primera edición de Ventana Andina, que este año contará con un premio al estilo de Raymundo Gleyzer destinado a cineastas de la región. Rovito hizo hincapié en un tema común vinculado a la ENERC de Buenos Aires: el limitado cupo para una enorme cantidad de aspirantes. Defendió el sistema de trabajar con pocos alumnos porque considera que es mejor formar a un grupo reducido, y que la posibilidad de incluir más lugares daría para otro tipo de formación, aún cuando el docente sea siempre el mismo. Además, habló de un proyecto de incluir una carrera de efectos especiales a partir del próximo año.
Las primeras dos conferencias dejaron en claro la impronta del festival: enaltecer al cine argentino y de Europa, en el marco de un encuentro agradable, rebosante de hermandad y películas que ya están llenando salas.
La Pasión de Marie, de Bille August (Dinamarca, 2012 – Dinamarca: Clasicismo y Renovación)
Uno de los representantes más reconocidos del cine danés de las últimas décadas es Bille August. Pelle, El Conquistador, protagonizada por Max von Sidow, le permitió ganar el Oscar a la Mejor Película Extranjera, y hasta Ingmar Bergman lo eligió para dirigir Con las Mejores Intenciones. Aunque su carrera internacional no terminó de generar el mismo impacto –La Casa de los Espíritus, Smila: Misterio en la Nieve y Los Miserables, entre otras-, nunca perdió prestigio.
La Pasión de Marie marca su regreso a Dinamarca, y con una historia no menos intensa.
Marie (Birgitte Hjort Sørensen) no es feliz. Está casada con P.S. Krøyer (Søren Sætter-Lassen), el artista plástico más célebre del país; tiene una hija con él y los tres viven en una aldea tranquila, pero ni de esa manera pueden disimular el calvario íntimo que se va expandiendo como una mancha de brea, principalmente por los ataques de esquizofrenia del pintor. En ese contexto, conoce a Hugo (Sverrir Gudnason), un compositor sueco. Ambos se enamoran al instante. ¿El principio de una etapa más alegre de su vida? Lejos de eso, las relaciones se irán complicando, al punto de que afectarán aún más su vida.
Un drama de época acerca de la opresión dentro de un matrimonio, y de cómo es difícil encontrar la paz y el amor verdadero en una sociedad aristocrática de comienzos del siglo XX, donde, al igual que en los grupos de alto nivel de todas las épocas, es imprescindible mantener las apariencias.
August sigue demostrando su rigurosidad a la hora de contar las vicisitudes de un personaje que debe buscar la felicidad en medio de un ambiente hostil, y también su cuidado para recrear períodos históricos. Pero el punto más elevado del film reside en Birgitte Hjort Sørensen, de una entrega total en el rol de la sufrida Marie. La ascendente actriz reúne belleza y talento, y ya comenzó su carrera internacional en Autómata, junto a Antonio Banderas, y dentro del elenco de la inminente Pitch Perfect 2; ya está pisando Hollywood, siguiendo los pasos de sus colegas y compatriotas Mads Mikkelsen y Connie Nielsen.
Tan clásica en su estilo como atemporal y universal desde lo temático, La Pasión de Marie presente a un Billi August en forma y catapulta a una potencial nueva estrella cinematográfica.
Leviathan, de Andrei Zvyagintsev (Rusia, 2014 – El Acontecimiento)
Como sucedió con Alemania, Italia y Dinamarca, Rusia supo ser uno de los países referentes y revolucionarios de la cinematografía mundial. Basta con nombrar a Sergei Eisenstein para llevarnos a una buena cantidad de obras cumbres y de estilos que aún hoy conservan su potencia e influyen en nuevos cineastas. Con el pasar de las décadas, el cine ruso perdió la fuerza de antaño, pero, también como en el caso de alemanes, italianos y daneses, siempre aparecen nombres y films que mantienen a aquellas frías tierras en el mapa del séptimo arte. Leviathan es el nuevo exponente, y uno de los más provocadores de los últimos años.
En el poblado costero de Pribrezhny, Kolya (Alexei Serebriakov), un simple mecánico, debe lidiar con el alcalde (Roman Madyanov), quien pretende de apoderarse de su propiedad, ya que la reclama como suya propia. Una batalla legal, para la que el protagonista contará con la ayuda de Dmitri (Vladimir Vdovichenkov), viejo camarada y ahora abogado. Pero la participación de este personaje será parte de una serie de consecuencias aún más terribles.
La película fue acusada de “antirrusa” por el presidente Vladimir Putin, por mostrar conductas decadentes y plasmar un clima pesimista, y hasta se estrenó con censura (además, según leyes de cine de ese país, no se pueden pronunciar malas palabras en las películas). Desde ya, el director Andrei Zvyagintsev no titubea a la hora de mostrar los abusos y la implacable corrupción por parte de las autoridades en general -la iglesia, otro ejemplo, representada por un sacerdote que no invita a la fe- para con los sufridos ciudadanos. De hecho, en una de las escenas más tensas, el alcalde dice que Kolya y los suyos son “insectos”. El realizador tampoco le tiembla el pulso cuando se trata de contar una historia familiar en donde la felicidad se asemeja a la más delirante de las utopías. Una mirada oscura, difícil y compleja, y sabe acompañar sus ásperos guiones con imágenes de un impactante poderío visual, de manera que logra un complemento perfecto entre forma y contenido.
A través de un gélido microcosmos, Leviathan escupe el duro presente de una nación, y lo hace con cine de primer nivel, sin caer en sentimentalismo, a pura honestidad brutal.
Jauja, de Lisandro Alonso (Argentina / Dinamarca / Francia / México, 2014 – Y el Ganador es…)
Con cuatro películas, Lisandro Alonso se convirtió en una cara conocida en festivales internacionales y para un grupo de seguidores. La impronta contemplativa de su obra ya es característica, y si bien puede gustar o no, ocupa un lugar destacado en el cine nacional.
Sin apartarse de sus inquietudes, en Jauja sube la apuesta al contar con una figura internacional.
La Patagonia, principios del siglo XX. Gunnar Dinesen (Viggo Mortensen), un geólogo de origen danés, llega al Sur argentino en busca de Jauja, un territorio que, al de estilo de El Dorado, ofrece riquezas pero es inhallable. Y en medio de la misión pierde a su hija mayor (Villbjork Malling). Sale a buscarla, sin parar, pero descubrirá que ese viaje podrá cambiarle la vida.
Como sucedía en films como La Libertad, aquí también hay un estudio sobre el hombre y la naturaleza, y cómo el individuo se vuelve pequeño en la inmensidad que lo rodea. Para enrarecer el clima, recurre a elementos oníricos que convierten a las tierras patagónicas en un paraje misterioso, no carente de peligros. Y cuando llega el momento justo, se atreve a desafiar al espectador, y lo hace con inteligencia.
Viggo aparece gran parte del tiempo en pantalla y vuelve a dejar en claro que puede sostener una película él solo y también su versatilidad a la hora de asumir roles físicos, emocionales y las dos cosas en una misma historia. Y versatilidad para los idiomas: esta vez puede hablar en danés, el idioma de su familia paterna.
Jauja puede generar muchos sentimientos, pero nunca indiferencia, probando que el cine de Alonso continúa en la misma búsqueda.