ELOGIO AL STUNTMAN
Una película debe ser honesta con lo que está contando. Es más, ese juicio de valor se pone en marcha con las primeras imágenes de una película, con esto nos referimos a su declaración de principios.
Si lo primero que se muestra de una película es un compendio documental de escenas de riesgo, que reúne tanto al resultado final listo para consumo en sala como al capturado detrás de cámaras, la declaración es simple: lo que va a ver el espectador es un homenaje de 2 horas al oficio del stuntman. Un homenaje que, cabe decirlo, no es muy diferente a los espectáculos en vivo con stunts que alguna vez supo tener el Parque de la Costa, o los que sigue manteniendo hasta la actualidad los Universal Studios en Florida.
Si hay algo de espíritu crítico en todo esto es el tema de cómo los stuntmen no reciben tanto crédito como merecerían, al ser una parte crucial del cine, más esencialmente el de acción y aventura.
Hay modestas críticas al tema de la tecnología deepfake y el ego de las estrellas, donde con mucha facilidad se puede superponer la cara de un actor sobre la de un stunt, relegando cada vez más al fondo su labor y cimentando cada vez más el mito de “la estrella que hace sus propios stunts”.
Ante esto, no puede evitar sentirse una leve parodia a Tom Cruise en el personaje de Aaron Taylor Johnson, por lo menos en lo que refiere al orgullo de hacer todas sus stunts. Hasta podemos argumentar que Hannah Waddingham interpreta a una parodia de Paula Wagner, la socia productora de Tom Cruise, al menos durante los 90s y 2000s.
Es un homenaje que elige entretener en vez de dar lástima y hay algo de nobleza en eso. El oficio del stuntman se desempeña la mayoría de las veces en un formato de gran espectáculo donde el bien prevalece sobre el mal y el amor es eterno, por lo tanto es lógico que si van a ensalzarse a sí mismos (y conseguir que lo vea la mayor cantidad de público posible) lo hagan mediante una narrativa de ficción con dos protagonistas carismáticos como Ryan Gosling y Emily Blunt encabezando el elenco.
Esos son los términos de Profesión peligro. ¿Pudieron llevarlo más allá? Sí ¿Podrían haber hecho un trabajo de personaje más profundo? También. ¿La comedia y el romance funcionan tanto como la acción? No tan a menudo como quisieran. Sin embargo, no es esa su búsqueda.
No buscaron hacer con esta película lo que El luchador (Darren Aronofsky, 2008) hace con los peleadores de lucha libre. Lo que se busca con esta película es que el espectador lo pase tan bien como lo puede pasar en uno de esos shows en un parque de atracciones. Si te la olvidás al poco tiempo, eso es algo con lo que la película puede vivir. Siempre y cuando el trascurso en la butaca atraiga, y debe decirse que lo consigue.
Ahora, si vamos a hablar de repercusiones a largo plazo, no sería ilógico sospechar que apunta más hacia cierta entidad afincada en el Sur de California que debería acelerar los trámites con cierto reconocimiento al trabajo de los stuntmen. Uno que viene largamente atrasado y está película es una buena oportunidad para recordarlo.
(Estados Unidos, Australia, Canadá, 2024)
Dirección: David Leitch. Guion: Drew Pearce, Glen A. Larson. Elenco: Ryan Gosling, Emily Blunt, Aaron Taylor-Johnson, Hannah Waddingham, Teresa Palmer. Producción: Guymon Casady, Ryan Gosling, David Leitch, Kelly McCormick. Duración: 126 minutos.
