Poor Things es un film dentro de lo que definiríamos en la teoría del arte como una estética “barroca” inclinada esencialmente hacia el “rococó”. Si lo Barroco estaba al servicio del poder absolutista, el Rococó está a la subvención de la aristocracia y la burguesía. El artista pasa a trabajar con más libertad, su evolución se dirige hacia la expresión de un gusto más contemporáneo, independiente y hedonista, se presenta como un arte al servicio de la comodidad, el lujo y la fiesta.
El Rococó se distinguía por su profuso ensortijamiento y con respecto a la vertiente social, se inicia un cambio en el papel de la mujer, que la convierte en organizadora de reuniones para hablar de religión, literatura, política, juegos de ingenio o para bailar. Los personajes son representados con mucha elegancia, basados en la artificialidad, reflejando una imagen amable de una sociedad en transformación.
Poor Things, adaptación de la novela de Alasdair Gray y realizada por Yorgos Lanthimos, fue concebida dentro de ese mundo entre Barroco y Rococó, cuenta sobre nacimiento y desarrollo de una homogeneidad femenina que reivindica el derecho a ser un sujeto excéntrico y fuera de la ley establecida por la convencionalidad de la sociedad.
Poor Things recuerda por momentos películas que representan un estado anacrónico de esclavitud que encausa la aceptación y el ser admitidas por todos los componentes de una sociedad servil entre ellas: Canino de Yorgos Lanthimos, La naranja mecánica de Stanley Kubrick, Y la nave va de Fellini, Karel Zeman con su Vynález zkázy (La invención diabólica, sobre una novela de Julio Verne – 1958, The Village (La aldea- 2004), de M. Night Shyamalan, entre otras.
Poor Things está fundada sobre el punto de vista de Bella Baxter, que vive dentro de un palacio ideal, rodeada de comediantes donde solo existen fiestas y amores con actores que han dejado su piel de monstruos para encontrarse con su esencia intemporal.
Bella Baxter, magníficamente interpretada por Emma Stone, es la contracara de la escena, bien construida bajo los afeites de un maquillaje deforme, transformada luego en un rostro pulido y detenido para siempre en su belleza.
Bella Baxter, una recreación femenina de Frankestein (interpretado por un Willem Dafoe, lleno de cicatrices como el original de Mary Shelley), vive en un espacio enrarecido estableciendo un doble juego de muñeca que no está armada de retazos de otros cuerpos, sino de un único organismo al que se le ha insertado el cerebro de un bebé no nacido. Bella en ese momento es la expresión del Dadaísmo de ilógica y de difícil comprensión, dado que se basaba en una sucesión de palabras o sonidos muchas veces sin sentido. Y tomada desde una actitud de burla y humor contra la sociedad cuyo rol ya no se sabe cuál es.
Su ropa en cambio se presta al estilo surrealista. El surrealismo propone trasladar esas imágenes al mundo del arte por medio de una asociación mental libre, sin la intromisión censora de la conciencia. Por esa razón sus vestidos y los de los otros personajes son exuberantes y diseñados sobre modelos inconscientes más que por pensamientos racionales.
Poor Things cuenta el nacimiento y desarrollo de una armonía femenina que reivindica el derecho a ser un humano excéntrico. Las diferentes fases de su educación sentimental están marcadas por distintos hombres que la llevan a internarse a submundos paralelos a su propia realidad. Como en el caso de experimentar la perversidad de la prostitución en París y sentir la satisfacción de un voyerista que deja en libertad sus deseos sexuales a través de una mirada lasciva y deformada.
Este conjunto híbrido de estilos le permite al film penetrar en terrenos cenagosos y rescatar en cada centímetro personajes como los interpretados por Mark Ruffalo y Rami Youssef, transformados en ovejas gracias al aprendiz de brujo que es Bella.
Poor Things desenmascara la orientación de Yorgos Lanthimos por los encuadres en primeros planos, y medios planos para abrirse en alguna panorámica a espacios abiertos que le dan un aire de respiro al espectador, a la vez que los introduce en una estética extravagante en la que mezcla su cultura helénica con todos los movimientos experimentales del siglo XX, pasando por un fugaz expresionismo casi al final del film.
Yorgos Lanthimos es un director cáustico, sardónico, cuya moraleja en este film es que vivimos en un mundo cambiante y que a pesar de nuestra defensas contra lo “por venir”, siempre estaremos sujetos a ser marionetas de un supuesto ser superior que nos hará bailar al ritmo de sus deseos.
(Irlanda, Reino Unido, Estados Unidos, 2023)
Dirección: Yorgos Lanthimos. Guion: Tony McNamara. Elenco: Emma Stone, Willem Dafoe, Mark Ruffalo, Rami Youssef. Producción: Ed Guiney, Yorgos Lanthimos, Andrew Lowe, Emma Stone. Duración: 141 minutos.